Cambio de equipo

C

uando se escucha en los parlantes del estadio la típica frase, cambio en el equipo, no es lo mismo que, cambio de equipo, más aún si lo llevamos a la política de estos tiempos, como ha ocurrido con el nuevo Presidente Gabriel Boric. Este “cambio de equipo” inaugura un nuevo estilo, una nueva generación, una nueva forma de hacer país y de gobernar, sin lugar a dudas, no es un cambio en el equipo, es el equipo el que cambia. Independiente que la alianza triunfante se haya ampliado a otros partidos y se incorporen algunas figuras que rememoran el pasado, éstas están en su lugar por como sienten, piensan y sueñan, igual que el nuevo equipo. Cristóbal Bellolio en CNN, sobre incorporación de los ex Concertación en el gabinete, lo describe así, “Boric compra las piezas por separado”, sin duda no es la Concertación 3.0, él incorpora los elementos escogidos a dedo para a cumplir los objetivos que desea cumplir.

Como en todo nuevo proceso, hay que tener cuidado, sobre todo con aquellos que le buscan la quinta pata al gato, la esquina en la pieza ovalada o el problema o conflicto donde no lo hay, ya que al final siempre se termina conversando y discutiendo de los flecos y no del meollo de los temas. Un gobierno no puede dejar que la dinámica perversa de los medios y el rating le cambie su agenda, porque para estos, lo que manda es vender y generar mayores clics y visitas, diluyéndose la relevancia o la importancia del tema tratado en pos del objetivo delineado.

En Chile, durante el último medio siglo, han ocurrido procesos emblemáticos que han aportado cada uno en su medida y en distinto grado a la historia socio política y económica nacional. Pinochet y la Junta imponiendo una economía de mercado a rompe y raja con los Chicago Boys del brazo, lograron que hoy Chile esté inserto en los mercados y ser una economía de las más fuertes y sanas en el continente. Algo impensado medio siglo atrás. Una Concertación que posteriormente reacomoda el modelo económico y lo hace suyo, con los cambios que estima pertinente tanto en la economía como en lo constitucional. La derecha con Piñera, por su parte, hace lo suyo tratando de hacer lo qué debiera haber hecho, pero ni siquiera la confianza y cifras del mercado le acompañan en alguno de sus períodos. Y ahora una juventud que se apodera de la izquierda y del gobierno, lo cual significa un cambio epocal, que incorpora al sector juvenil o millenials de la izquierda que, ni ellos se lo creían, haber podido llegar tan rápido el poder. Este cambio cultural en Chile será clave para hacer los cambios que la historia futura requiere de sus nuevas generaciones, pensando en los saltos cuánticos que el desarrollo futuro le depara al país. Habrá que esperar que puedan estar a la altura de los desafíos que se vienen por delante.

Como lo expresa en un matutino nacional el filósofo y académico Hugo Herrera, “el gabinete parece ser un paso pertinente en el significado preciso de venir a renovar masiva, pero no totalmente, de manera equilibrada, podría decirse, las élites y las capacidades comprensivas de las izquierdas”.

A lo mejor esta juventud nos permite creer más en el nosotros, en el colectivo, que en la autoridad única y suprema hacedora, que todo lo puede.