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“Dios entró desde el sur”, dijo el obispo Bastres a 500 años de la primera eucaristía

Lunes 26 de Octubre del 2020

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Durante varios años nos veníamos preparando como región y como Iglesia, para celebrar los quinientos años de la histórica navegación de Hernando de Magallanes y la celebración de la primera eucaristía en el estrecho de Magallanes. Dios entró desde el Sur (deus ab austro veniet), reza el lema de nuestra diócesis”.

Con esta reflexión el obipo de la diócesis de Punta Arenas, Bernardo Bastres evoca este quinto centenario.

“Nos imaginamos los sentimientos y el estado anímico de aquellos hombres que habían partido de España en septiembre de 1519 y que luego de muchos meses de travesía, aún no habían encontrado el paso interoceánico. Las dificultades propias del viaje en esas pequeñas y frágiles embarcaciones, las enfermedades, la añoranza de estar lejos de la familia y los seres queridos, las tensiones y diferencias en la tripulación”.

En ese contexto, recordó, mientras algunos andaban buscando la salida del estrecho, bajan en la bahía de Las Sardinas para celebrar la primera eucaristía en nuestro territorio. “Seguramente su intención era pedirle a Dios que necesitaban encontrar tal paso y volver a colocar sus vidas en sus manos”.

Una celebración no exenta de tensiones y dificultades, “lo que sucede siempre en nuestras celebraciones, pues la vida es así. Sin embargo venciendo esas dificultades, al abrigo de la naturaleza, preparan el altar el capellán de la expedición, confesor de Magallanes y de su tripulación, Pedro de Valderrama, un 11 de noviembre de 1520, celebra la misa, teniendo como altar natural un monte de casi mil metros, el cerro Monte Cruz”.

Bastres destaca el relato de toda aquella hazaña histórica al entusiasmo de Pigafetta, criado y sobresaliente, imaginativo y fiel relator de las hazañas de Fernando de Magallanes.

Tuvieron su premio

El tesón y la férrea voluntad de Magallanes tuvieron su premio. Lo que descubrió fue efectivamente ese impresionante estrecho, que el mundo bautizó como el estrecho de Magallanes.

En esta parte el pastor recuerda lo señalado por Franco Brzovic González, “y para gloria de la Iglesia, nuestro hermoso país indiano, recién descubierto, bautizado dieciséis años más tarde por el adelantado Diego de Almagro, fue testigo de la primera celebración del santo sacrificio de la misa. Es así que el anuncio del evangelio en estos confines de la tierra, comenzó con un signo sacramental de su Presencia Real, bajo el signo del pan y del vino”.

“Cristo vino por vez primera entre nosotros como Pan, como alimento que viene a saciar el hambre más profunda que todos tenemos, el sentido de nuestra existencia, la razón de nuestra historia y sobre todo a regalarnos la plenitud de la vida que se proyecta por toda la eternidad”.

“Pan -expresa el pastor de Magallanes- que nos recuerda que debemos saber compartirlo entre nosotros y repartirlo entre aquellos que no lo tienen. Así es Cristo, quien desea compartir nuestra vida y ser repartido entre los marginados y abandonados de nuestra sociedad”.

Oración

Entiende que por las circunstancias de la pandemia no se podrá celebrar este acontecimiento, sin embargo monseñor nos deja esta oración: “La primavera de 1520 fue testigo de las primicias sacramentales de nuestra Iglesia, hasta el ñirre y el coirón se inclinaron reverentes ante tu presencia real y verdadera en la hostia de la eucaristía y los sacramentos de tu amor. En las comunidades cristianas de Magallanes nutridas con la eucaristía, de la que brota el amor a la justicia y la fraternidad que acoge, valoramos esa liturgia de hace 500 años por ser la primera misa celebrada en suelo patrio. Despierta Jesús hoy, la vocación de discípulos misioneros. De nuestras familias, llama diáconos y presbíteros, religiosos y religiosas, hombres y mujeres cristianos, misioneros y misioneras, ministros del Evangelio, que lleven tu paz y tu pan adonde los llames. María, Madre y Auxilio de la Iglesia, une tu voz a nuestra oración. Amén”.