Imperativo policial de recuperar la valoración ciudadana

De ser una de las instituciones más valoradas, Carabineros de Chile comenzó hace varios años un trayecto obscuro, cruzado por casos de malversación y brutalidad policial, como los más señeros.

Se denominó “Pacogate” (2016 y 2017) al escándalo de corrupción al interior de la entidad policial y que ha sido señalado como el mayor fraude en la historia de Chile.

Antes y después han ocurrido casos cuestionables donde el excesivo uso de la fuerza y el montaje han sido los protagonistas, como la desaparición de José Huenante (2005); el asesinato de Matías Catrileo (2008), la “operación Huracán (2017); el asesinato de Camilo Catrillanca (2018), y las protestas del estallido social (2019-2020).

Todos hechos polémicos y altamente cuestionables, que han tenido a Carabineros en la mira, que han implicado cambios en los altos mandos y que, por sobre todo, han hecho que los efectivos policiales pierdan el cariño y, en gran medida, el respeto de la gente.

Recientemente hubo un nuevo ajuste en el mando, que implicó la asunción de Ricardo Yáñez como general director de Carabineros, en reemplazo de Mario Rozas.

El nuevo timonel de la policía uniformada estableció, entre sus objetivos, la modernización de la entidad, para que Carabineros esté a la altura de lo que el país requiere, de acuerdo a los nuevos imperativos legales y procedimentales.

Igualmente fijó que como una de sus prioridades el recuperar la valoración ciudadana, haciéndose cargo de la caída libre que esta adhesión sufrió en la última década y media por todos los casos antes comentados.

Carabineros de Chile ha contado por 93 años con el aprecio ciudadano y al interior de sus filas hay hombres y mujeres que se alistaron voluntariamente con la única meta de servir a los habitantes de este país. No es justo para ellos que el actuar reñido con la ética que algunos de sus miembros han tenido enlode el trabajo silencioso y esmerado que a diario ejecuta la mayoría del cuerpo policial.