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$13 mil millones gastó el Servicio de Salud entre marzo y diciembre por la pandemia

Lunes 18 de Enero del 2021

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La recuperación de las atenciones y procedimientos quirúrgicos, es el principal desafío que deberán enfrentar este 2021.

Al 31 de diciembre de 2020, el Servicio de Salud Magallanes desembolsó 13.180 millones de pesos para hacer frente a la contingencia sanitaria generada por el Covid, ello considerando el gasto en la adquisición de equipamientos, insumos, medicamentos, reforzamiento de recursos humanos y pago residencias sanitarias.

Lo anterior es parte del balance realizado por el director del Servicio de Salud, Nelson Reyes Silva, quien dio cuenta de la gestión realizada y de los desafíos impuestos para este 2021.

Sólo por concepto de reforzamiento de la red asistencial en materia de recursos humanos, en los distintos hospitales de la región, Samu y la dirección del Servicio, se contrataron 974 personas en modalidad de honorarios, considerando profesionales médicos y no médicos, técnicos, administrativos y auxiliares, involucrando un presupuesto que superó los $4.311 millones.

Reyes admite que fue un año muy intenso, donde se trabajó fuertemente. “En enero no se proyectaba que venía una pandemia de esta magnitud y luego comenzaron a aparecer los primeros casos y luego en el mes abril la región vivió la conocida primera ola… Eso no estuvo en planes de trabajo y hubo que articular la red completa, con todos los procesos para atender a los pacientes, pero además determinar la atención de todos los pacientes que no eran Covid, especialmente con aquellos del sistema de Garantías Explícitas en Salud, con quienes tenemos la obligación legal de atender y aquellas listas de espera que se traen hace bastante tiempo”.

Una de las primera tareas fue enfrentar la situación de las camas de cuidados intensivos, ya que sabían que los pacientes contagiados iban a requerir de camas críticas, pero sólo habían seis en el sistema público y diez en el sector privado. “Se concentró a los pacientes Covid en el Hospital Clínico y liberar a los otros centros asistenciales para que pudieran dar respuestas a pacientes no Covid, además se transformaron las camas de cuidados intermedios en cuidados intensivos, quedando 24 en total, lo que permitió dar respuesta a la demanda que se generó en la primera ola que vivió la zona.

Aumento de camas

En relación a las camas de cuidados intensivos, se aumentó de 6 a 24, y en cuidados medios de 0 a 50, y actualmente hay 38. Además se habilitó la Unidad de Tratamientos Intermedios en el quinto piso, donde se pasó de 0 a 12. En relación a los soportes respiratorios, por ejemplo se elevó de seis a 33 ventiladores mecánicos invasivos, las cánulas nasales de alto flujo pasaron de cero a 39 y los cascos Helmet para tratamiento oxigenoterapia aumentaron de 0 a 10 en el Hospital Clínico. De la misma manera, se mejoró la capacidad en los hospitales provinciales.

“Nunca pensamos que durante el año la situación iba a ser aun más compleja que en la primera ola. En agosto y septiembre se vivió la segunda ola, por lo tanto de los 664 pacientes que hubo en abril, llegamos a tener 1.400 positivos en agosto, y en septiembre 4.200 pacientes. Ello implicó que los pacientes se fueron contagiando muy rápidamente, aunque no tuvo la misma proporción en la demanda de camas críticas del hospital, aun así fuimos muy apoyados por el nivel central. Así se enviaron a 147 personas a hospitales de otras regiones porque no teníamos la cantidad de camas que se necesitaban. Sin eso hubiésemos colapsado, hubo un punto en que llegamos a tener sólo dos camas disponibles”, reveló el jefe del Servicio de Salud.

Fue una situación muy crítica, donde la cantidad de pacientes graves y de fallecidos aumentó muy rápidamente, con lo que la esperanza está en la vacuna para que el personal de salud tenga la tranquilidad y pueda dar respuesta a los requerimientos.

A ello se sumaron las cánulas nasales de alto flujo que permitieron ir dando respuesta a los pacientes que requerían un soporte respiratorio. Eso permitió también salvar la segunda ola.

“Hay un cansancio del personal y muchos no han tomado vacaciones, otros se han contagiados quedando en cuarentena y al recuperarse han vuelto. Entonces la gente está muy cansada y a pesar de ello, muy comprometidos. Esos esfuerzos han permitido dar respuesta a la pandemia”, destacó. Reconoció, además, la labor de los hospitales de provincia porque durante la segunda ola se debió recurrir a ellos para internar pacientes.

Aeroevacuaciones

Una de las estrategias desplegadas para garantizar la disponibilidad de camas, fue la realización de traslados a hospitales de otras regiones, mayoritariamente Santiago, donde el año pasado se realizaron 147 aeroevacuaciones, y durante enero de este año van siete. Asimismo, el año pasado dejaron de existir 44 personas trasladadas al norte del país, que corresponden a fallecimientos asociados a Covid.

La mayor cifra de pacientes fue evacuado durante la segunda ola, entre agosto y diciembre, con 132

Preocupación por
falta de personal

“A nadie se le ha dejado de atender, a nadie se le ha negado una cama a nadie se le ha negado la instalación de un ventilador y cuando no tuvimos, fueron derivados a otras regiones. Lo que nos falta es el recurso humano que hoy es escaso y que está siendo demandado sobre todo en aquellos que trajimos para reforzar la atención desde otras regiones, están siendo demandados por sus regiones de origen y por el área privada, que puede ofrecer más recursos”, dijo el director reconociendo la falta de recurso humano en la región.

Las expectativas
para este año

Las esperanzas para este año están puestas en la vacunación, donde esperan que el personal de salud reciba la dosis lo más pronto posible y en entregar el descanso necesario a la primera línea de atención, aunque no saben cuándo podría suceder esto. “Esperamos que muchos funcionarios que están con teletrabajo por la falta de jardines infantiles o por otras situaciones, puedan retornar para darle el descanso a los que están en la primera línea”, enfatizó.

El director concluyó que este año representa un desafío importante, porque hay que trabajar con los pacientes Covid y dar respuesta, pero también hay que preocuparse de un grupo de enfermos que no son Covid, que esperan desde hace tiempo por un procedimiento o por una cirugía.