Necrológicas

Armando Bórquez, toda una vida en favor del fútbol infantil

Domingo 14 de Febrero del 2021

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Históricamente en el deporte magallánico, y en particular los clubes deportivos, ha tenido un sin- número de deportistas y personas que han trabajado, en su mayoría en forma silenciosa, por el desarrollo de distintas disciplinas.

Uno de ellos fue Armando Bórquez, quien estuvo vinculado estrechamente al Deportivo Español donde pudo desde temprana edad practicar su gran pasión que era el fútbol, actuando en un comienzo en los barrios para continuar en la Asociación Punta Arenas defendiendo los colores hispanos.

Pero quizás su mayor mérito fue trabajar con gran sacrificio, cariño y dedicación con las series inferiores, donde entregó su experiencia dentro del fútbol infantil por más de cincuenta años.

En una nota realizada por Angel Serra para “La Prensa Austral” en los ‘80, Bórquez se emocionó al recordar que durante su labor vio pasar varias generaciones de futbolistas por su club, donde muchos de esos niños llegaron después a vestir la camiseta de la selección de Punta Arenas.

GRAN
RECONOCIMIENTO

En ese medio siglo de abnegada labor Armando Bórquez se ganó el reconocimiento de los deportistas de su club y en general de quienes lo vieron recorriendo las calles para citar a sus jugadores por los distintos barrios de la ciudad, cuando los medios de movilización también eran escasos, incluso muchas veces preocupándose de la propia salud de sus jugadores y tendiéndole una mano cuando era necesario.

Se podría decir que prácticamente fue una institución dentro del rodaje del fútbol magallánico, trabajando siempre con tesón y sin esperar ninguna recompensa a cambio, en una época – no muy distinta a la actual – donde no había muchas personas que asumieran funciones directivas en los diversos clubes.

“Mi padre influyó para que me interesara por el fútbol. No sólo nos compraba los zapatos para jugar sino que también todos los domingos íbamos con él y mis hermanos a presenciar los partidos que se jugaban en la cancha de la Rómulo Correa (actualmente se ubicaban los edificios Empart) donde salieron tantos buenos futbolistas”, comenzaba señalando Bórquez.

HINCHA DEL
ESPAÑOL

“Como teníamos vínculos con el Español rápidamente nos convertimos en hinchas del club. Recuerdo que en ese tiempo la entrada costaba doce pesos”.

“En aquellos años vi jugar a grandes figuras como Wheler, Dafleitas, Sarmiento, Sgombich y a Reinerio García cuando era arquero del Español. Todo esto me entusiasmó y además tenía a uno de mis hermanos, Abraham, que actuó por el club y posteriormente fue dirigente de la institución”.

“Comencé en las series menores del Español, cuando había otro tipo de organización y los infantiles podían jugar indistintamente en las series ‘A’ y ‘B’, donde no se miraba tanto la edad sino que las condiciones que tenía el jugador”.

“También jugué en el Barrio Prat, defendiendo un club que llevaba ese nombre y eran históricos los partidos que hacíamos con el Barrio Sur. Nos trasladábamos al otro extremo de la ciudad en camiones junto a los hinchas y todos vibrábamos con nuestro equipo”.

TEMPRANO RETIRO

“Lamentablemente dejé de jugar en 1943 por un problema de ciática, cuando recién tenía sólo 20 años, pero tuve el honor antes de dejar el fútbol de actuar en la segunda serie junto a quienes habían sido mis ídolos y que ya estaban cumpliendo un ciclo como Hugo Wheler, René Leiva y otros cuyos nombres ya no recuerdo”.

Pero el haber dejado de jugar no fue motivo para que Armando Bórquez no se preocupara por su club y tras una invitación de un dirigente del Español, asumió un cargo en la institución de sus amores.

“Las ramas infantiles en el Español no andaban bien y me llamó Carlos Zanzi, quien era el presidente del club, cuando yo estaba trabajando en la Liga Cristo Obrero. Me señaló que sabía que tenía mucha paciencia con los niños y allí comenzó todo. Creo que fue en 1945. Todo lo hice con gusto porque reconozco que el deporte es algo que me atrae”.

MULTIPLES
FUNCIONES

Cumplió múltiples funciones como delegado del club ante la asociación, citar a los jugadores recorriendo los diversos barrios, también como utilero, árbitro o incluso confeccionando las fichas de los jugadores, realizando generalmente en un trabajo en solitario que con el transcurso de los años fue apoyado por su hermano Rodolfo, otro grande del Español y del fútbol en Punta Arenas.

No sólo se preocupó de trabajar por su club sino que también le correspondió intervenir cuando se formó la Liga Infantil de Futbol, “trabajábamos con los demás delegados para reunir fondos, hacíamos fiestas y muchas veces conseguíamos la donación de trofeos para nuestras competencias”.

“Recuerdo que había muy buenos jugadores como Davis, Celso Vidal, Luis Ojeda, Simpson, Jorge Amarales, entre otros, muchos de ellos se iniciaron en los barrios donde en las ‘pichangas’ aprendían a familiarizarse con el balón”.

“Podría decir que observé actuar a jugadores cuando ya estaban terminando su carrera, pero también vi a otros en la plenitud de sus medios, como Machuca Ruiz, Armando Alvarado, Roberto Alvarado, Wheler, Crociati y varios otros”.

EPOCA BRILLANTE

“Era una época en la que se podía formar hasta tres selecciones. Venían equipos profesionales del norte y aquí perdían. Para mí fue la época más brillante que tuvo nuestro balompié. Esos jugadores tenían un dominio de pelota que se podía comparar con los brasileños o argentinos. Lamentablemente todo eso se fue perdiendo porque desaparecieron las canchas en los barrios”.

Durante la conversación surgieron muchos recuerdos, nombres, equipos y generaciones de jugadores que generó emoción y alegría en el semblante de Armando Bórquez, producto quizás del deber cumplido y de comprobar que su trabajo no fue en vano porque vio muchos jugadores que llegaron un día de pequeños a defender a su querido club para saltar luego a la serie adulta y también posteriormente a la selección de Punta Arenas.

Al final de la nota Bórquez señalaba que si le ofrecían nuevamente iniciar un trabajo similar lo hubiese aceptado una vez más porque, por sobre todas las cosas, el fútbol lo atrajo y prácticamente lo embrujó.