Necrológicas

El canal está quedando chico

Por Abraham Santibáñez Sábado 27 de Marzo del 2021

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Con casi 200 kilómetros de largo, el canal de Suez es una de las supercarreteras marítimas más importantes de todos los tiempos.

Inaugurado en 1869, es un enlace que se ha hecho imprescindible para el transporte de petróleo, gas natural y carga desde Asia a Europa y el resto del mundo. La carga fluye igualmente en el sentido opuesto. Es que, al evitar el largo rodeo por el cabo de Buena Esperanza, el canal abrió un inédito camino al intercambio. En 2020 lo cruzaron 18.829 naves. Alrededor del 10 por ciento del comercio del planeta fluye a través suyo.

Eso explica el impacto mundial del “taco” que se produjo cuando encalló el Even Given, un gigantesco portacontenedores de una empresa japonesa, bandera panameña y 25 tripulantes indios. Es de una generación de superlativos: 400 metros de eslora y capacidad de 224.000 toneladas de carga.

Salvatore R. Mercogliano, marino mercante retirado y profesor de historia en Carolina del Norte, resumió la situación para la AP: “Todos los días, 50 embarcaciones en promedio pasan por ese canal, por lo que el cierre del canal significa que ninguna embarcación transita de norte a sur… Todos los días que el canal esté cerrado los buques portacontenedores y los petroleros no estarán entregando alimentos, combustible y productos manufacturados a Europa y los productos no se pueden exportar de Europa al Lejano Oriente”.

Ampliada varias veces a lo largo de su historia, la vía ha respondido con diligencia al desafío del aumento del tráfico y el creciente tamaño de los buques. La última mejora, iniciada en 2015, permitirá en un par de años el paso de cien barcos por día.

Así se entiende el sentido de urgencia que plantea la necesidad de despejar la ruta, mientras se acumulaban los cargueros a uno de otro extremo del canal. El pasado fin de semana las autoridades egipcias reconocieron que la respuesta no será rápida.

El cerebro tras el proyecto del canal construido entre 1859 y 1869, el francés Ferdinando de Lesseps, pertenecía a una generación que creía que el ingenio humano no tenía límites y que todo estaba por construirse. El canal de Suez fue sólo el primero de estos sueños que se concretó. Poco después, lo siguió la Torre Eiffel. Pero luego, también, ya en el siglo XX sufrieron un rudo golpe con el hundimiento del Titanic.

El Canal de Suez ha tenido mucho mejor suerte. Sobrevivió al fracaso de su autor en un intento similar en Panamá, a la nacionalización por el Presidente Gamal Abdel Nasser en 1956, y a varias guerras mundiales y locales. Pero De Lesseps no podía imaginar lo que pasaría en los tiempos de globalización que estamos viviendo.

Dos días después del accidente, que inicialmente fue atribuido al viento y una tormenta de arena, la causa no había sido aclarada por completo. Se estimaba como más probable una falla mecánica. Las fotos desde el espacio mostraban que la proa del Ever Given tocaba la pared este del canal, mientras que la popa estaba alojada contra la pared occidental.

La firma japonesa Shoei Kisen, confirmó la propiedad del buque, operado por la compañía taiwanesa Evergreen. “En cooperación con las autoridades locales estamos tratando de reflotar (la nave), pero enfrentamos una dificultad extrema”.

“Nos disculpamos sinceramente por causar una gran preocupación a los barcos en el Canal de Suez y a aquellos que planean pasar por el canal”.

Nuevos tiempos. Nuevos desafíos para la industria tecnológica.