Necrológicas

– Luis Ramón Carpanetti Fuentealba
– Olga Ester Jerez Hidalgo

– María Angela Muñoz Bahamonde

Andrés Cariqueo Levián (62) 

El emocionante relato de paciente derivado desde La Araucanía a Magallanes que le ganó al Covid

Sábado 8 de Mayo del 2021

Compartir esta noticia
3,236
Visitas

Agradezco haber llegado a buenas manos, con una buena atención, buenos médicos que me permitieron estar aquí, porque sin ellos estaría bajo tierra”.

Así valoró la atención recibida en el Hospital Clínico de Magallanes, Andrés Cariqueo Levián (62). El padre de familia estuvo al borde de la muerte producto del Covid. Llegó desde Temuco en estado crítico, conectado a ventilación mecánica y en coma inducido. Durante semanas luchó por sobrevivir y todavía ahora batalla contra las secuelas, pero agradecido de Dios.

Fue uno de los 12 pacientes críticos que llegaron desde distintos puntos del país para recibir tratamiento en el principal centro hospitalario de Punta Arenas.

“Mi experiencia de encontrarme en Magallanes fue muy bonita. Estaba tratando de caminar, con el personal de salud, cuando divisé un barco pesquero en el mar a través de la ventana del hospital. Ahí me convencí que estaba en Punta Arenas, porque al principio no sabía dónde estaba”, narró este viernes en contacto telefónico con La Prensa Austral desde la localidad de Curileo, comuna de Vilcún, Región de La Araucanía, donde vive. Aún hay muchas cosas que no recuerda.

No se acuerda mucho cuando enfermó, pero piensa que pudo ser el 17 de marzo luego de asistir al funeral de un sobrino. “Acá cuando se muere alguien en el campo las familias hacen fuego y sirven un plato de comida y bebida o vino, pero se sirve almuerzo. Entonces mi señora me dice: ¡no tome tanto porque tengo que ayudarla a atender! y yo le digo que no había tomado nada, que no tenía fuerza en las piernas y que no sabía qué me estaba pasando, la fuerza la fui perdiendo. Así me di cuenta que estaba enfermo, pero no sabía que era del Covid. Pensé que era un resfriado normal, pero cuando fui a dejar el último plato me tropiezo y le dije a mi hija que me ayudara porque yo no era capaz de andar; me dolían las piernas, volví del cementerio a la casa y ahí no recuerdo mucho”.

Andrés Cariqueo señala que “sufrí harto y que esto no se lo doy ni al peor de mis enemigos. Todo mi sufrimiento fue por mi señora María Lepulpán Trangolao (con quien cumplirá 38 años de matrimonio este 20 mayo) y mi hija. Yo no quería dejar a mi familia, sin poder ayudarlos en nada más. Pero gracias a Dios el médico, los paramédicos y los kinesiólogos fueron muy amables y tuve mucha ayuda para salir adelante. A ellos les agradezco, ante mi Dios, y es que tuve una muy buena atención”, reconoció emocionado.

Uno de los recuerdos que tiene, tras haber enfermado gravemente, es haber llorado en el hospital. Lloraba y se culpaba, le pedía a Dios que lo perdonara por dejar a su familia. “Pensé que me había ido sin avisarles, pero ellos me dicen que no fue así, que me fueron a buscar en ambulancia. Mi señora llamó a la ambulancia porque la noche anterior me estaba asfixiando. Para mí fueron alrededor de tres días que perdí la noción”.

Cuando llegó al hospital (en Temuco) lo intubaron por la grave deficiencia respiratoria que le había provocado la neumonía por Covid. Estaba muy mal, en estado crítico y en riesgo vital. Antes que lo intubaran en Temuco el médico le recomendó que se despida de su familia porque podría no sobrevivir. “Mi esposa no podía comer, esperaba que la llamaran porque me habían dado por muerto. Por eso cuando volví fue una tranquilidad muy grande”.

Cariqueo pasó por varios hospitales: Vilcún, Padre Las Casas, Nueva Imperial, Puerto Saavedra, de ahí de vuelta a Padre Las Casas, desde donde fue llevado en un avión ambulancia hasta Punta Arenas.

“Mi recuperación ha sido muy buena, incluso cuando me muevo por la casa a veces no uso bastón, aunque todavía no se me pasa el cansancio de las piernas”.

Su familia está muy preocupada por su salud y ha sentido mucho apoyo de sus cercanos. También está muy agradecido de los funcionarios del Hospital Clínico, quienes le consiguieron hasta ropa. Y es que cuando llegó a Punta Arenas vino sin nada. “Me fui con puras fotocopias de mis documentos. De regreso, fue un vuelo hermoso hasta que llegamos a Puerto Montt. Luego de 4 horas y media en la ambulancia, llegué casi a la medianoche a mi hogar”, manifestó. Tiene la esperanza en algún momento de regresar a conocer Punta Arenas junto a su esposa.

“Mi Dios me quiere con vida, yo he sufrido por falta de trabajos y de tierras, pero soy una persona luchadora, trabajo desde que amanece hasta que oscurece, siempre saco mi trabajo pronto. Hoy estoy enfermo, pero mañana o pasado sé que voy a estar mejor”, señaló el trabajador, quien se desempeña como soldador en un taller que tiene en su propia casa.