Megaelecciones y cambio del escenario político
Todos los análisis post la doble jornada electoral del fin de semana coinciden en que los resultados de ésta imprimieron una verdadera debacle a la centro-derecha. Ni las peores proyecciones que hubiera hecho el oficialismo previo a los cuatro comicios simultáneos hubieran sido capaces de contener el profundo revés.
Esto fue admitido por el Presidente Sebastián Piñera la misma noche del domingo, cuando enfrentó la clara derrota afirmando que la ciudadanía había enviado un fuerte y claro mensaje al gobierno y a las fuerzas políticas tradicionales. A juicio del Mandatario, ni su administración ni los partidos que se han alternado el poder desde 1990 han estado sintonizado adecuadamente con las demandas y los anhelos de la gente.
Pero, como bien lo acotó Piñera, los resultados no sólo fueron una paliza para la derecha, sino también para los partidos de la ex Concertación, a tal punto que se ha hablado del fin de la transición democrática -aunque éste ha sido declarado en varios momentos de la historia reciente- y un claro rechazo al ciclo de alternancia en La Moneda que se había establecido entre estos conglomerados y el actual oficialismo.
Derecha y centro izquierda tradicionales están siendo desafiados por nuevas expresiones políticas y nuevos liderazgos, muchos de los cuales ni siquiera provienen de tal esfera.
El mensaje a la vieja política está claro desde mucho tiempo -el estallido social fue un reflejo de aquello-, pero ésta ha adolecido de hipoacusia y se ha resistido a escuchar.
Por lo pronto, la megaelección trastocó los planes presidenciales de muchos y obligará a las fuerzas políticas a replegarse y rearmarse.
En este contexto, las regiones se aprontan a dar inicio a una nueva etapa, con la pronta instalación de los gobernadores regionales, como máximas autoridades elegidas por la gente. También alienta a muchos que la representación de éstas en la Convención Constitucional.
Todas las personas elegidas este fin de semana y los que asumirán esferas de poder en los comicios que se avecinan tienen el imperativo de escuchar las demandas ciudadanas y de no defraudar a las regiones.