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Pese al cáncer que los acompaña, matrimonio ha dado muestra de profunda solidaridad y ya ha preparado 52 “ollas comunes”

Lunes 7 de Junio del 2021

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Para nadie es fácil escuchar un diagnóstico de cáncer ni menos por segunda vez. Pero si a esto se le suma la pandemia y todas las restricciones sanitarias, esto se torna mucho más complejo. Es la historia de Pedro Hugo Maldonado Cárcamo, quien a sus 61 años debió ser intervenido por un linfoma no Hodgkin, un tipo de cáncer que comienza en los ganglios linfáticos. Mientras vivía este proceso se dio cuenta que tuvo Covid.

En septiembre del año pasado, comenzó a tener una leve molestia en el cuello, “una pelotita que fue creciendo muy rápidamente”.

En una primera instancia se temió que podría ser un tumor de tiroides. El 20 de septiembre, como parte de los exámenes se incluyó el PCR, tras lo cual fue notificado positivo a Covid. Su familia se asustó, quedando todos en aislamiento por ser estrecho.

“La doctora (endocrinóloga) Carmona (Carolina) se la jugó por mí y ese mismo día me hospitalizaron. Me operaron de la garganta estando con Covid y aunque estaba asintomático fue una operación muy riesgosa”, relató. Estuvo alrededor de una semana internado y luego pasó por una residencia sanitaria.

El linfoma no Hodgkin, es un tipo de cáncer que comienza en los glóbulos blancos llamados linfocitos que forman parte del sistema inmunitario del cuerpo.

El 5 de octubre terminó su aislamiento en una residencia sanitaria, siendo posteriormente derivado a oncología para seguir con su tratamiento. “Estoy muy agradecido de la atención en el Hospital Clínico, ellos se la jugaron por mí a pesar de todo”, destacó.

“Escuchar la palabra cáncer, ya es grande. Nunca pensé que me iba a dar cáncer de nuevo. En mi caso ya había tenido linfoma no Hodgkin en grado 4 y me lo sacaron de las paredes del colon. Eso era un cáncer ramificado en el abdomen, hígado, pecho y cuello, estaba ramificado y salimos adelante. Mi pilar fue mi esposa (Eva Villalobos), mis hijos, la familia y mis amistades”, afirmó Pedro.

Las “ollas comunes”

Después de todo lo vivido, su lema es: “¡aquí nadie se cansa y nadie se rinde!”. El mismo que han usado para mantener la “olla común” que prepara junto a su familia y amigos, y que a la fecha ha entregado más de 5 mil almuerzos. “Todo comenzó como una aventura que me propuso mi señora. Partimos en mayo del año pasado, con una cazuela de luche, entregamos 70 porciones. Hemos completado 52 ollas comunes”.

Su esposa Eva tiene lupus, cáncer cérvico uterino y artritis, quien ha luchado a su lado para mantener una acción solidaria que busca ayudar a familias vulnerables. Los inicios de esta cruzada no fueron fáciles, luego que la encargada de la sede de su sector, al sur de Punta Arenas, les negara el recinto para la preparación de los almuerzos. Por lo mismo no les quedó otra alternativa que utilizar su domicilio en calle Patagona como centro de operaciones, desde donde se sale a distribuir la comida en vehículos de él y de un hermano.

Pedro Hugo Maldonado expresa que durante un poco más de un año que llevan en esto, sólo han parado cuatro veces: cuando fue operado y por razones de tratamiento.

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