Las dificultades del fútbol “sureño” para sobrevivir en los ‘80 a la espera de su soñado complejo deportivo
Encaminándose a su cumpleaños número 78, la Asociación de Fútbol Barrio Sur ha escrito páginas importantes en la historia del deporte regional a punta de esfuerzo y dedicación de dirigentes, socios, jugadores y fieles hinchas que a través de los años han sabido defender sus colores con orgullo, representando a uno de los sectores más emblemáticos de nuestra capital regional.
Fue fundada un 23 de septiembre de 1943 como Unión de Clubes del Barrio Sur y en 1977 se afilió a la Anfa para ingresar al balompié amateur federado por la puerta grande.
La cancha de La Cruz del Sur (actual población Capremer), la de Asmar y la recordada e histórica cancha del parque María Behety marcaron los albores del fútbol “sureño”, hasta llegar al actual complejo “Francisco Bermúdez”, con pasto sintético, enclavado en el sector de las calles Manuel Rodríguez y Alessandri.
LOS ‘80 A PULSO
Hoy nos detenemos en los difíciles años ‘80, con una Asociación Barrio Sur en vías de desarrollo y muchas dificultades para salir adelante, pero también una cuota importante de ilusión.
“Somos la Asociación con mayores problemas en el fútbol de Punta Arenas…”, expresaba el entonces presidente “sureño”, Segundo Silva Peña, en entrevista concedida a La Prensa Austral en enero de 1982.
En esa época eran alrededor de 700 los futbolistas que giraban en torno al Barrio Sur, ya en la actual ubicación, con marcada nostalgia por tiempos pretéritos. “Nosotros echamos de menos la cancha del parque… Era ideal para hacer espectáculos. Los domingos cuando había partidos se producían verdaderas fiestas populares, hasta con asados y carpas. Sus tribunas eran naturales. Pero no pudimos seguir ahí y al comenzar la competencia nos trasladamos a este otro campo de juego”, complementaba Mario Oyarzún, también por entonces dirigente “sureño”.
CANCHA “NUEVA”
Al respecto, Silva agregaba: “En los terrenos donados por don Francisco Bermúdez nos construyeron la cancha nueva, que cuenta con las dimensiones normales, pero como su instalación es reciente tiene todas las incomodidades: campo de juego irregular, sin graderías, no hay cortaviento, sin camarines y en los días de viento hay una polvareda que enceguece a quienes están jugando…”.
Eso sí, en un tris el timonel “sureño” pasaba de las quejas a la visión de futuro, pues Digeder proyectaba “a largo plazo” transformar la cancha y sectores aledaños en un complejo deportivo. “Sabemos que el futuro nos depara muchas satisfacciones”, añadía ilusionado el presidente del Barrio Sur.
De momento, la idea era mejorar las condiciones para los deportistas. “¡Si tuviéramos 140 mil pesos!… Es lo que nos cuesta colocar los paravientos y evitar las dificultades tanto para espectadores como jugadores”.
“También -enfatizaba Silva- tenemos que construir dos arcos para la cancha del fondo y así hacer jugar a nuestras series inferiores. ¡Cómo no va a haber algún industrial maderero que quiera colaborar con unas tablitas pintadas con su propaganda…”.
“LEVANTANDO”
FUTBOLISTAS
En un plano más futbolístico, otra de las quejas de los dirigentes del Barrio Sur apuntaba a los jugadores que les “levantaban” los clubes de la Asociación de Fútbol Punta Arenas. Un problema que parecía estar en retirada, pero a la postre perduró a través de los años.
“Teníamos el grave problema de migración de nuestros buenos jugadores a la Asociación ‘de abajo’… Había clubes que les ofrecían trabajo y nosotros no estábamos en condiciones de hacerlo, entonces teníamos que otorgar el pase”, explicaba Mario Oyarzún.
Silva aclaraba que “las cosas han ido cambiando y la razón es que a la Asociación ‘del centro’ están llegando jugadores de afuera”.
“Hoy tenemos planteles superiores a los de otros años y ello se debe a que los más jóvenes se están quedando en sus clubes de origen. Se nota más cariño, más corazón. Eso nos alegra”, complementaba.
ARBITROS Y
DIRIGENTES
Otro de los problemas de la época, en cierta manera calcado a los tiempos actuales, era la falta de dirigentes y árbitros.
En el tema referil las cosas se hacían muy a pulso. De hecho, La Prensa Austral reparaba en una jornada reciente que se había desarrollado con árbitros en ropa de calle y guardalíneas de buena voluntad portando pañuelos en lugar de banderillas. “Ha sido el eterno problema de nuestra Asociación. En los hechos, todos los clubes deben presentar dos árbitros. Y todos cumplen con esta disposición, pero el árbitro es al mismo tiempo dirigente, delegado y hasta jugador…”, argumentaba Oyarzún.
¿Y la dirigencia?: “Ese no es sólo un problema nuestro, es de todos los clubes. Nadie quiere asumir responsabilidades. La Asociación nuestra la movemos entre cuatro y cinco dirigentes. Incluso, antes había clubes que mandaban a la reunión al primero que se le cruzaba… Debido a que hemos sido más estrictos, el nivel cultural de los delegados ha aumentado y las cosas ahora salen más fáciles”.
PLANIFICACION
Como una forma de graficar su compromiso y demostrar que a la Asociación Barrio Sur le urgía contar con un complejo deportivo de buen nivel, los dirigentes pretendían aprovechar el receso invernal de 1982 para reunir fondos.
En lo inmediato, la tarea era contar con camarines para las divisiones inferiores, “de manera que los jugadores no se vistan en plena pampa”. Otorgar garantías y mejores condiciones a los deportistas.
Incluso, para reforzar las arcas, desde el domingo 10 de enero de 1982 se iba a cobrar por el ingreso de vehículos al recinto. “Es que de alguna manera tenemos que financiarnos. Todo es difícil para nosotros. ¡Hasta el agua tenemos que transportarla desde afuera!…”, finalizaban los dirigentes.
NUEVOS TIEMPOS
Con el paso de los años, entre piedras y polvo, se fueron construyendo de manera paulatina las primeras tribunas, un cerco perimetral de madera y los camarines, hasta llegan a la cancha de pasto natural allá por el 2000.
Y desde el 18 de diciembre de 2010, la Asociación Barrio Sur cuenta con su anhelado complejo deportivo “Francisco Bermúdez”. Así se hizo realidad el sueño de la cancha sintética, la iluminación artificial; camarines, malla olímpica y baños nuevos para el público, todo con una inversión que bordeó los 850 millones de pesos.
LO QUE VIENE
Y los “sureños” van por más. En un trámite que está largamente pendiente y que impide la ejecución de nuevas obras en el sector, el Ministerio de Defensa está próximo a oficializar la entrega de los terrenos al Ministerio del Deporte, lo que a su vez hará posible un comodato que le permitirá al Barrio Sur hacer realidad su nuevo y anhelado proyecto: la cancha número 2 de césped sintético que pasará a ser el “estadio oficial”, con tribunas en forma de “L”, camarines, estacionamientos, iluminación, cierre perimetral y canchas infantiles, estas últimas en el sector donde se encuentra el actual gramado artificial.
A priori, la inversión global supera los 5 mil millones de pesos y las obras podrían comenzar antes de fin de año. Una vez más, la receta “sureña” no es otra que mucho trabajo y una pizca de ilusión.