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Boric y su magistral respuesta acerca de salud mental

Por Eduardo Pino Viernes 9 de Julio del 2021

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Esta semana hemos visto un nuevo debate televisivo por parte de los candidatos que competirán en las primarias presidenciales que se efectuarán el presente mes. Más allá de la inasistencia de algunos candidatos esta vez por parte de la Derecha o sus pintorescas interpelaciones en el anterior encuentro; o por otra parte la escasa diferenciación y confrontación entre los representantes de la Izquierda; una vez más todos se presentan con las mejores intenciones, pero sobre todo con la mayor legitimidad para acceder al poder avalados por programas que detectan eficientemente las necesidades, aunque dejando importantes interrogantes en la factibilidad de implementarse efectivamente considerando que nos encontramos en un contexto tan complejo como impredecible. Y es que al ciudadano que no se encuentra comprometido dogmática o emocionalmente con alguna de las partes y prefiere analizar hechos y cifras, le resulta difícil armar las piezas de este intrincado rompecabezas debido a incertidumbre planetaria ocasionada por la pandemia, lo que sumado a las dinámicas sociales, políticas y económicas, lo tienen en un estado de alerta que requiere un necesario equilibro entre la esperanza optimista y la objetividad realista.

Pero quisiera referirme a un momento específico del encuentro protagonizado por los representantes del FA y el PC. El veterano y experimentado Santiago Pavlovic le consultó a Gabriel Boric acerca de la compatibilidad entre su TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) y el manejo que tendría para asumir el cargo de mayor responsabilidad política del país. La consulta la introdujo aludiendo al caso de Pablo Longueira cuando se retiró del ejercicio político debido a una depresión, considerando el fuerte estrés que ocasiona asumir cargos de poder. Esta pregunta fue evaluada por algunas personas en redes sociales como inapropiada e incluso interpretada como un ataque personal al joven diputado.

Pero la respuesta del magallánico puede ser catalogada, fuera de todo exitismo o subjetividad, como magistral, reflejando que su proceso de preparación para este desafío ha sido asumido de manera seria, con una perspectiva de tolerancia, inclusión y diálogo mayor que su contendor, según opinan muchos expertos.

En tiempos donde la salud mental se ha visto aún más perjudicada debido a la pandemia, tanto por la aparición como en el descuido en el tratamiento de diversos trastornos, especialmente de tipo ansioso y/o depresivo, se hace urgente colocar sobre la mesa una temática que durante mucho tiempo ha y sigue siendo abordada de manera simplista y prejuiciosa, con criterios guiados más por la ignorancia que por el conocimiento necesario para su comprensión y empatía necesarias. En tiempos donde los políticos enarbolan banderas promoviendo la transparencia, pero paradógicamente la colocan escasamente en práctica buscando el provecho electoral, se agradece que Gabriel haya expresado, hace ya algunos años, de manera abierta y honesta un trastorno que es mucho más común de lo que pensamos, para ejercer de manera activa y responsable un tratamiento que le permite desarrollar sus actividades de manera normal y adecuada. Lejos de incomodar, evadir o inhibirse ante la pregunta efectuada por el periodista, respondió de manera sincera y directa, con una calma que sólo la obtienen quienes han asimilado y se han hecho cargo de su condición, conciliando el legítimo derecho de la privacidad con la responsabilidad que como figura pública se debe asumir ante un desafío tan importante como el que estamos observando.

Boric aborda la temática de la salud mental con una visión humanizadora y digna, lejos de la victimización que muchos quieren imponer en todo orden de cosas. Estoy seguro que esa es la perspectiva que requieren miles de personas que sufren algún tipo de trastorno mental, asumiendo el legítimo derecho de hacerse cargo de su situación para recibir el apoyo y comprensión necesarias, contextualizado en una sociedad cuya comprensión le permita entender que no es sólo un problema personal del afectado o la afectada, sino un fenómeno social cuyas consecuencias nos implican a todos(as).

Por eso, más allá que se compartan o no legítimamente las ideas y proyectos de este magallánico, debemos reconocer y aplaudir que con su ejemplo abierto y valiente, se coloque sobre la mesa una vez más esta temática de manera sincera, informada y profundamente humana.