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Jerarcas del Vaticano ayudaron a un hombre acusado de abuso sexual a convertirse en sacerdote

Martes 13 de Julio del 2021

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La presunta víctima tenía 13 años cuando comenzaron los ataques.

Las advertencias se encendieron hace ocho años, enviadas a algunas de las figuras más poderosas de la Iglesia Católica, alertando sobre un posible delito de abuso sexual que destacó por encima de otros casos eclesiásticos.

El perfil del presunto abusador, por sí solo, era inusual: no un sacerdote, pero sí un monaguillo adolescente, quien dicen coaccionó a un compañero a realizar varios actos sexuales noche tras noche durante seis años. Y luego estuvo la supuesta ubicación: dentro de las propias paredes del Vaticano, en un seminario juvenil para los 15 monaguillos que servían al Papa.

“Ahora mismo hay un niño que no debería estar ahí”, se lee en la carta anónima que enviaron al Papa Francisco y a varios cardenales en 2013, informando al recién electo Pontífice de un presunto agresor a “20 metros de donde usted duerme”.

El presunto abusador incluso había participado en la primera misa del Pontífice en la Capilla Sixtina.

Para una iglesia que intenta afrontar mejor los abusos y el encubrimiento en todo su imperio, las advertencias sobre Gabriele Martinelli fueron una prueba institucional directa. Los hechos descritos en la carta anónima, así como en los relatos de la presunta víctima y de un testigo, habrían tenido lugar delante de las narices de la Iglesia Católica. En 2013, las denuncias sobre Martinelli habían sido comunicadas al Papa y a un grupo de cardenales y obispos. Al año siguiente, el tercer funcionario del Vaticano escribió una carta en la que se refería a las acusaciones y afirmaba que el Papa “conoce bien el caso.”

Y, sin embargo, en 2017 Martinelli fue ordenado sacerdote.

Ese resultado “fue un maldito error”, dijo Kamil Jarzembowski, un ex monaguillo que dijo en una entrevista que fue testigo de cómo su antiguo compañero de cuarto fue abusado por Martinelli “docenas y docenas” de veces.

Sólo después de la ordenación de Martinelli -a raíz de la cobertura de los medios de comunicación italianos- el Vaticano ha revisado el caso. Ha sometido a Martinelli, ahora de 28 años, a un juicio por presuntos abusos sexuales, la primera vez que la ciudad-estado procesa un caso de este tipo en su propio territorio. El antiguo rector del seminario juvenil, el reverendo Enrico Radice, también está siendo juzgado, acusado de complicidad en los presuntos abusos. Tanto Martinelli como Radice niegan haber cometido ningún delito.

Pero una revisión del Washington Post de más de 2.000 páginas de documentos, muchos nunca antes reportados, revelaron que muchas figuras poderosas en la jerarquía de la Iglesia descartaron las advertencias y facilitaron el ascenso de Martinelli. Los principales responsables del destino de Martinelli fueron el cardenal Angelo Comastri y el obispo Diego Coletti, quien rápidamente desestimó las acusaciones contra Martinelli como “calumnias”, de acuerdo con su propio relato. Ninguno de los dos prelados está implicado en el juicio ni en ningún otro proceso disciplinario conocido de la Iglesia Católica.