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Con 50 años de funcionamiento en calle Bories

Zapatería Winnipeg, el cierre de otro local emblemático de Punta Arenas

Miércoles 4 de Agosto del 2021

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“Al principio todo marchaba bien, sin pretender hacernos millonario. Las cuentas estaban sanitas, con todo pagado y al día, pero con el paso del tiempo esto fue cambiando”, lamentó Dinaldo Alvarado.

Edmundo Rosinelli

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Aguantó y resistió hasta más no poder. Los embates del estallido social, primero, y la pandemia, después. Finalmente, Dinaldo Alvarado Cárdenas sucumbió y tuvo que bajar la cortina de la Zapatería Winnipeg, ubicada en calle Bories Nº 570, entre Mejicana y Croacia.

De esta manera, cierra uno de los locales emblemáticos de la principal arteria de Punta Arenas. Medio siglo de existencia, tiempo durante el cual miles y miles de personas calzaron los productos de finas líneas y mercadería extranjera y nacional.

Pero no solamente cierra una zapatería, sino que el punto de encuentro de muchos contertulios que llegaban siempre a charlar. Personajes tradicionales que pasaban a hacer un aro y acortaban la mañana o la tarde de un día cualquiera.

De los 69 años de edad, 50 los trabajó entre las zapaterías Fac y Winnipeg. Esta última, recuerda Dinaldo, “la inauguramos con Don Arsenio (Pérez) y su señora Flora (Q.E.P.D.), trabajando los tres solos”.

Por lo mismo, afloran sentimientos encontrados, pero también remarca que “hay etapas en la vida que se van cumpliendo y otras insoslayables. Por eso, estoy tranquilo a la hora de tomar esta decisión”.

Decisión

Al responder qué lo llevó a cerrar el local, alude a una serie de factores. Partiendo porque el año pasado tuvo que cerrar muchos meses, “debido a que no vendía artículos de primera necesidad. Fueron seis meses en que tuve que seguir pagando arriendo”.

La única forma de subsistir era bajar el capital, “pero vender zapatos no es como vender pan, así que, al final, sacando cuentas, entiendes que no es posible continuar. Entre suma y resta no da la cosa. Por ende, es mejor tomar una sana decisión”.

Desde que falleció su gran amigo Roberto Catalán han transcurrido como nueve años y diez desde que ambos se hicieron cargo de la zapatería.

Estallido y pandemia

“Al principio todo marchaba bien, sin pretender hacernos millonario. Las cuentas estaban sanitas, con todo pagado y al día, pero con el paso del tiempo esto fue cambiando. Para los comerciantes de este sector la debacle no comenzó con la pandemia, sino que el 2019, cuando fue el estallido social. Sobre todo, porque entre Mejicana y Croacia se generaba el epicentro y teníamos que cerrar en la tarde. No había que venir en la mañana. Abrías un ratito con el temor de que te pudieran romper los ventanales o te rayaban. De ahí, empezó a venir una baja ostensible. Y si a esto después le sumas todo lo que vino con la pandemia, más las ventas que se generan por internet, no dimos más”.

Reinventarse

Una palabra muy manida en estos tiempos es reinventarse. Es lo que piensa hacer Dinaldo. Con la hija quiere trabajar en un delivery de calzado.

“En la vida uno siempre tiene que intentar, porque al final del camino no debemos estar preguntándonos por qué no hice esto o lo otro. A veces le aciertas y, en otras, te equivocas. Pero quiero llegar al final de mi vida sabiendo que siempre lo intenté. Los deseos de soñar y salir adelante están siempre presentes en la vida del ser humano”.

No descarta revivir una pasión de vida en algún medio de comunicación, sobre todo en la radio, aunque por mucho tiempo, unos 20 años, fue rostro del deporte en ITV Patagonia.

La semana pasada tapió las vitrinas y dejó de atender público. Ahora está en modo embalaje y antes del viernes seguramente ya no aparecerá más en el local que lo cobijó por décadas.

En una entrevista del suplemento El Sofá, en diciembre del año pasado, Dinaldo dijo a El Magallanes que se las estaba arreglando para luchar y seguir adelante. “No quiero cerrar, sino luchar hasta el final” y remarcó que “este negocio es muy tradicional y antiguo. Acá han venido hasta cuatro generaciones a comprar zapatos de colegio. El prestigio es lo que ha mantenido a este local, me atrevo a decir que es la tienda de calzado más antigua que va quedando”.