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El Padre Hurtado y la solidaridad de los chilenos

Por Marcos Buvinic Domingo 22 de Agosto del 2021

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Con frecuencia se escucha decir que una de las características que tenemos los chilenos es que somos un pueblo solidario, y que eso se nota cuando hay grandes catástrofes: terremotos, incendios, inundaciones, etc., o cuando hay necesidades especiales de grupos de la población, tal como vivimos, cada año, las Jornadas por la Rehabilitación en Magallanes. Pero, hay que tener en cuenta que la solidaridad no puede ser sólo una acción ante ciertos acontecimientos, sino que la solidaridad es verdadera cuando esa manera de pensar, sentir y actuar poniéndose en el lugar de otros es una actitud permanente.

Para recordarnos eso, es que el 18 de agosto, hace algunos años fue decretado en Chile como el “Día Nacional de la Solidaridad”. Probablemente muchos ignoran la razón por la que el estado de Chile decretó la celebración de esta fecha especial: es el día en que se celebra la memoria de San Alberto Hurtado, quien el 18 de agosto de 1952 murió a este mundo para vivir eternamente en el Señor Jesús resucitado, como tanto él lo deseó y esperó.

La solidaridad reúne -en sus diversos matices de significado- lo mejor del espíritu humano y es la base del verdadero humanismo, pues se trata de la capacidad de ponerse en el lugar del otro y actuar eficazmente ante la situación que afecta a otros. Ciertamente, en esta capacidad solidaria se expresa lo mejor de nuestro pueblo, lo mejor del “alma de Chile”, como decía el recordado Cardenal Raúl Silva Henríquez.

No es menos significativo que el “Día Nacional de la Solidaridad” se celebre en el día de la memoria de San Alberto Hurtado, pues es el reconocimiento de la sociedad civil a un hombre que encarna de manera ejemplar lo que significa ser solidario: en el Padre Hurtado se manifiesta que la solidaridad significa ir avanzando en una entrega personal hasta dar la propia vida por lo demás, se trata  -como él mismo lo decía- de “dar hasta que duela” y todo esto en medio de la profunda alegría que significa ir dando siempre con un “contento, Señor, contento”, en el corazón y en los labios.   

En Alberto Hurtado brilla lo mejor del alma solidaria de nuestro pueblo y resplandece el testimonio de una fe católica vivida de manera ejemplar. El Padre Hurtado, junto a muchos otros más, nos permiten ver que en los santos se manifiesta lo mejor de nuestro pueblo, lo mejor del alma nacional, lo mejor de la vida según el Evangelio.

El Padre Hurtado es un amigo de Dios, que caminó por la vida buscando servir al Señor Jesús en todas las personas y, particularmente, en los pobres y sufrientes, y con su ejemplo de vida nos invita a recorrer el mismo camino; en él se manifiesta la solidaridad en modo ejemplar, pues vivió con la conciencia que en cada persona servía al mismo Señor Jesús. Como decía el Padre Hurtado, “el pobre es otro Cristo”.

Mujeres y hombres como el Padre Hurtado son los héroes de nuestra historia, pues hacen que Chile ya no sea el mismo antes y después de ellos, ya que graban con su vida la solidaridad en la historia de nuestro pueblo. La invitación que brota desde la persona del Padre Hurtado y del “Día Nacional de la Solidaridad” es a que rescatemos y cultivemos lo mejor del alma nacional, aprovechando las ocasiones que cada día tenemos para ser solidarios de verdad y acojamos al Señor Jesús que sigue diciendo: “tuve hambre y me diste de comer, estaba desnudo y me vestiste, era forastero y me acogiste…”.

Por cierto, es esta misma virtud de la solidaridad, que es la capacidad de ponerse en el lugar del otro y actuar eficazmente en bien de todos, que es preciso vivir el proceso de reflexión y diálogo que es la elaboración de una nueva Constitución para nuestro país: si no es una Constitución que lleve el sello de la solidaridad ya no será expresión del alma de Chile.