Necrológicas

El trabajo con los adultos mayores parte por escucharlos

Por Ramón Lobos Vásquez Miércoles 22 de Septiembre del 2021

Compartir esta noticia
66
Visitas

Han pasado las Fiestas Patrias y llega la primavera a nuestra región. Se esperan mejores días y clima más propicio para todos, especialmente para nuestros mayores que buscan retomar la normalidad y sus actividades cotidianas previas a la pandemia; las que les permitían ser activos y participativos en nuestras comunidades.

La pandemia y sus consecuencias fueron y son un lastre importante en sus vidas y en la necesaria autonomía para desarrollarla. Aún no se dimensiona la gravedad de lo que han vivido y vivirán a consecuencia de las medidas impuestas para protegerlos. A raíz de esto, es necesario desarrollar una potente agenda regional, ya que no se observa o prepara una política nacional en este sentido. Por eso lo que cada comunidad haga por ellos marcará la diferencia.

En primer lugar, sus familias y parientes son y serán la primera línea en el trabajo; para quienes están o viven solos la diferencia la marcarán los vecinos organizados y las municipalidades. El gobierno regional, organizando el trabajo de los servicios públicos, municipales, voluntariados y agrupaciones de Adultos Mayores será importante y diferenciador al no tener directrices nacionales al respecto.

El reciente financiamiento por parte del gobierno regional al Centro de Rehabilitación por dos años en atención a personas en situación de discapacidad, es un esfuerzo local por hacerse cargo de las secuelas evidenciadas; especialmente en mayores, por la carga de enfermedades acrecentadas en pandemia. Pero sólo es un grupo limitado de atenciones. Deberían ser muchas más, pero la oferta del Centro de Rehabilitación es limitada por espacios y número de profesionales que atienden a beneficiarios.

Por ello, es necesario tener otras estrategias y programas en los barrios y sectores para ampliar la oferta en rehabilitación y trabajo para los mayores. Es necesario incluir a los centros formadores regionales de profesionales y técnicos, de educación media inclusive. La necesidad es inmensa y no hay atisbo de medidas que puedan hacerle frente. El impacto -en salud y en lo social- nuestras autoridades ni siquiera pueden dimensionarlo; se está dejando como tarea para el siguiente gobierno y es una lamentable decisión, que tendrá consecuencias graves y personales para muchas familias y adultos mayores.

Conjuntamente se está desarrollando la Convención que nos llevará a una nueva Constitución. Pero cuando se analiza la edad promedio de los constituyentes, 44 años, y cuántos de ellos son adultos mayores, observamos que su peso en ella es mínimo. Son otros los que hablan y deciden por ellos. Otros los representan y llevan su mensaje. Por eso será necesario escucharlos para entender sus necesidades y el aporte que pueden, y deben hacer por el futuro de nuestro país. Es una tarea que le pido a los constituyentes que nos representan, a lo menos en Magallanes

Uno de los grandes y graves problemas que viven los mayores en nuestra sociedad chilena es la escasa participación y poder de decisión que se les otorga. Son actores y sujetos pasivos en todo lo que les concierne. Sus demandas y prioridades son “interpretadas” por otros. Las soluciones que se les ofrecen no siempre tienen su participación y menos su aceptación. Escucharlos y responderles sería un gran esfuerzo, pero mucho más productivo y con mayor impacto.

Además, algo que debemos aprender como Estado es a trabajar en conjunto en los territorios. Más que colocar el pendón de quien financia o promueve la actividad, el centro debiera estar en resolver sus necesidades. Es necesario resaltar, que es el Estado chileno a través de sus diversos brazos operativos el que da respuesta a sus requerimientos. Porque finalmente eso es. Con más aportes de uno u otro servicio, pero es finalmente el Estado quien responde. Se ha atomizado tanto la acción territorial que cada cual quiere destacar el trabajo aislado de cada institución, cuando lo que impacta es el trabajo en conjunto y al mismo tiempo por los mayores.

No hay problemas aislados que requieran sólo un servicio y su acción. Los problemas de salud impactan en las realidades y requerimientos sociales y viceversa. Es una gama y una transición que mezcla tales necesidades. Una sola respuesta aislada es finalmente una raya en el agua si no se va asociando a un trabajo conjunto del Estado por sus mayores.

Pero también es el momento de ejecutar políticas regionalizadas o territoriales, con base en el trabajo de las distintas municipalidades, que son capaces de diferenciar el trabajo del Estado en sus áreas de influencia. Este es el momento en que han partido las gestiones municipales y es tiempo de escuchar también a los mayores. Ponerlos en el centro y en la acción.

Hoy que la primavera llega hay espacio y tiempo para que puedan salir y juntarse en grupos pequeños y darles la importancia que ellos tienen en nuestra sociedad. El costo y el riesgo de no hacerlo serán lamentables para muchos de ellos, para sus familias y para toda la comunidad.

En la construcción del nuevo Chile todos tienen espacio, no los dejemos de lado. Nos necesitan más que nunca; pero también como sociedad los necesitamos. Ganamos más como sociedad si los escuchamos hoy, no mañana.

El desafío está lanzado.