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Elegir bien para exigir mejor

Por Juan Francisco Miranda Jueves 23 de Septiembre del 2021

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Comenzaron las campañas presidenciales, parlamentarias y de consejeros regionales, y con ello temas de contingencia que deben compartir tribuna con los temas de futuro. En medio de la crisis económica y social generada por la pandemia (aún en desarrollo), temas estructurales como la educación, pensiones, salud y empleo, deben pensarse en un contexto económico nacional y mundial de incertidumbre. Esto no quiere decir que no se deban abordar, sino que por el contrario se deben abordar con una lógica de realismo que permita reconstruir la confianza ante tanto anuncio o promesa no cumplida.

La década será compleja, pero no más que otras décadas donde la humanidad tuvo que reconstruirse después de dos guerras mundiales, una guerra fría, y una serie de crisis que afectaron a varias naciones. Quien diga que vendrán tiempos mejores, intenta engañar, porque lo que estamos viviendo son tiempos difíciles, donde no sólo es necesario, sino que imperativo pensar con inteligencia y actuar con ética. ¡Y también con épica! Lo fácil es sumarse a la opinión cambiante de mayorías relativas, lo difícil es mantenerse amarrado a principios y valores que no permitan tener vergüenza en el tiempo. Así y todo, es importante elegir bien, escuchar lo que se propone, comparar, y por cierto participar activamente de la democracia. Acá lo importante es escoger con sentido de responsabilidad a las nuevas autoridades, y exigir en el tiempo el cumplimiento de las promesas y compromisos. Creo que es la única forma de iniciar una nueva época para Chile, con respeto al ser humano y a su dignidad.

Este tipo de elecciones no son nuevas, como fue la de constituyentes y gobernadores, pero quizás son inéditas en cuanto a que existe interés en participar, pero la mayoría aún no tiene definido a su candidato o candidata. Visto así, las campañas serán fundamentales y esenciales para no elegir a consejeros que prometen leyes o a parlamentarios que comprometen obras. Pues ni los consejeros pueden hacer leyes, ni los parlamentarios hacer obras.

Nuestra región necesita construir una mirada de futuro, pero sin olvidar las urgencias que son más importantes que cualquier sueño, y que son  muchas. Es tiempo de cuidar los recursos públicos, focalizar las políticas públicas en la población que tiene problemas que no pueden seguir esperando soluciones desde una burocracia que no tiene sentido de necesidad ni de urgencia. No se necesita más de lo mismo a un ritmo más rápido, sino que se necesita creatividad para disminuir el déficit habitacional, los tiempos de espera por atención de salud, o el bajo nivel de las pensiones. En esto, es imposible no cuestionar obras gigantescas cuando aún existen familias sin servicios básicos como agua potable, alcantarillado o gas. Techar un estadio ($40.000 millones), construir un Centro Antártico  ($70.000 millones), o ensanchar un paso marítimo, resulta obsceno cuando con esos recursos se resuelven los problemas de habitabilidad y de conectividad de miles de magallánicos. Bienvenidas las obras emblemáticas, pero después de asegurar una buena calidad de vida a quienes por años siguen esperando tener algo tan simple como agua o calefacción para vivir. Creo que se trata de prioridades y de tener los pies puestos en el suelo, para lo cual hay que estar en las calles de tierra y barro, en los barrios con poca iluminación y con pocas o nulas áreas verdes.

Espero ver en las campañas ideas más que titulares, conocimientos más que deseos, y más sentido y cultura cívica para poder elegir bien y exigir mejor en tiempos en los cuales entre todos deberemos contribuir para que sean mejores.