Burocracia marítima
Durante la semana se supo del malestar de algunos representantes de agencias navieras ante la poca voluntad por facilitar decisiones en torno a suplir la falta de lanchas para el traslado de práctico hasta el sector de bahía Félix, en las inmediaciones de la boca occidental del estrecho de Magallanes y cumplir con un servicio esencial de pilotaje a naves extranjeras que quieren cruzar el paso bioceánico y evitar navegar hasta el cabo de Hornos para pasar del océano Pacífico al Atlántico o viceversa.
Las alarmas se encendieron porque las tres lanchas destinadas a este servicio quedaron inoperativas y la única alternativa que se planteaba era el uso de remolcadores, algo que la autoridad marítima estuvo por no permitir, pese a que antes ya se había usado un remolcador para estos fines.
Pero lo que más inquietó a los agentes navieros fue que pidieran reunirse con el gobernador marítimo de Punta Arenas y se les contestara que recién los podría atender la próxima semana, es decir a contar de mañana.
Más de alguno quiso ir directamente a hablar con el comandante en jefe de la III Zona Naval y allanar así el camino para tener una resolución y no ser tramitados ante la necesidad de prestar el servicio como corresponde y no perder varias divisas en dólares que no sobran en estos tiempos ante la pérdida de poder atender a las naves. Pero otro naviero frenó el ímpetu del colega y optaron por tener paciencia.
No sabían que este hecho fue conocido por este medio periodístico que publicó la necesidad de lancha y gracias a esta publicación los llamaron de la gobernación marítima para que se adelantara la reunión.
Atrás quedó la burocracia marítima que en estos tiempos todo debiera ser más fácil y erradicar cualquier tramitación.