Guardaparques Karukinka, guardianes de la biodiversidad
Oportunidades y desafíos de ser guardaparques al sur del mundo.
El Parque Karukinka, en la Región de Magallanes, es el área protegida de administración privada más grande de Tierra del Fuego. Con casi 300 mil hectáreas administradas por WCS Chile, posee un enfoque integral que busca preservar la naturaleza, por medio de su conocimiento, puesta en valor y conservación. Para lograr esto, uno de los engranajes clave en su administración es su equipo de guardaparques, seis hombres y dos mujeres, que comparten su vida y pasión por la naturaleza.
A más de 200 kilómetros de Punta Arenas, tras un viaje que les casi toda una jornada, estas personas enfrentan su trabajo en condiciones extremas, como temperaturas bajo cero, vientos de hasta 120 kilómetros por hora, nieve que cubre gran parte del campamento y hasta cañerías congeladas durante el invierno. Ahí, en el extremo sur del país, cada temporada presenta desafíos y entrega conocimientos para un equipo que, como señala Melissa Carmody, coordinadora del Parque Karukinka, “cuenta con la voluntad y versatilidad para realizar trabajos que van desde lo administrativo, hasta labores en el campo, realizando monitoreo y manejo del área en función de los objetivos de conservación del Parque”.
Pero, cómo es vivir y trabajar en Parque Karukinka, qué les motivó a insertarse en la naturaleza y trabajar como muy pocas personas lo hacen. Para saber más sobre su experiencia, desafíos y pasiones, conversamos con dos de sus guardaparques, Nataly Oyarzún y Rodrigo Münzenmayer. Te invitamos a conocerlos.
– ¿Hace cuánto tiempo trabajas como guardaparques en Karukinka y qué te motivó a ser parte de WCS?
– Nataly: “Trabajo hace dos años como guardaparques en Karukinka y es mi primera experiencia laboral de este tipo. Estudié turismo y me gusta mucho mi trabajo, ahí cada día es un buen momento para poder seguir aprendiendo sobre las labores de esta profesión.
“Siempre me ha llamado la atención el hecho de poder trabajar al aire libre y rodeada de naturaleza, siento que no me vería trabajando encerrada en una ciudad. Por lo que el Parque Karukinka me entregó todo lo que necesitaba, además del hecho de poder hacer cosas interesantes como monitoreos, patrullajes, hacer tareas de campamento, recorrer senderos, etc. Definitivamente, lo que más me gusta de mi trabajo, es tener la posibilidad de observar la naturaleza desde cerca, en detalle, anotando comportamientos, entendiéndola; creo que eso es lo que más disfruto”.
– Rodrigo: “Llevo 10 años trabajando como guardaparques del Parque Karukinka, llegué en septiembre de 2011 y, aunque salí en 2013 por motivos personales, regresé el 2015, motivado por la naturaleza del sur de Tierra del Fuego, lugar que cuando conocí me maravilló con sus paisajes, bosques y montañas. Ahí también descubrí el mundo de las aves, que es algo que me apasiona hasta ahora. Esta es una experiencia llena de aprendizaje”.
– ¿Cómo es la vida siendo guardaparques, nos contarías un poco sobre el trabajo diario que realizan?
– Rodrigo: “Yo trabajo como jefe de investigación y uso público, entonces ahora, por ejemplo, comenzaremos con el monitoreo de guanacos y realizaremos censos de cóndores al menos cuatro veces por mes. En este rol, mi labor se basa en asegurarme de que las planillas estén completas, realizo mucho trabajo en Excel, ordenando los monitoreos, traspasando datos del GPS a la aplicación que ocupamos para ver las coordenadas, todo ordenado y entregado en las fechas que corresponde.
“Además, realizamos patrullaje a los senderos, en un rol de 11 días recorremos al menos una vez cada uno de ellos y recorremos la ruta que conecta el Parque con el seno Almirantazgo, caleta María y el Parque Yendegaia.
“En términos de uso público, estamos a cargo de la señalética interpretativa en todos los senderos, la diseñamos y la construimos en madera. En vinculación con el medio, realizamos charlas y videos educativos que son compartidos en colegios de la región”.
– Nataly: “Nuestro día a día no siempre es igual, si bien existen planificaciones previas, nunca sabemos cómo será la jornada, ya que muchas veces surgen imprevistos y hay que hacer cosas con prioridad o simplemente el clima no nos acompaña.
“Las tareas en el Parque son muy variadas, aunque todas con el mismo fin, la conservación, además del uso público y la mantención de las instalaciones. No sólo atendemos al público que visita Karukinka, sino que recopilamos datos, monitoreamos, ayudamos a científicos que van a terreno, realizamos control y monitoreo de especies exóticas, censos de cóndores, todo esto además de nuestras tareas diarias que ayudan al funcionamiento del campamento.
“La convivencia en el lugar de trabajo es otro punto importante, los compañeros se convierten en familia, ya que pasamos la mayor parte del tiempo en el mismo lugar, por lo tanto, se comparten muchos momentos juntos. Nuestra labor como guardaparques cada día nos enseña cosas nuevas”.