Secuelas de Internet
Yo soy de los tiempos en que cuando uno se encontraba con alguien que cultivaba intereses parecidos le decía: -Toma, acá tienes mi tarjeta”.
Hoy la respuesta sería: -“Toma, acá tienes mi e-mail”.
Cuando el semiólogo italiano Umberto Ecco habló de los efectos perjudiciales de Internet, medio mundo se le echó encima. Pero lo cierto es que posteriormente, muchos terminaron por encontrarle la razón. Internet nos permite de un plumazo (apretando un botón) comunicarnos al instante con quien está en China, un amigo que reside en los Estados Unidos o un pariente que anda turisteando por Europa.
Es cierto. Internet acerca a los que están lejos, pero aleja a los que están cerca. Es la síntesis de lo que nos dijo Umberto Ecco.
Un amigo me confiesa que cuando llega a casa sus hijos ni lo esperan, como sucedía en mis tiempos de juventud. Cada uno está encapsulado en su habitación. Luego, mi amigo los llama por Whats App, para decirles que ha llegado a casa.
Así como nadie nos enseña a ser padres, tampoco nadie nos ha enseñado a hacer buen uso de esta herramienta que ha terminado por alterar el comportamiento de los humanos.
Hemos creado una sociedad en donde en la escuela se enseña a los niños a superar exámenes, pero que no les enseña a pensar.
La pantalla aturde, entretiene, fascina y hasta encandila, pero nos exime del pensamiento reflexivo.
Se me dirá que soy algo apocalíptico, y que toda esto no será más que una moda pasajera. ¡Cuidado! Las modas no suelen pasar más allá de cinco años, y esto del Internet ya sobrepasó con creces ese lapso de tiempo.
Los estudios al respecto son una campanada de alerta. El año 2019, la pantalla del móvil de un adolescente en Chile recibió una media de 2.272 mensajes de texto al mes.
Hemos pasado de un mundo mecanizado a uno digitalizado.
Y hay que ponerse al día con esta forma de vivir y convivir, de lo contrario quedaremos más pasados de moda que el papel de calco o la máquina de escribir.
En el afán de que usted no se quede atrasado en este mundo en que los jóvenes han pasado a hacer las veces de mentores, vayan mis modestos aportes para no quedar en estado de esclerosis mental.
Por ejemplo, hay que tener muy claro que Hardware es aquello que termina por echarse a perder. A su vez, Software es aquello que acaba funcionando.
Un amigo mío, muy devoto y religioso, suele hablarle a sus hijos del sentido de la trascendencia y de la importancia de Dios. Me confesó que no sabía si su mensaje había llegado su destino, ya que esta generación habla menos que boletero de peaje. Hasta que revisando el ordenador de su retoño se encontró con esta sorpresa:
-“Webmaster nuestro que estás en www.heaven.org
Santificado sea tu server.
Venga a nosotros tu shareware.
Hágase tu downloading así en el http como en el ftp.
Danos hoy nuestro surfing de cada día.
Perdona nuestros bugs como nosotros también perdonamos a Microsoft.
No nos dejes caer en Mac y líbranos de toda Next.
Porque tuyo es el reino, el PC y la Gloria, por todos los siglos”.
Mi amigo me preguntó que si eso significaba que su hijo se estaba acercando a Dios o a lo divino.
Lo quedamos de consultar la próxima semana con un experto en computación.