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  • Carol Pérez Sierpe
Las lecciones que deja para la lucha contra el calentamiento global

Cambio climático: cómo la humanidad salvó la capa de ozono

Domingo 31 de Octubre del 2021

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n 1985, el mundo enfrentaba una gran crisis ambiental.

Después de años de estudios, los científicos alertaron de que la capa de ozono -la zona de la estratosfera que absorbe entre el 97 y el 99% de la radiación ultravioleta de alta frecuencia- estaba “adelgazando” y corría el peligro de desaparecer.

La respuesta fue de alarma mundial, pero también de una serie de acciones sin precedentes en la historia.

Gobiernos, científicos, líderes mundiales y compañías trabajaron en un acuerdo común para prohibir los clorofluorocarbonos (CFC), las sustancias químicas que estaban debilitando ese manto que se extiende de los 15 km a los 50 km de altitud y reúne el 90% del ozono presente en la atmósfera.

Ese convenio tiene un nombre, Protocolo de Montreal, y es considerado un hito histórico.

Desde su entrada en vigor el 1 de enero de 1989, las emisiones de CFC han caído a niveles mínimos.

En 2018, la Nasa dijo que la cantidad de químicos que destruyen la capa de ozono estaban disminuyendo y que esta estaba camino a recuperarse.

¿Cómo fue posible semejante éxito?

Y lo más importante: ¿se puede lograr un acuerdo similar para frenar el cambio climático?

Sin embargo, el proceso para salvar la capa de ozono no fue un camino de rosas.

Desde que los científicos descubrieran que los CFC agotaban a la capa de ozono en 1974, hubo mucha reticencia por parte de los fabricantes y los grupos de la industria química.

Incluso el entonces Presidente de EE.UU., Ronald Reagan, cuya administración no mostraba interés en temas ambientales, terminó aceptando la evidencia científica.

Los países comenzaron gradualmente a eliminar los CFC y sustituyéndolos con otros productos químicos menos dañinos para la capa de ozono.

Pero al hecho de que los países fueron anexándose paulatinamente al protocolo, se le sumó que algunas de las sustancias con las que se estaban sustituyendo los CFC, los hidrofluorocarbonos (HFC), eran efectivamente menos nocivas para la capa de ozono pero tenían efecto invernadero.

Los gases de efecto invernadero son aquellos gases que se acumulan en la atmósfera de la Tierra y que absorben la energía infrarroja del Sol. Esto crea el denominado efecto invernadero, que contribuye al aumento de temperatura global del planeta.

Los expertos estiman que para 2030 la capa de ozono se habrá recuperado en las latitudes medias, seguido por el hemisferio sur en la década de 2050 y en las regiones polares para el 2060.

El Protocolo de Montreal demostró que las naciones podían unirse en un objetivo común para beneficio de todos.

Entonces, ¿por qué está costando tanto llegar a un acuerdo similar para frenar el cambio climático?

El planeta no ha logrado reducir las emisiones de CO2 pese a acuerdos internacionales como el Protocolo de Kioto, cuyo objetivo era reducir las emisiones de seis gases de efecto invernadero, fue firmado en 1997 y entró en vigencia en 2005.

De hecho, unos documentos filtrados la semana pasada y a los que tuvo acceso la BBC muestran el fuerte lobby de algunos países para cambiar un informe científico clave sobre cómo abordar el cambio climático antes de la 26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (Cop26), que se celebrará en el 2021 del 1 al 12 de noviembre en la ciudad de Glasgow, Escocia.

La filtración reveló que Arabia Saudita, Japón, Australia, Argentina y Brasil se encuentran entre los países que pidieron a la Onu que minimice en el informe la necesidad de dejar de usar rápidamente los combustibles fósiles.

En la cumbre se les pedirá a los países que asuman compromisos significativos para frenar el cambio climático y mantener el calentamiento global en 1,5 grados.

Hay una cuestión clave para entender por qué se nos ha hecho tan difícil llegar a un acuerdo: la economía y forma de vida actual del planeta se deriva en gran parte de la quema de combustibles fósiles.

En ese sentido, el Protocolo de Montreal lo tuvo mucho más fácil. Los CFC eran producidos por empresas químicas muy específicas que llegaron a acuerdos de sustitución con los gobiernos.

Otra lección que se puede aprender del Protocolo de Montreal es que los resultados de las acciones toman tiempo.

Los expertos consultados por BBC Mundo aseguran que sí es posible reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, con resultados muy positivos para el planeta. Pero las decisiones que tomemos hoy no tendrán efecto mañana mismo, aclaran.

En ese proceso de transición es posible que no haya un único consenso, incluso entre científicos. Aunque muchos concuerdan en que es crucial tomar acciones lo más pronto posible.

“La ciencia no es infalible. Es un cuerpo de conocimiento que va avanzando, evolucionando y también, de alguna manera, perfeccionando”, afirma Carlos Méndez, vicepresidente en el Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la Onu (IPCC).

En ese periodo transicional, subraya el experto, habrá que ver qué es lo que puede aportar cada país.

“Los países desarrollados son los que más (gases de efecto invernadero) emiten, pero están más preparados para combatir el cambio climático que los países en desarrollo”.

“Tiene que haber una transferencia de tecnología de los países desarrollados a los más pobres para que juntos luchemos contra el cambio climático. Pero para eso tendremos que asumir costos”.

“Eso es quizás lo más importante que hemos aprendido de Montreal. Las naciones tuvieron una voluntad política para asumir los costos y prohibir los CFC. Es la clase de voluntad que necesitamos para el cambio climático”, concluye Méndez.

BBC

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