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Partió un grande de la hípica magallánica

Sábado 29 de Enero del 2022

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a hípica magallánica está de duelo. A la edad de 94 años dejó de existir la noche del pasado jueves en nuestra capital regional el jinete y preparador Clemente Ojeda, protagonista de capítulos gloriosos en esta disciplina a nivel regional y nacional.

José Clemente Emilio Ojeda Cárdenas, hijo de Antonio y Sara, fue parte de una familia de ocho hermanos que se dedicaba a la agricultura en la Isla de Chiloé.

Nació el 5 de marzo de 1927 en Curaco de Vélez (Quinchao) y el año 1944 viajó a Punta Arenas para cumplir su servicio militar, sin embargo fue licenciado sin instrucción por exceso de contingente.

El propio Clemente Ojeda relató sus inicios a La Prensa Austral en entrevista publicada en agosto de 2019: “Yo quería hacer el servicio, pero sólo estuve cinco días adentro. En el regimiento había un alto oficial que poseía caballos de carreras y, al ver mi estatura, me consultó si sabía montar, recibiendo una respuesta positiva de mi parte porque nuestro trabajo en el campo familiar en Chiloé siempre lo hicimos a caballo desde muy temprana edad”.

“Entonces permanecí en forma muy libre en el (regimiento) Pudeto y los días domingo iba a participar en las competencias ecuestres, luego de lo cual me quedé para siempre en este tipo de actividad”, recordaba.

PRIMEROS TRIUNFOS

El año 1947 comenzó su carrera como jinete en el Club Hípico de Punta Arenas. “Tuve que aprender las técnicas de las competencias. Al inicio yo corría ‘al lote’ y debí interiorizarme de todo lo concerniente a este tipo de actividad. Para ello, también me desempeñaba como cuidador de caballos”.

En esa época la hípica era un deporte de gran arraigo popular. Don Clemente mostró de inmediato que tenía “pasta” y ganó sus primeras carreras, ejerciendo de manera simultánea la labor de preparador con los caballos del doctor Tomás Buvinic.

“En el mes de agosto de 1954, luego de ganar más de trescientas carreras en Magallanes, mi fama me llevó a la capital, donde me establecí. Me llevó Esteban Bartivecic, junto al caballo de su propiedad con el cual había ganado todas las competencias”, recordaba el destacado jinete en la entrevista.

En octubre de ese año debutó en Santiago y, a poco andar, ya se adjudicaba estadísticas nacionales de jinetes. “Mi vida deportiva allá fue muy agitada. Corría en la mañana en el Hipódromo Chile, ganaba, y en la tarde lo hacía en el Club Hípico…”.

Clemente Ojeda también corrió en Concepción y lo hizo igualmente en Peñuelas durante cuatro años con gran éxito.

RETORNO A
MAGALLANES

En agosto de 1979 retornó a Punta Arenas. “Desde Peñuelas vine a estar una pequeña temporada con mi hija María Eugenia, quien estaba haciendo acá su internado (de tecnóloga en oftalmología)”, contaba Don Clemente.

Convencido por el doctor Alvaro Soto, por entonces director del hospital, aceptó volver a Magallanes para continuar cosechando triunfos como jinete, siendo además Tomislav “Kiko” Martic uno de los principales propietarios a quien le preparó finos de carrera.

“MUY RESPONSABLE”

Patricio Mladinic, otro hípico de tomo y lomo, recuerda con especial cariño a Don Clemente. “El era una persona más bien callada, muy responsable. Iniciaba sus labores diarias a las seis de las mañana y siempre fue muy inteligente para correr”, enfatizó el comunicador.

El fin de las carreras en el Club Hípico de Punta Arenas en abril de 2006 golpeó fuerte al destacado jinete. De hecho, terminaría sufriendo un accidente vascular que con el tiempo logró superar.

“Las ganancias producto de los premios obtenidos fueron excelentes debido a mis numerosos triunfos. Con ello pude darles una buena educación a mis hijos; compré nuestra vivienda al mes de casado y tuve mi propio caballo, ‘Antigüin’, adquirido en sociedad con mi familia”, afirmaba Don Clemente en la nota concedida a nuestro diario.

“Puedo decir que he sido un hombre feliz con mi familia, especialmente mi amada esposa, que es mi guía y mi apoyo en esta etapa de mi existencia”, agregaba con un tinte de emoción, aludiendo a Olga Albornoz y sus hijos María Eugenia y Juan Carlos, quienes le sobreviven.

La noche del pasado jueves el destacado jinete y preparador dejó de existir. Su vida se fue apagando poco a poco, pero el legado que escribió a punta de éxitos perdurará instalado entre los nombres más gloriosos de la hípica magallánica. Descanse en paz, Don Clemente.

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