Presencialidad escolar: la gran necesidad e interrogante para marzo
A poco menos de un mes para la vuelta a clases de los escolares, Omicron se encuentra batiendo records de contagio prácticamente todos los días. Se ha llegado a registrar más de 30 mil nuevos casos por jornada, en una tendencia donde los expertos no se colocan de acuerdo de manera unánime cuándo podría ser el peak y si posteriormente vendría una breve o prolongada meseta, no descartando que la baja presentaría una rápida desaceleración. Lo cierto es que ante una población agotada por las restricciones, la temporada estival ha mostrado un comportamiento de la gente mucho menos aprehensivo que el año anterior.
En este contexto es que llamó la atención las declaraciones del presidente del Colegio de Profesores, Carlos Díaz, respecto a que veía difícil retomar la presencialidad en marzo del 2022, argumentando que se desconocen las condiciones reales en que se recibirá a los estudiantes en este tercer año donde la educación debe convivir con la pandemia.
El actual ministro de Educación Raúl Figueroa se encuentra de vacaciones, por lo que el foco de la atención se ha centrado en la opinión de la futura autoridad del área, Marco Ávila. El militante de RD asume este difícil ministerio (que junto a Salud son catalogados como verdaderas “tumbas” de prometedoras carreras políticas debido a su complejidad y relevancia, con una alta exposición al escrutinio popular) opina que “la presencialidad debe ser la regla”, guardando la calma de observar la evolución epidemiológica en que se encuentra nuestro país. La participación de los diferentes actores pertenecientes a las comunidades educativas debe entregar importantes elementos para tomar decisiones que se encuentran insertas en condiciones dinámicas.
Por otra parte, algunos expertos en salud pública proyectan que los contagios deberían estar controlados en la segunda semana de marzo, ya que se espera a mediados de febrero el peor momento de contagios que podría colocar en jaque a nuestro sistema hospitalario. Esto sumado a una política de vacunación reconocida a nivel mundial en que se ha destacado a nuestro país en diferentes rankings internacionales, debería proyectar las directrices de funcionamiento escolar durante este 2022. La pregunta clave es: ¿en qué momento se podría evaluar estarían las condiciones “ideales” para volver a la presencialidad por parte de profesores y apoderados? Este es el gran desafío a resolver por parte de la nueva autoridad nombrada por el presidente electo Gabriel Boric, que contará con dificultades y limitaciones materiales de implementación propias de un ambiente que no se encontraba preparado para un cambio tan brusco e inmediato y que hace dos años no funciona con la regularidad acostumbrada, pero que en teoría debería contar con una mayor acogida por parte de sectores que de manera casi automática rechazaban las propuestas de la anterior administración.
Durante este tiempo hemos evaluado, y espero valorado, la relevancia de la presencialidad en la educación, del impacto que tiene en niños y adolescentes compartir con sus pares en un ambiente que fomente no sólo el aprendizaje académico, ya que el juego, la compañía, el diálogo y la convivencia se han echado mucho de menos, afectando el equilibrio emocional de cohortes que requieren normalizar lo más posible sus rutinas. Las comunidades educativas y sus protagonistas no deben quedar al margen de esta vuelta a la normalidad, considerando que deben tomarse decisiones argumentadas científicamente y en consonancia con las condiciones particulares de cada contexto; pero no perdiendo de vista que las “condiciones ideales” que espera o interpreta cada uno difícilmente puedan llegar a concretarse de manera pragmática, por lo que la flexibilidad para llegar a acuerdos será fundamental.
