Necrológicas

– Carmen Irene Peña Salazar

– Jaime Alejandro Barría Vogelhummer

– Mario Fernández Ibarrola

Desesperado clamor por ayuda internacional para combatir incendio forestal en Timaukel

Domingo 6 de Febrero del 2022

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La Comunidad Selk’nam Covadonga Ona y las ambientalistas Daniela Droguett, directora para Magallanes de la Wildlife Conservation Society (WCS) en Chile y Melissa Carmody, coordinadora del Parque Karukinka de Tierra del Fuego, se refirieron a la situación de detrimento que afecta al entorno medio ambiental de la isla grande, por causa del incendio forestal que afecta a más de 1.260 hectáreas del bosque subantártico en el Lote 4 del sector Teraike, cerca de la costa del estrecho de Magallanes, en la comuna de Timaukel.

“El fuego se ha tomado Tierra del Fuego, donde llevamos 13 días enfrentando el mayor incendio forestal de la isla, refugio de naturaleza básicamente impoluta, reservorio natural y masivo de carbono en sus bosques y turberas, hábitat de especies patagónicas icónicas como guanacos, cóndores y carpinteros, y tierra ancestral del Pueblo Selk’nam”, comienzan a definir las dos luchadoras conservacionistas.

“Como custodias de la mayor área protegida que existe en la isla de Tierra del Fuego, el Parque Karukinka, lanzamos un llamado urgente y global por ayuda. Reconocemos y agradecemos la pronta y comprometida respuesta del Gobierno Regional y la Delegación Presidencial, que permitió movilizar rápidamente personal y maquinarias, y que contó con la respuesta de la Municipalidad de Timaukel y organizaciones regionales”.

Entre estas últimas, citan al Cuerpo de Bomberos de Porvenir, Fundación Hach Saye, Corporación Covadonga Ona, Fundación Prisma Austral, “y ciertamente, los guardaparques de Karukinka, mano a mano, y conectados con decenas ‘de personas de a pie’ de Porvenir y Punta Arenas, todas tras un solo objetivo: aportar para detener el incendio. Sin embargo, aquellas que trabajamos en el sur de Tierra del Fuego sabemos que este territorio no es sencillo. Su acceso es difícil y se caracteriza por tener los vientos más fuertes del planeta, los que moldean y definen el corazón del ser fueguino”.

Llamado a detener el daño global a la naturaleza

“En unos pocos días, un ‘pequeño incendio’ de casi 7 hectáreas se ha transformado en un monstruo incandescente de más de mil 200 hectáreas, que ha consumido bosque nativo, pastizales, destruido el hábitat de cientos de especies nativas y lo que es peor, ha logrado lo impensable: incendiar las turberas de Tierra del Fuego”. Droguett y Carmody enfatizan en esta tan adversa circunstancia, que causa un daño irreparable al planeta.

“La peor pesadilla del cambio climático se ha hecho realidad, pues un incendio de turberas destruye uno de los ecosistemas más importantes para mitigar el cambio climático, pudiendo arder por meses, liberando miles de miles de toneladas de carbono a la atmósfera. Este pequeño incendio, pasó de ser un problema local, a ser un emisor global de carbono”, lamentan.

“Ante tal desafío, el llamado que hacemos desde la primera línea de la conservación es a no escatimar recursos, imaginación, ni decisiones para poner toda la capacidad política, administrativa, técnica y creativa de nuestra nación para doblegar este flagelo”, claman las preservadoras de uno de los parques naturales más importantes del cono sur de América.

Resaltan, por otro lado, que “la comunidad magallánica, como siempre, se ha levantado solidaria para ir en ayuda de su patrimonio natural, enviando aportes en agua, alimentos y otros elementos de necesidad para brigadistas y la Municipalidad de Timaukel. El mundo privado ha dispuesto ayuda con equipos especializadas que han arribado a la zona a intentar proteger este bosque austral. El Pueblo Selk’nam ha hecho rogativas pidiendo por lluvia y cese de viento. Y nosotras hemos apoyado desde el momento cero en movilizar y amplificar el llamado de ayuda”.

Falta convocar a
ayuda internacional

Pero a pesar de que todos los esfuerzos que se han hecho son enormes, añaden, no han sido suficientes: “Necesitamos entender que este incendio no sólo se trata de bosques alejados, sino de la integridad de la vida y la salud de todo el planeta y del porvenir de los ecosistemas fueguinos y sus gentes”. Por ende, resaltan que se necesita “movilizar todas las fuerzas humanas posibles, más allá de Magallanes y más allá de brigadas de Conaf. Se requiere más apoyo del Ejército, de la Fuerza Aérea de Chile, entre otras”.

Aún más, precisan que se debe “convocar ayuda internacional, activando acuerdos con la hermana Argentina, quienes están a pasos del fuego y cuentan con capacidades instaladas. Conectar con latitudes lejanas como California en EEUU, quienes a través de convenios como el Chile-California, puedan aportar con experiencia y capacidad al exterminio definitivo del fuego”. 

“El cuidado de nuestro patrimonio fueguino nunca ha sido más global que ahora. Enfrentados a vivir en un mundo cada vez más caliente y seco producto del cambio climático, hacemos un llamado austral a trascender fronteras y límites y activar colaboración en tiempo real que nos permitan lograr la conservación efectiva de nuestra naturaleza”.

La restauración que
será necesaria

“Como custodias del Parque Karukinka -finalizan- venimos desde hace más de 5 lustros controlando amenazas como el castor y activando la restauración de estos ecosistemas. Aportamos con la mirada territorial y la práctica in situ a la real conservación de la biodiversidad de Patagonia. Nuestro compromiso con esta tierra sólo se ha agrandado en esta tragedia. Con la mirada en el futuro, pero con la acción de hoy, estaremos allí luego que pase la ola de fuego, activando programas de restauración y prevención efectivos”.

“La magnífica naturaleza fueguina tiene nuestro corazón y empuje para lograr que ¡nunca más!”, es el lema definitivo que entre la aflicción por lo que sucede en el sur de Tierra del Fuego lanzan Daniela Droguett y Melissa Carmody.

Comunidad Selk’nam

Las de Droguett y Carmody no son las únicas definiciones ante el desastroso siniestro de Timaukel, ya que también la comunidad nacional Selk’nam refirió su parecer, en la voz de su presidenta, Hema’ny Molina, quien estimó que el territorio ancestral de su pueblo “se consume en llamas. Ante la mirada atónita de nuestra comunidad Selk’nam Covadonga Ona, se consumen rápidamente los bosques de nuestra amada Karukinka”.

Señala la dirigenta que el martes 25 de enero, “ya a las 9 de la mañana se conocía la noticia, pero los caminos desconocidos de la burocracia en la que el sistema opera encienden la frustración de quienes no tenemos poder económico ni político, nos hizo tener que esperar hasta que los ‘protocolos’ permitieran dar la máxima alerta. Un foco de incendio que debió ser atendido con extrema urgencia para evitar su expansión, simplemente quedó atrapado en conductos regulares mientras los bosques de lenga ardían”.

“Para nosotros los selk’nam remarcó -Hema’ny- es ver cómo arde nuestro cuerpo, nuestros ancestros, nuestro territorio, que sin importar quién lo habite o administre hoy día, siempre será nuestro hogar ancestral, y cuidarlo, valorarlo y conservarlo como un tesoro para que las generaciones futuras lo conozcan y lo vivan es parte de nuestra esencia. No somos dueños de la Tierra, somos parte de ella y en este momento vemos cómo ardemos. Hoy, cuando a nivel mundial se llama a la conciencia con una emergencia climática que nos tiene al borde del colapso planetario, Chile se deja espacio para perder miles de hectáreas de bosques prístinos, los mejores que existen en el mundo a esta latitud”.

La representante ancestral apunta que “la Isla grande de Tierra del Fuego es un lugar apartado, con un territorio extenso y con poca accesibilidad, en donde existen grandes extensiones de bosques y turberas que se encuentran protegidas, razón suficiente para prever que una emergencia de esta magnitud no era imposible. La pregunta es ¿por qué no se tomaron medidas precautorias adecuadas y eficiente?, ¿cómo es posible que las comunas más alejadas y rodeadas de bosques no cuenten con una compañía de bomberos?, ¿o que al menos exista un punto de Conaf estable? Miles y miles de kilómetros de bosques desprotegidos. Ahora que estamos inmersos en medio de una tragedia sin precedentes, simplemente observamos cómo el viento arrastra las llamas y sentimos la desprotección de un sistema que evidentemente debe subsanar todas las deficiencias que hoy quedan en evidencia”.

¿Podrá reforestarse
lo destruido?

Reconoce que “las voluntades existen y que se han movilizado los esfuerzos, pero tarde, muy tarde. Esta tragedia pudo abordarse desde el día 1, y quizás hoy estaríamos con las llamas controladas y con un incendio forestal en vías de ser apagado. Pero es todo lo contrario, estamos con una emergencia que amenaza con llegar al Parque Karukinka, con arrasar las turberas, que justamente son el foco de atención mundial para el cuidado del planeta.

Como en toda tragedia, debemos unirnos y dejar los análisis de lo sucedido para cuando podamos hacer el recuento del daño y comenzar a reconstruir y reforestarnos”.

Empero, admite que “los costos para enfrentar esta tragedia son muy altos y aunque tarde, las alertas amarilla y roja ya fueron decretadas, pero no basta, habemos muchos quienes queremos ayudar y el llamado es a hacernos presente. La comunidad Covadonga Ona se ha puesto a disposición para aportar. La Corporación Selk’nam Chile y la Fundación Hach Saye hacen el llamado a través de sus redes sociales, a cooperar. Estamos sumando esfuerzos con diversos aliados, y tratando de estar y ser útiles”.

“Sabemos que todo lo que podamos hacer es poco, sin embargo, hacemos el llamado al país, a las autoridades. Se requiere con urgencia más aeronaves de ala fija pesada, sabemos que el costo es alto, pero ése es el sentido y mejor uso del dinero. Chile siempre se ha destacado por ser solidario ante la adversidad y ésta es una emergencia territorial, de país y de mundo. Hoy en día ningún bosque sobra, cada árbol falta en el planeta y no debemos darnos el lujo de sentarnos a mirar cómo se consume el nuestro”.

“Un incendio forestal, no importa en qué lugar de Chile se encuentre, debe ser de máxima prioridad y ser atendido de inmediato con todos los recursos que sea posible, no son sólo bosques, es la vida de todo el planeta lo que se arriesga. Las oraciones, los cantos de los ancestros y los cantos de la comunidad Selk’nam Covadonga Ona suenan en nuestros hogares y corazones: que nuestro llanto sea escuchado como un llamado de auxilio. Pedimos a nuestros ancestros, a los hermanos de los Pueblos, que se unan en nuestro ruego por lluvia”, finaliza Hema’ny Molina en Porvenir, donde hoy reside.

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