Desgarradora despedida de padre a su hija fallecida en accidente en el cruce de Ponsomby
- “Giorgia amaba la naturaleza, las personas y los animales a su manera, logrando comprender y participar de forma espontánea y genuina”
“Giorgia Amalia de Vita Ivanovich, una hija de esta tierra, criada en Italia y que ha terminado su paseo en el mar de Magallanes”, fueron las primeras palabras de su padre, Giandoménico de Vita, durante el responso celebrado ayer tarde en el Santuario María Auxiliadora.
Desgarrador fue en algunos pasajes el mensaje que entregó, a ratos hablando en italiano pero también en español. Frente a una iglesia que acogió a una importante cantidad de amigos de la familia, principalmente ganaderos y cercanos a la madre de la mujer fallecida en el accidente, María Teresa Ivanovich Saavedra, durante el responso oficiado por el diácono Oscar Núñez.
Cruce Ponsomby
Madre e hija viajaban el 19 de febrero en un station wagon Suzuki, manejado por la octogenaria conductora, desde isla Riesco a Río Verde. En el cruce de Ponsomby abordaron el ferri Bahía Azul, un tramo que se cubre en pocos minutos. Antes de llegar al otro lado, y por circunstancias que se desconocen, el vehículo terminó en el agua.
Un video que ha circulado en redes sociales muestra los últimos segundos, cuando un ganadero se acerca a conversar con la conductora, y en esos precisos momentos el vehículo sale proyectado hacia delante, a una velocidad que la llevó a pasar por encima de la puerta-rampa y precipitarse al mar.
Este incidente le terminó costando la vida a la hija, italiana-chilena, soltera, 41 años, quien pereció por inmersión.
Desde hace unas semanas Giorgia permanecía en Punta Arenas, porque vino a celebrar el cumpleaños número 80 de su madre. Y ahora ya estaba por regresar a Italia, pero el destino quiso otra cosa y al final el padre, Giandoménico y el hermano de la víctima, Filippo de Vita, vinieron ahora a buscarla para llevarla de vuelta al país de origen.
Mensaje
“Nos preguntamos si cuando la recibimos en nuestra familia, Titti, Filippo y yo, este destino ya estaba escrito”, manifestó el papá en el Santuario Don Bosco.
“Era 1980 en Concepción, y tenía cerca de tres meses cuando la acogimos y ella nos acogió en su corazón”.
“Giorgia amaba la naturaleza, las personas y los animales a su manera, logrando comprender y participar de forma espontánea y genuina”.
“Su capacidad para compartir las emociones de los demás era única: sin cálculos ni procesamiento intelectual excesivo”.
“Ella sabía sentir y estar cerca , y lograba hacer comprender esta habilidad con simplicidad, siendo capaz de crear vínculos de pocas palabras, pero de gran fuerza y solidez”.
“Terminó su vida terrestre en el mar magallánico, mejor no pudo haber comenzado una nueva vida, ella que amaba como nadie a los delfines”.
“Nosotros que la hemos conocido y amado, llevaremos adentro sus recuerdos junto a la promesa de llevar en nuestras vidas el testimonio de cómo Giorgia ha sabido amar con profunda generosidad”.
La vecina magallánica sobreviviente de esta tragedia, María Teresa Ivanovich, se recupera de una fractura a la cadera en su domicilio en Punta Arenas.