Necrológicas

“Confieso que he vivido”, concurso literario autobiográfico

Por Marino Muñoz Aguero Domingo 27 de Febrero del 2022

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Una mañana de la reciente primavera, leyendo el diario me enteré de los resultados de la séptima edición del Concurso Literario Autobiográfico “Confieso que he vivido” organizado por el Servicio Nacional del Adulto Mayor. Por supuesto, de inmediato desvié la vista hacia los resultados de nuestra región y -con mucho agrado- veo en el primer lugar a mi querida y recordada Profesora, la Señora Rita Drpić Mladinić, la misma que hacía esfuerzos sobrehumanos para tratar de enseñarnos inglés a la manada de ese Segundo “A” del entonces Liceo de Hombres de Punta Arenas de la década de 1970. Y entonces; “tengo que llamar a mi Profesora para felicitarla”, pues de tanto en tanto, conversamos por teléfono y sólo por teléfono, debido a los cuidados sanitarios de estos tiempos, para evitar los contagios de este virus que ni siquiera vale la pena nombrar. Y entre innumerables “tengo que llamar a mi Profesora, tengo que llamar a mi Profesora”, pasó lo que tenía que pasar: la Señora Rita llamó primero para decirme que -con los debidos resguardos- vaya a su casa a buscar un libro que me tenía de regalo.

Así fue como llegamos a su casa con mi hija una tarde cualquiera y disfrutamos de una hermosa conversación de los buenos tiempos del pasado, del presente y del futuro y nos reímos -mascarillas y distancias de por medio- de buena gana, de muy buena gana de esas travesuras de infancias magallánicas y nos regocijamos del privilegio haber nacido -los tres interlocutores (as)- en esta tierra maravillosa y salimos con este libro bajo el brazo, llevándonos con él las penas y alegrías de quienes (Adultos (as) Mayores, nos dicen ahora) cuentan sus historias, que son las historias sencillas de todos los que contribuyen, sílaba a sílaba a construir las grandes historias de un pueblo como el nuestro.

El primer lugar a nivel nacional lo obtuvo Luis Valenzuela Serón de Curicó con “Las Tres Corbatas”, quien recuerda el relato de su bisabuela Emelina, guardacruces ferroviaria del Paso Los Boldos: “De todas las historias contadas por Emelina, existe una que yo nunca he olvidado y que, además, fue a mi el único a quien se la relató una tarde que llovía fuertemente y que, a la orilla del brasero, ella consumía delicadamente agua de yerba mate en una calabaza que sostenía con sus dos manos, cuya piel semejaba un papiro rugoso con historias de más de ochenta años”. Valenzuela comparte con los lectores una bella y delicada historia de amor inconcluso.

En la Mención Inclusiva Marcela Karin Hurel Gallegos nos regala “El Valor de Vivir” y nos cuenta: “Aprendí a ser autovalente porque con esto eres libre. Soy más fuerte que antes y no me avergüenzo de mi condición. Borré de mis ojos las miradas morbosas y de mis oídos las palabras hirientes, amé esa mano amiga y cariñosa que, sin la obligación del compromiso, es ofrecida en un acto de amor infinito. Gracias por esas ayudas o esos intentos de querer y no poder, consciente al mismo tiempo de que debo pedir ayuda si la necesito”.

Y nuestra Profesora nos lleva hasta su Río Seco de toda la vida y así lo transmite, al punto que cuando converso con ella por teléfono, pienso que ahí está, que desde ahí me habla, desde la casa de sus padres en Río Seco y no desde la ciudad. “Mi Río Seco Natal…Pampa Alegre” es una relación desde los orígenes de su familia, hasta el día de hoy; nos entrega el recuerdo detallado de una infancia enquistada en la memoria. Así podemos disfrutar de las historias de los juegos, la lechería, el cultivo de frutas y hortalizas, los viajes en las “góndolas” (micros de antes), el colegio, el uso de la leña, la cocina croata, la música en la vitrola, el teléfono con operadora, las primeras radios.

“Todo iba bien hasta que al papá se le ocurrió comprar casa en Punta Arenas, para evitarnos andar siempre en góndolas y regresar cuando ya había oscurecido”

“Me vine llorando, Tengo alma de campesina y así me crié sus buenos años…los mejores de toda mi larga existencia”.

“Una y otra vez viajo a Río Seco, con nostalgia, con sentimientos encontrados, con melancolía, con reminiscencias de un pasado que guardo como lo más querido y valioso de mi vida toda”.

“Confieso que he vivido” (parafraseando a Neruda) es una buena colección de buenas historias, de aquí y de allá. Sus autores (as) hablan quizás desde la juventud y no desde el recuerdo y nos invitan a viajar por aquellos días -sus días- que generosamente comparten con nosotros.

Concurso Literario Autobiográfico “Confieso que he vivido”-1ª edición de 7ª versión-. Servicio Nacional del Adulto Mayor, Santiago de Chile, 2021. 175 pags.

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