30 millones de litros de agua diarios se consumen en la ciudad
“Comúnmente no se conocen todos los procesos que realizamos, ya que uno ve que llega un agua cristalina a la casa pero no se sabe que detrás de eso existe un estricto control de calidad que se realiza todos los días del año en nuestro laboratorio”, expresa Wladimir Gil, gerente operaciones del Laboratorio de Calidad de la empresa Aguas Magallanes. Con esas palabras resume todo el trabajo que se despliega para cumplir con la normativa que demanda tanto del Ministerio de Salud como de la Superintendencia de Servicios Sanitarios.
Hoy en día Aguas Magallanes alimenta con acceso a agua potable a las cuatro comunas principales de nuestra región: Cabo de Hornos, Porvenir, Puerto Natales y Punta Arenas. En esta última, es donde evidentemente se encuentran las plantas de tratamiento más grandes, ya que son 30 millones de litros de agua diario que se consumen tanto a nivel domiciliario como industrial en la ciudad, los cuales provienen del río de las Minas, y de manera secundaria del embalse Lynch, río Tres Brazos, río Leñadura y laguna Parrillar.
Toma de muestras
También es en Punta Arenas donde se encuentra el Laboratorio de Calidad de la empresa, donde día a día llegan las muestras que se toman desde 7 puntos distintos de la ciudad que se encuentren dentro de la red de distribución, para así poder tener una muestra más representativa. En este laboratorio trabaja una jefa de la unidad, dos analistas más una tercera analista de aguas servidas, un auxiliar encargado del lavado y esterilizado de los materiales para las muestras y una muestreadora externa.
“Nosotros somos los encargados de garantizar que esa agua cumpla con todos los requisitos que nos exige la norma, en materia de control de calidad del agua. Cada domicilio que muestreamos tiene que dar su autorización luego de una evaluación de nuestra parte para que se cumplan los requisitos mínimos que nos permitan tomar muestras no contaminadas. Luego en nuestro laboratorio realizamos análisis de turbiedad, color, acidez, bacteorológico, de olor y sabor”, subraya Mónica Catepillán, analista del laboratorio.
Añade que todos estos parámetros están regidos por las entidades fiscalizadoras del Estado y provienen de los estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y que en las muestras no varían casi nunca a menos que se trate de casos puntuales.
Proceso de análisis
Tal y como se señaló anteriormente, existe una serie de variables que se analizan todos los días dentro de este laboratorio para así dar cuenta exactamente la composición del agua que se está derivando hacia los domicilios, y de esta manera hacer cumplir la Norma 409, la cual señala que el agua tiene que ser ‘’para consumo humano’’. Esto, principalmente porque el agua que proviene de fuentes superficiales, como es el caso de la región, generalmente viene con sedimentos y colores provocados por la vegetación del lugar.
“Primero preparamos un cooler con botella que se van a los domicilios para tomar las muestras. Una vez tenemos estas muestras en el laboratorio, llenamos las tarjetas de muestreo con fecha, hora, sector, Ph del agua, temperatura, nivel de cloro. Luego los pasamos por un filtro de membrana donde analizamos esta agua con cloro. Posteriormente pasa a una incubadora, donde las muestras permanecen por 24 horas para poder identificar las bacterias, la cual generalmente arroja cero”, asegura Catepillán.
Posterior a este proceso, “realizamos el análisis de turbiedad del agua y el análisis físico químico de éstas, las cuales se realizan en distintos envases cada uno. Luego viene el análisis de color, olor y sabor del agua y análisis de flúor. El primero se realiza de manera mensual y el flúor, que es un análisis que nos pide el Minsal, lo hacemos semanalmente”, detalló la analista.
“Si el protocolo no se cumple los análisis son inválidos, por eso es que tenemos que seguir estrictamente toda la receta para un resultado confiable”, asegura Wladimir Gil.
¿Cómo llega el agua a nuestras casas?
Al ser fuentes superficiales, el proceso de potabilización se ve obligado a ser realizado a través de sistemas de tratamiento especiales. Diariamente se recogen cerca de 30 millones de litros provenientes de la fuente que más se adecúe a las condiciones que presenta el día, agua que antes de llegar a los estanques de almacenamiento, pasa por un proceso de inyección de agentes adicionales que permitirán que el agua pueda ser utilizada para el consumo humano.
“La primera fase consta de agregar agentes floculantes al agua, lo que permite que la turbiedad del agua y el color crezcan, así podemos identificarlos rápidamente. Luego pasan por un proceso gravitacional donde decantan hacia el fondo todas esas partículas que crecieron y filtramos. Posteriormente agregamos cloro (entre 0,2 y 2mg/L según la normativa) para eliminar las bacterias presentes y luego el flúor para proteger la dentadura de los usuarios, y finalmente trasladamos el agua a los estanques, los cuales tienen una capacidad de almacenamiento de 12 millones de litros aproximadamente”, complementa Gil.
Una vez en el estanque, esta agua es dirigida hacia los domicilios particulares de los magallánicos y también a las industrias que requieran. Este proceso puede tardar aproximadamente unas 6 horas en promedio.
“La norma chilena es súper estricta, te piden niveles de fierro, manganeso, cianuro, arsénico y otros. Esto va a depender siempre de la fuente de dónde obtengas el agua porque los distintos terrenos tienen distintas sustancias”, aseguró el gerente de operaciones del laboratorio.
Abastecimiento futuro
La crisis climática que azota al mundo no ha dejado fuera a Chile, que está sufriendo crisis hídricas que han llegado a su límite en algunos sectores, mientras que en nuestra región se encuentra afectando particularmente a la ganadería, más que al abastecimiento de agua a los domicilios. La variedad de fuentes y las condiciones de los terrenos han permitido que hasta ahora no se enciendan de manera exagerada las alarmas, pero el llamado de muchos es a proyectar hacia el futuro.
“Somos privilegiados al tener numerosas fuentes de acceso al agua, y en Magallanes sin dudas podemos estar relativamente tranquilos por ahora, aún cuando el último tiempo hemos constatado un 65% de déficit de agua caída, y la verdad es que se nota al extraer el agua con el tiempo. Es por esto que en Natales hicimos una inversión de $2.500 millones para ampliar la planta de agua potable, porque la nieve bajó mucho y en 2017 con la cantidad que llovió, colapsaron los sistemas. Lo mismo en Punta Arenas, que está en proceso de ampliación para poder abarcar 100 litros por segundo más. La tendencia al cambio climático está y hay que preocuparse ahora, lo cual nos ha llevado a robustecer los sistemas e invertir, proyectándonos hacia el futuro y preparándonos para estas tendencias que están en constante cambio”, concluyó Wladimir Gil.