Balance
Al final del actual ciclo de gobierno es importante realizar un balance como resumen de trabajo, pero también es necesario por las brechas que quedan pendientes por resolver. Para tener en cuenta en el nuevo ciclo que comienza en los próximos días.
Desde la perspectiva de los mayores podemos decir que lo positivo ha sido: a) El Plan de vacunación en mayores. La adhesividad a las medidas y la oportunidad en que ocurrieron. b) La denominada Pensión Garantizada Universal, que aporta algo más de recursos a los mayores. c) Programa Envejecimiento Activo. Un conjunto de medidas que ya existían, que se orientan y se definen en forma más integral e integradora. d) Programas de Buen Trato, que buscan posicionar al Adulto Mayor como actor de su propio destino. Autónomo y activo en sus decisiones.
Eso, como líneas de acción para un gobierno que hasta antes de la pandemia prometía y definía muchas directrices y trabajo por los mayores.
La pandemia cambió drásticamente el escenario y la institucionalidad chilena se mostró lejana y disonante con las mayores. Se privilegió el uso de las redes sociales y los comunicados oficiales en páginas institucionales, la vía telefónica para recibir información, sabiendo que los mayores privilegian el contacto y la personalización de los servicios. Los mayores van a hacer el trámite a la oficina, con el o la funcionaria conocida.
Muy pocos pudieron resolver estas dificultades. La mayoría se tuvo que rascar con sus propias uñas. Así nacieron muchas respuestas sociales que les llevaron alegría, cercanía y comida o servicios para ellos. El Estado tampoco supo diferenciar una caja de alimentos distinta para los mayores. Como siempre el Estado recurrió a la respuesta tipo, como si fuera una talla única, para tan diversas realidades o necesidades.
El Estado no les puede seguir fallando. La tensión de la pandemia hizo más evidente que las políticas públicas para los mayores, decididas centralmente sólo producen más inequidades y problemas.
Las respuestas deben ser articuladas localmente. Es tan difícil resolver a 3 mil km de la realidad. Es más efectivo que se articulen en torno a las municipalidades, como el gestor local de servicios públicos. Con financiamiento apropiado desde el nivel central, pero con autonomía para decidir por sus vecinos.
Lo habitual es que los municipios deban ejecutar programas rígidos y estructurados, porque son más fáciles de evaluar por los servicios que los financian y que son incapaces de reconocer las realidades locales. Por eso las municipalidades pequeñas o rurales no los ejecutan. Son programas para ciudades con más de 50 ó 100 mil habitantes. Esto porque llegan a grupos muy específicos, que sólo en grandes grupos poblacionales pueden completarse. En municipios pequeños no se logra juntar una población que pueda acceder a esos servicios.
Por eso es importante trabajar en programas que puedan adaptarse y acomodarse a las realidades locales. Ya sean dos o cien los mayores de un área. Hay que darle respuestas ojalá a todos y no a grupos seleccionados de mayores. Gran problema de las políticas públicas en Chile. Se selecciona y financian respuestas que no llegan a todos.
Para que Chile realmente le responda a sus mayores se requiere que el Estado sea capaz de diferenciar según las distintas necesidades. Los mayores no son todos iguales. El impacto del envejecimiento y los deterioros afectan distinto en cada mayor. Por eso sus necesidades son tan diversas. Por eso es mejor tener un abanico de alternativas y usar las que más impacten en cada mayor.
No hay una medida única que beneficie a todos o impacte en todos. Salvo el tener una pensión que les permita financiar todos sus requerimientos. Montos que están a años luz de las actuales cifras, porque las actuales pensiones no financian una vejez digna en los mayores.
Por eso el trabajo en asistencialidad, cuidados sociales o sanitarios y prestaciones sociales tiene que ser más amplio y variado, para modificar un destino como el que hemos conocido desde décadas. La situación social y sus condicionantes llevan a que el efecto protector familiar se haya perdido para la gran mayoría y sea asumido por los agentes territoriales, que no dan abasto para tantas necesidades.
Por eso la diferencia la marcan las municipalidades y su gestión territorial. Queda esta diferencia de gestión, en las manos y voluntad de un alcalde y su percepción del trabajo local. El involucrarse o no en esto es voluntario y no direccionado como una política pública.
El resumen del actual gobierno puede definirse como que hizo más de lo mismo. Si se quiere hacer política pública efectiva por los mayores hay que hacer mucho más. Menos anuncios de última hora o días previos a cesar en los cargos.
Esto hasta que pensionarse sea un acto de dignidad y reconocimiento para ese adulto mayor. Mientras tanto, si se sigue ejecutando lo mismo seguirá siendo todo precario, pero bien difundido en redes sociales como acción del Estado. Pero que no llega ni comunicacionalmente a quienes tiene que beneficiar.
Hay tanto por hacer. Partir haciendo la diferencia en la acción del estado es una opción, al menos intentarlo por ellos.