Raphael es Raphael… y punto
Miguel Rafael Martos Sánchez nació en Linares, Jaén, España el 5 de mayo de 1943, cuando tenía un año de edad su familia se trasladó a Madrid, ahí vivió una infancia normal y a los trece años empieza a trabajar en forma paralela a sus estudios, desempeñando diversos oficios, tales como, mensajero y aprendiz de sastre. Su debut como cantante lo hizo en un circo y su estreno profesional fue en el club La Galera con las canciones que incluiría en su primer disco: “Inmensidad”, “Te voy a contar mi vida”, “Perdona Otelo” y “Tu cupido”. En esa etapa inicia su relación profesional con el destacado compositor Manuel Alejandro, luego en 1966 y 1967 representa a España en el Festival Eurovisión, donde pese a no ganar, obtiene el pasaporte a la fama. Entre sus primeros éxitos en el sello Hispa Vox se encuentran “La canción del trabajo”, “Es verdad” y “Yo soy aquel” (su himno personal).
Eran los tiempos del Franquismo, el “Pop Español” se imponía en los rankings musicales y Raphael se transforma en “Er niño” o “Raphael de España”. En el plano vocal no tiene competencia y en lo escénico, crea un estilo en el que predominan la sobreactuación la gesticulación y el amaneramiento, provocando en algunos casos la burla y la parodia. El escritor chileno Pedro Lemebel, señala que Raphael “devuelve la burla y que la mejor parodia de Raphael es él mismo, lo cual deja a sus imitadores como tontos de segunda fila”.
Se lanza a la conquista de América a través de giras, presentaciones y películas que apoyan su promoción: “Cuando tú no estás”, “Al ponerse el sol”, “El Golfo” o “Volveré a nacer” son ejemplo de algunas de ellas (en 2010 filmaría la autobiográfica “Raphael: una historia de superación personal”. En 1969 Raphael ya era un fenómeno mundial que incluso triunfaba en la Unión Soviética, llegando hasta Moscú para cantar “Desde aquel día”, “Acuarela del río”, “Digan lo que digan”, “Cierro mis ojos” y tantas otras.
También incursionó en el repertorio latinoamericano, con “Llorrona”, “La bamba”, “Que nadie sepa mi sufrir” o “Noche de ronda” y hacía sus propias versiones de éxitos europeos como “Et maintennant” y “Que seas tú” de su ídolo Gilbert Becaud, “Ma vie” de Alain Barriere o “La noche”, “Mi gran Noche” y “Quiero” de Adamo.
Raphael ha sido un asiduo visitante de Chile, actuando en el Festival de Viña del Mar, en televisión y distintos escenarios a lo largo del país. Vino por primera vez en noviembre de 1968. En esos tiempos, vivía en Magallanes una de sus tías: Sor Isabel Martos, religiosa del Colegio María Auxiliadora. En 2001 el astro llegó hasta Punta Arenas y cantó en el Gimnasio Fiscal.
A principios de la década del `70, Manuel Alejandro ya no era su arreglador y compositor exclusivo, sin embargo, siempre mantenía algún éxito en las listas, como: “Payaso”, “Le llaman Jesús”, “Aleluya del silencio”, “A veces llegan cartas”, “Los amantes” o “Te estoy queriendo tanto”.
En 1972 contrae matrimonio con Natalia Figueroa, una periodista de espectáculos nieta del Conde de Romanones; han formado una feliz pareja que ha tenido tres hijos.
Promediando los ‘70 registra “Gracias a la vida” y “Gavilán tao tao” y sus discos tienen discreta distribución en Chile. Al inicio de la siguiente década, vuelve a grabar con Manuel Alejandro e impacta con “Como yo te amo”, “En carne viva”, “Que tal te va sin mí”, “Se me va” y el clásico e irónico “Que sabe nadie”. Luego vendría “Provocación” y “Yo sigo siendo aquel”, composición de José Luis Perales.
En 1988 llega a Sony Music con el inolvidable “Toco Madera”, y luego una seguidilla de éxitos, como “Maravilloso, corazón maravilloso” o “Escándalo”, por ejemplo. Luego volvería a Hispa Vox, e impactaría con “Desde el fondo de mi alma” y en 2001 lanza “Maldito Raphael”, rescate de la música de la década del `80, a dúo con Jeannette, Rocío Jurado, Rita Pavone y otros artistas.
Hacia fines del siglo pasado, diríamos que llegó la notoriedad de Raphael, en tanto aparición de éxitos; ha seguido con sus presentaciones personales y en televisión y nuevos álbumes, en su mayoría recopilatorios, sinfónicos o regrabaciones de impactos anteriores. Especial atención merece su registro en 2015 de “Como quisiera decirte”, incluido en el álbum “No morirá jamás” de la facción mexicana “Los Angeles Negros”. Esta composición del chileno Orlando Salinas fue uno de los grandes hits del conjunto chillanejo en la década de 1960.
Son casi sesenta años de carrera artística (trasplante de hígado de por medio en 2003) de este Raphael profesional, carismático y desenfadado, un artista que se mantiene en la memoria de quienes lo siguen desde sus inicios y que continúa captando adeptos entre las nuevas generaciones. Este mes de marzo 2022 viene de nuevo a Chile; ya no arrasa con la fuerza de antaño, pero inadvertido no pasa, porque Raphael es Raphael…y punto.