40% de los niños que son llevados a la Urgencia del hospital es para justificar inasistencias
S
u preocupación planteó el doctor Matías Vieira Guevara, ex presidente de la Sociedad Chilena de Pediatría filial Punta Arenas, frente a la alta concurrencia de niños a la Unidad de Emergencia del Hospital Clínico, que son llevados por sus padres y/o apoderados, con el único afán de justificar inasistencias a escuelas, jardines y salas cuna.
En una carta enviada a este diario, citó el ejemplo ocurrido el lunes 14 de marzo, donde en dicha unidad se atendieron aproximadamente 220 niños durante la jornada diurna. El pediatra de planta contaba con dos más de refuerzo, a los que se sumaron dos internas de medicina. Pese a lo anterior, y al siempre abnegado y eficiente personal de enfermería, no se daba abasto.
Manifestó que el pediatra de turno no siempre cuenta con este apoyo, y la alta demanda se ha mantenido en las jornadas siguientes, y este estado de cosas se aprecia también en la Clínica Red Salud Magallanes y Hospital de las Fuerzas Armadas, en los cuales siempre hay un pediatra de turno. Las esperas han llegado a superar las 3 horas, subraya.
Lo que le parece alarmante e insólito, es que una gran cantidad de estos niños, donde se atreve a asegurar que supera el 40 por ciento, son llevados a los servicios de urgencia para justificar inasistencias a escuelas, jardines o salas-cuna, porque en estos establecimientos ¡les exigen certificados médicos! incluso por patologías tan banales como resfríos comunes (que no necesitan un médico para diagnosticarlos, basta con un adulto criterioso). Y para colmo, algunos piden certificado de que están de alta.
Vieira advierte que especialmente en las tardes, uno se encontrará en estos centros de salud con madres o padres con sus hijos, que en multitud hace que cualquier dependencia se haga estrecha para recibirlos, con niños hacinados, algunos realmente enfermos de cuidado, y muchos corriendo de un lado a otro, jugando con otros niños, sin mascarilla, repartiendo y recibiendo saliva y mocos. También hay lactantes en brazos de sus padres, llorando porque no se preveía que la espera fuese tan larga, y no han recibido su leche o hay que cambiarles los pañales.
“No cuesta mucho colegir que muchos de estos niños regresarán, en algunos días más, por las enfermedades adquiridas en estos centros asistenciales. Falta mucho para creer que el Covid no se reparte en estos ambientes, y la influenza está recién comenzando. En la fila están los adenovirus, el respiratorio sincicial, micoplasma y otros, los que proliferarán en las salas de espera”.
Ante esta perspectiva tan ominosa, el médico pediatra se pregunta: ¿No bastará con la palabra, hablada o escrita, de los padres o apoderados, para justificar una inasistencia por un resfrío, o un dolor de guatita por exceso alimentario? ¿O que ya está sano y no tiene Covid?
“Entiendo que hay normas dictadas por autoridades educacionales, algunas relacionadas con las subvenciones por asistencia, que seguramente están alejadas de estas realidades. Hago un llamado a las nuevas autoridades, a quienes deseo el mejor de los éxitos, a hincarle el diente a esta realidad. Que prime el sentido común”, remata la carta enviada a este diario por el conocido médico.