“Había historias, memorias, cuentos, anécdotas y todo quedó sepultado bajo cenizas”
Una profunda tristeza embargó los corazones de quienes, por años, trabajaron en las dependencias de la siniestrada Prefectura de Carabineros, que fue completamente consumida por un incendio en la madrugada de este domingo. Recuerdos de sus oficinas, el casino y otros espacios, comenzaron a aflorar ayer en quienes ligaron su vida a la institución y que desde lejos, lamentaron esta desgracia, tanto para Carabineros como para la ciudad, al tratarse de una construcción patrimonial.
José Ballesteros Navarro estuvo 31 años viviendo prácticamente en el edificio de la Prefectura. Actualmente, en su condición de coronel en retiro, cada vez que caminaba por Waldo Seguel, observaba la que fue su oficina, en el segundo piso. “Todas las dependencias, como la Primera Comisaría, que funcionaba ahí, todo el andar de Carabineros, el corazón era la Prefectura. En el primer piso estaba el casino, donde se hacían las ceremonias, entregas de premios, llegada y salida de los oficiales, los aniversarios y en el segundo piso estaba la jefatura de zona con sus dependencias, con el alto mando, que manejaba la parte administrativa, y la parte operativa estaba abajo, con el prefecto y los dos subprefectos. Uno de los últimos comandantes que pasó por ahí es el actual general director de Carabineros”, resumió.
Recuerda alguna emergencia similar, pero no con la violencia con que ocurrió ayer en la mañana. La última reestructuración la hizo el entonces general Cristian Astorga del Pozo, que hizo una sala de ceremonias, donde nos juntábamos últimamente, pero siempre se construía bajo las mismas cosas antiguas. Había historias, memorias, cuentos, anécdotas y todo quedó sepultado bajo las cenizas”, lamentó Ballesteros.
“Una gran pérdida
para la ciudad”
El escritor y carabinero en retiro Mario Isidro Moreno también guarda gratos recuerdos de esas oficinas. “Trabajé en la Primera Comisaría, en la Prefectura, en la Zona (en el segundo piso), donde realmente tengo un recuerdo imborrable. En el casino de oficiales se iniciaron las entonaciones del conjunto Los Cruzados Verdes. Carabineros hacía cenas de camaradería donde salían a relucir los artistas y así empezamos a mostrar nuestras herramientas culturales. Yo vi dos incendios, uno en el entretecho, donde un tubo de la estufa se recalentó y afortunadamente logró apagarse bien, y en otra oportunidad, por un cortocircuito hubo un incendio en la buhardilla de la Zona de Carabineros. En ambas oportunidades tuve la ocasión de ver lo que significaba el cuartel, que estaba afirmado por la pintura que se le daba cada vez que había una visita de inspección o llegaba un jefe mayor para mostrarles el cuartel hermoso, pero debajo de esa pintura estaban los años, maderas resecas en todo el interior”, apuntó. Es por ello que el escritor resalta que “este edificio, que fue declarado patrimonio nacional, es una gran pérdida para la ciudad y da mucha tristeza verlo en las condiciones en que estaba y ahora, reducido, prácticamente, a cenizas”, finalizó Mario Isidro Moreno, que estuvo quince años ligado a Carabineros, desde 1967.