¿Dónde están las ballenas en el AMCP Francisco Coloane?
El Área Marina y Costera Protegida (AMCP) Francisco Coloane localizada en el corazón del estrecho de Magallanes, fue la primera AMCP creada en nuestra región (2003) y la primera de varias en el país. Esta AMCP se creó con el propósito de proteger y conservar, entre otros objetivos, una fracción de un área marina donde se estaban congregando ejemplares de ballenas jorobadas en actividad de alimentación durante el verano austral, conociéndose más tarde como un área de alimentación persistente en el tiempo.
En esos años, muchas ballenas podían avistarse en las aguas adyacentes a isla Carlos III, paso Shag e incluso frente a las islas Charles y en seno Ballena (todos dentro del AMCP) a medida que avanzaba el verano/otoño austral. De hecho, anualmente el número de ballenas que se foto-identificaban iba siempre en aumento, lográndose en los últimos años fotografiar entre 70 y 90 ejemplares diferentes durante esos 4-5 meses en que ellas permanecían alimentándose en nuestras aguas de Magallanes. Esta tendencia y número de animales se mantenía año tras año, con algunos ejemplares nuevos y otros ya conocidos desde años anteriores.
Sin embargo, en las recientes campañas de terreno que ha efectuado el Centro regional CEQUA durante enero a marzo del presente año al AMCP en el marco del proyecto de Microbioma que se encuentra en desarrollo, un muy bajo número o presencia de este particular e importante objeto de conservación (ballenas) han sido registrados, a pesar de que se ha navegado gran parte del AMCP y en varias oportunidades. En años anteriores, se avistaban 50 ó 60 individuos sólo en febrero o marzo, pero ahora hemos registrado 5 animales en febrero y en marzo. Una situación similar ocurre con el lobo fino austral, el cual era uno de los otáridos más comunes de observar en el AMCP, con grupos numerosos descansando en diferentes puntillas rocosas, pero ahora muchas de esas puntillas estaban vacías.
¿Cuáles son las razones de esta contrastante situación? por el momento sólo podemos especular. Las ballenas jorobadas son animales altamente móviles, pueden desplazarse largas distancias durante un día, en este periodo y en esta zona en busca de alimento, recordando que ellas migran desde sus áreas de reproducción en bajas latitudes (aguas cálidas cercanas al trópico) a estos parajes australes para alimentarse de sardina, langostino de los canales y krill, mientras que otros migran hasta la Antártica para alimentarse del krill antártico. Disminución de la cantidad de presas (alimento) en el AMCP, cambios en parámetros físicos y/o geoquímicos en el ecosistema, o alteraciones en la productividad, son algunos factores, biológicos y oceánicos, que pueden alterar la distribución y comportamiento de estos grandes cetáceos. Sin dejar de considerar el aumento del ruido submarino (intensidad y frecuencia) por un mayor tráfico marítimo son también efectos de mediano plazo que pueden alterar la distribución y comportamiento de las ballenas. Últimamente, es posible pensar que esta temporada las ballenas jorobadas se hallan desplazado a otras áreas abundante en alimento (igual o mayor al AMCP) y poco a poco se ha ido transmitiendo entre ellas. De hecho, en las aguas del canal Beagle y alrededores, ha habido durante los últimos años un incremento en los avistamientos de ballenas jorobadas, algunas de ellas conocidas a alimentarse en el estrecho de Magallanes.
En fin, como señalé previamente y suele suceder en biología, nos quedamos con más preguntas que respuestas para esta alerta temprana que seguimos abordando a través del monitoreo anual que realiza CEQUA al stock de ballenas jorobadas que visita el AMCP Francisco Coloane, y que a través del proyecto microbiomas continuamos estudiando ahora con monitoreos dirigidos que nos permitan confirmar si existe una tendencia a la disminución de ballenas jorobadas en las aguas del AMCP o es una situación puntual de esta temporada, ya que no tan solo podríamos perder a estos gigantes viajeros al cual nos habíamos (la comunidad) habituado a tener y presumir, sino porque puede ser un primer indicio de significativos cambios que pueden estar ocurriendo en el ecosistema con consecuencias a diferentes niveles, ecológicos y económicos, en el futuro.