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“El vengador”, cuentos de Rosa de Amarante (2da parte)

Por Marino Muñoz Aguero Domingo 8 de Mayo del 2022

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El pasado 24 de abril iniciamos la reseña de este libro publicado en 1951 y reeditado en 2021 con siete décadas de por medio. En el libro, junto con la temática de género, la autora alude a la esperanza de tiempos mejores para la clase trabajadora, a los amores imposibles y al romance frustrado, o a la diferencia de clases sociales. Hay en estos relatos un trasfondo histórico, político y social, poniendo como centro al ser humano. Por ello, nos aventuramos a situar su obra en la “Generación del 38”, movimiento surgido al calor de las luchas por un mejor futuro para los desposeídos en nuestro país. Más aún, la misma escritora ostenta uno de los rasgos predominantes entre los representantes de esta generación; su extracción popular o proletaria.

En cuanto a la construcción de los textos, hay un gran manejo de la técnica narrativa por la certera descripción de personajes y ritmo de los relatos, con una buena dosis de suspenso, en ocasiones. Ocupamos el término “relato”, pues no todos los trabajos se ajustan estrictamente a la técnica del cuento, no obstante, debemos destacar “Cuatro cartas”, construido a partir de cuatro misivas que una hija magallánica aspirante a profesora normalista, dirige a su madre y en las cuales relata su vida, resultando un cuento de interesante factura. En todos los relatos prima el realismo, no obstante, en “Obsesión” y “El presidiario Nº57”, apreciamos una que otra gota de sutil surrealismo.

En relación al lenguaje destaca el amplio vocabulario y el uso de términos de época o de la región: “nortina”, “hija de familia”, “amiga de liviana vida” “nuevos ricos” o “tenorios”.

En esta faceta de cuentista, Rosa de Amarante tuvo la iniciativa, la valentía y el apoyo para captar y volcar en la escritura los pesares de una clase social -la suya- históricamente postergada en una estructura política, económica y social, clase destinada al trabajo para subsistir y para contribuir a la generación de riquezas de las capas dominantes. No podemos pasar por alto su arrojo para -desde su condición de mujer- acometer esta escritura-denuncia, sólo dos años después que en nuestro país se le haya garantizado por ley el derecho a voto al electorado femenino: esos eran lo tiempos que corrían. Esta autora no fue una escritora con vocación social; fue una luchadora social con dotes literarios (y vaya que los tiene) como muchas luchadoras de su tiempo, en nuestra región, nuestro país y en el mundo, algunas de las cuales, incluso pagaron con su vida su entrega a la causa; mujeres generalmente ignoradas por la historiografía predominantemente masculina.  Además, fue una crítica sin reservas de la sociedad magallánica, y actuando como una adelantada, más que entregarnos un “retrato de época”, supo captar y transmitir las características intrínsecas de un entramado social con su sesgo clasista, características que se mantienen enquistadas en los cimientos de nuestra sociedad criolla, como hace ya casi un siglo.

Esta selección de cuentos junto con sus méritos literarios, aporta un testimonio histórico y sociológico de la primera mitad del siglo veinte magallánico, del puño y letra de una protagonista directa que no transa una sílaba en pos de la consecuencia y conciencia de clase y así lo deja en claro en la dedicatoria al inicio del texto: “A los trabajadores de mi tierra, con la admiración respetuosa y el fraternal afecto de quien forjó su intelecto y templó su espíritu entre el fragor incesante de las luchas y conquistas sociales de sus hermanos de clase”.

Rosa Miranda Tijeras nació en Puerto Montt en 1901 y llegó a los dieciséis años de edad a Punta Arenas. Al tiempo que finalizaba sus estudios secundarios en régimen nocturno, trabajaba en el Diario “El Magallanes” y como ayudante en la Escuela Municipal Nº1; jubilaría como funcionaria de la Dirección Provincial de Educación. En el citado medio periodístico publicó artículos sobre temas artísticos y culturales, tal como antes lo había hecho en diario obrero “El Trabajo” de su ciudad natal. Desarrolló una amplia y vasta labor política, gremial, artística y cultural. Fue la primera mujer en firmar los registros del Partido Socialista en Magallanes, fundadora de un club de básquetbol femenino y del Centro de Escritores de Magallanes. Fue autora de cuadros artísticos obreros e infantiles. Junto con el libro que hoy reseñamos, publicó en vida el poemario “Huellas en el humo”. Falleció en Punta Arenas en 1999, dejando importantes obras literarias inéditas.

  • El Vengador”, Rosa de Amarante -2ª edición- Ediciones Universidad de Magallanes, Colección La Espada Encendida, Punta Arenas, 2021, 107 pags. Prólogo de Víctor Hernández. Primera edición: 1951; Imprenta “Cultura”, Santiago, Chile, 102 pags. Presentación de Laura Rodig y prólogo de Baltazar Castro (ambos trabajos se reproducen en la 2ª edición).

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