Borrador constitucional; observaciones preliminares
Se ha entregado el borrador de la nueva Constitución por parte de la Convención Constitucional y, a pesar de que, se efectuó en los tiempos que el calendario preconcebido se había destinado, sin siquiera revisar su contenido, se han generado diversas críticas que poco o nada tiene que ver con su contenido y los efectos reales que un cuerpo constitucional tiene en la vida de una Nación o País…veamos.
Se discute el contenido de la Constitución en diversas materias y, en la medida que dichas criticas no se sostienen porque el texto las refuta, se cambia a otros contenidos como quien se cambia un traje, así por ejemplo la principal critica se refería al derecho de propiedad y una eventual modificación profunda en circunstancias que el artículo 20 (contenido en el punto 256 del borrador precisa: “Ninguna persona puede ser privada de su propiedad sino en virtud de una ley que autorice la expropiación por causa de utilidad pública o interés general declarado por el legislador”; así las cosas el fantasma del colectivismo que destruiría desde los cimientos al derecho de propiedad desapareció, casi tan rápido como las destempladas y afiebradas críticas de algo que no fue. Lo cierto es que debería ser un deber patriótico (como a muchos les gusta identificarse) hablar con fundamento y cada vez que se critique se tenga la caridad de compartir el contenido redactado que se está criticando para poder contribuir a un debate y no a un miedo injustificado por el necesario cambio constitucional.
Se discute respecto a la calidad o cualificación de los constituyentes con un viejo argumento referido a la discusión lógica denominado ad hominen, esto es, atacando al sujeto y no al contenido de sus argumentos, pero los críticos parecen olvidarse que así como nadie nació ni se preparó en escuela alguna para ser presidente, ministro de Estado o parlamentario, nadie nació para ser constituyente, pero sí todos están obligados a asesorarse y entregar su mejor esfuerzo para que su labor este a la altura de lo que requiere el país y pensar o argumentar que eso no es así es atentar contra todo el sistema político institucional, pues así es muy fácil atacar a cualquier gobernante o representante, independiente de la cantidad de ciudadanos que hayan votado por el o por quien designa a lo cargos como acontece con el o la Presidente (a) de la República. En algún momento deberíamos dejar de lado este argumento tan despreciable y bajo.
Se ha abusado de informaciones falsas en las redes sociales con el objeto de establecer, no una sombra, sino que una permanente niebla tupida e insalvable en torno a los resultados del arduo trabajo de los convencionales y, sin lugar a dudas, como en toda cuestión de vida, hay falencias, errores y problemas, pero no se puede desconocer que mucho de este trabajo está dirigido a superar la vergüenza de mucha inequidad e injusticia en nuestra patria y eso molesta, especialmente, a los privilegiados, así que vale la pena preguntarse y responderse ¿a quién le conviene que esta nueva Constitución fracase?
Finalmente, me parece necesario precisar que estamos en un momento clave e histórico y perdonen por lo cursi y la frase hecha pero, por lo mismo, es momento de dejar atrás las payasadas, las premoniciones de desastres y el egoísmo natural que nos ha separado durante tantas décadas para enfrentar este proceso como seres humanos (expresión en la cual incluyo a todos, todas y todes, aunque les moleste a algunos, pues sigue siendo omnicomprensiva de seres humanos sin distinción) pensantes, desafiantes y arquitectos de nuestro futuro, constructores del provenir y no destructores de la esperanza. Por mi parte, a partir de hoy contribuiré modestamente con estas columnas, a contar de la próxima quincena, a transmitir los aspectos más relevantes del borrador constitucional antes de la elaboración de su texto definitivo.