La historia del hombre que se movilizaba en silla de ruedas y que murió en calle Errázuriz
Johana Almonacid despidió a su padre y compartió la historia de vida
del hombre de 61 años, con quien se reencontrarían en septiembre.Su hija prefiere recordar a su padre “sin alcohol y con una sonrisa”
En Puerto Natales descansarán las cenizas de Juan Lorenzo Almonacid Miranda, quien en la madrugada del pasado domingo fue encontrado sin vida en calle Errázuriz luego de sufrir una insuficiencia cardiaca presumiblemente a causa del frío.
El hombre de 61 años y que durante años recorrió en silla de ruedas el sector donde dejó de existir, fue velado ayer en la sede de la junta de vecinos Nº22 Mateo de Toro y Zambrano y luego de un responso en la Parroquia de Fátima fue trasladado para su cremación hasta el Cementerio Municipal de Punta Arenas, para posteriormente la ánfora con sus cenizas viajarán a la capital de Ultima Esperanza.
Una de sus dos hijas, Johana Almonacid, contó parte de la historia de vida de un hombre que asegura “jamás quiso dejar (su natal) Punta Arenas” y que sólo de manera esporádica viajaba para reunirse con su familia en Natales.
Recuerda haber tenido 15 años cuando se produjo la separación familiar. Episodios de violencia llevaron a su madre y hermana a tomar la decisión de dejar la capital magallánica hace poco más de dos décadas y establecerse en tierras natalinas. Sin embargo, reconoce que el vínculo con su padre jamás se rompió. “De hecho llegó allá para pasar con nosotros la pasada Navidad y Año Nuevo, y ahora tenía planes para viajar en septiembre. El tenía una estrecha relación con sus nietos, pero la verdad es que jamás quiso irse del todo”.
Vivir así era su decisión
Johana prefiere restar dramatismo a lo sucedido, entendiendo “que vivir así era una decisión propia de él, y la respetamos. Siempre fue un hombre difícil, y como familia pasamos por momentos complicados, pero uno como hija entiende y asume”.
Respecto de su condición de discapacidad, señala que nunca les quedó muy claro el porqué le amputaron una pierna, pero que lo más probable haya sido por una diabetes. “Cuando eso ocurrió lo llevamos a vivir con nosotras. Estuvo dos años, bien, porque además lo llevábamos a rehabilitación. En ese tiempo usaba burrito y rehusaba a andar en silla de ruedas, pero con el paso del tiempo debió asumir que era más cómodo para movilizarse. Un día nos dijo que iba a viajar a Punta Arenas para visitar a su mamá en el cementerio. No volvió más “.
Recordó, además, que Juan Almonacid durante su juventud trabajó en varias actividades, principalmente ligadas a la pesca, y que buena parte de su vida vivió en el barrio 18 de Septiembre. Fue por esto último que surgió la posibilidad de su velatorio en la sede de la junta de vecinos 22, “porque tuvimos nuestra casa por acá y recuerdo que cuando éramos chicos veníamos a esta sede a recibir juguetes de Navidad. Por eso agradecemos a la señora Luisa (Quezada) por habernos permitido despedir aquí a mi papá”.
La noticia del fallecimiento
De cómo se enteró del deceso, dice que fue su prima quien supo de la noticia a las pocas horas de ocurrido. “Comencé a llamarlo porque él tenía celular, pero no contestaba, lo que no era raro porque siempre perdía su teléfono, o sus documentos y su dinero, porque él cobraba pensión y nunca faltaba quien le quitaba su platita en la calle. Mi prima finalmente confirmó que se trataba de él y yo viajé ese mismo día domingo”.
Finalmente, sobre cómo le gustaría recordar a su padre, Johana no duda en señalar que como se le vio durante los últimos encuentros en familia, “sin alcohol y con una sonrisa”, agregando que también con la imagen de todas las personas que llamaron o se acercaron para compartir sus sentimientos y demostrar el cariño que le tenían.