Necrológicas

Buques inmortales: rompehielos Almirante Oscar Viel

Viernes 17 de Junio del 2022

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El 4 de enero de 2019, en el muelle de Asmar en Punta Arenas, se desarrolló una significativa ceremonia de despedida, la cual ponía fin a uno de los capítulos navales más importantes en la historia del territorio chileno antártico, era la despedida del Rompehielos AP-46 Almirante Oscar Viel, unidad  perteneciente a la Tercera Zona Naval, que iniciaba su última navegación con destino a Talcahuano en donde el 11 de febrero de 2019 se le dio de baja del servicio de la Armada de Chile.

La ceremonia estuvo marcada por detalles y recuerdos, pues las hazañas del mítico Viel habían en efecto marcado una honda huella en la blanca estela de sus navegaciones, cuya última dotación compuesta por 84 servidores navales eran protagonistas de una historia escrita entre mar, hielos y soledad enfrentando los mares australes por más de 24 años conectando al territorio chileno antártico,  enfrentando la rudeza del mar de Drake y los desafiantes hielos flotantes.

El último comandante del rompehielos fue el capitán de navío Jorge Luhrs, quien en un emotivo discurso señaló: “tengo la enorme obligación de representar a los 25 comandantes, muchos de ellos aquí presentes, y sus numerosas y comprometidas tripulaciones. Sus viejos aceros son el mudo testigo de cientos de marinos, científicos y personal de otras instituciones que pasaron por sus cubiertas, que descansaron en sus literas y que rieron en sus cámaras. Resumir su historial sólo en unas cuantas líneas no es factible, se pueden destacar muchas, sobre todo las de su rol como rompehielos y que permitieron el continuo apoyo en todo el territorio chileno antártico, desde la isla Rey Jorge por el norte, hasta el área de Bahía Margarita por el sur. En la memoria quedarán las 87 campañas antárticas, las inclementes faenas de descarga, con vientos gélidos y penetrantes, siempre contra el tiempo y acompañadas por la mar que no siempre fue el más amigo”.

Finalizando sus palabras afirmando que “este corcel de mar llegó donde muchos temen ir e hizo lo que otros no pueden. Vio la cara del terror, sintió el frio y el miedo, y después de conducirnos a los más apartados rincones del orbe, sin una sola queja, alcanzó su último puerto, navegando con mucho esfuerzo”.

Primer comandante

En la ceremonia también estuvo presente el primer comandante del rompehielos, capitán de navío Mario Escobar, quien fue el responsable de traer la unidad a Chile desde Canadá, en un viaje no exento de dificultades y desafíos, marcando el carácter de quienes forjaron a aquellos fierros que, de una u otra forma, pasan a tomar un carácter único en las navegaciones y largos procesos de faena y apresto que las dotaciones efectuaron para desarrollar las tareas encomendadas.

El primer comandante comentó que “uno se emociona porque se nota el espíritu maravilloso que hay en el buque, su comandante, los oficiales y el personal. El buque como todas las cosas tiene que parar en algún momento y este buque ya está cansado. El haber participado de la ceremonia entregando el gallardete fue un honor, creo que es algo único, nunca había visto que el primer y último comandante estuvieran juntos entregando el pabellón de combate”.

En total fueron 87 campañas antárticas, sirviendo al país y sus altos destinos en el territorio chileno antártico, siendo la campaña 2017-2018 la última del buque, la cual acogió a innumerables comisiones científicas, brigadas de reparación de bases, meteorólogos, pilotos de helicópteros, especialistas en señalización marítima, periodistas de distintas partes del mundo y marinos que forjaron en su interior experiencias únicas en el continente blanco.

Entre ellos el actual jefe del Centro Meteorológico Marítimo de Magallanes y la Antártica Chilena, capitán de corbeta Felipe Rifo Espósito, el año 2007 siendo subteniente fue parte de la dotación del histórico rompehielos, recordando que “fue a bordo de aquel coloso naval donde pude conocer y vivir el rigor de la meteorología, comprendiendo las dificultades de la navegación y el desafío de llegar al territorio chileno antártico, en faenas de sostenimiento logístico, mantención de señalización marítima y apoyo a labores científicas, siendo de una u otra forma en aquellas latitudes y condiciones extremas en donde se forja el marino”, comentando que “es precisamente esa experiencia a bordo del AP-46 Almirante Óscar Viel, lo que me permite hoy comprender la labor de las unidades desplegadas en cada campaña antártica, asesorando con pronósticos y análisis de concentración de hielo a cada una de los comandantes y sus dotaciones que cruzan el mar de Drake y despliegan operaciones en uno de las zonas más inhóspitas del mundo, en donde la meteorología es fundamental para planificar cada operación”.

De igual forma el meteorólogo Ismael Escobar, quien como personal civil de la Armada de Chile tuvo la oportunidad de participar en comisiones a bordo del mítico AP-46 Almirante Oscar Viel, recuerda que “hoy en día han pasado varios años de mi primera campaña antártica que fue el 2011, sin embargo el “Oscar Viel” tenía una mística antártica, pues de por sí era un rompehielos y lo que uno esperaba era precisamente eso ‘romper hielo’, viviendo en 2014 esa experiencia y vivir realmente como operaba el buque. Siendo esa la mística del buque, llegar a la Antártica y ver cómo operaba, a pesar de ser más antiguo y más lento, tenía esos detalles de contar con el color rojo internacional y de ser un buque netamente antártico”. 

Construido en 1969, en los astilleros Vickers Armstrong de Montreal en Canadá, su primer nombre fue “Norman McLeod Rogers”, contando con una capacidad de 6.500 toneladas de desplazamiento, una velocidad máxima de 15,4 nudos y motores con una capacidad de 15.525 HP, izando el pabellón nacional el 20 de diciembre de 1994 e incorporado al servicio el 14 de enero de 1995.

Con una eslora de casi 90 metros y una manga de 19, impresionaba por su tamaño, el cual no pasaba desapercibido por sus vivos colores rojo y amarillo, siendo por más de dos décadas parte de las postales de la bahía de Punta Arenas.

El proyecto para su reemplazo: “Antártica I”

El 23 de noviembre de 2017, la Armada de Chile y Asmar firmaron un contrato para la construcción de un moderno buque polar, basado en el diseño desarrollado por Vard Marine de Canadá, con el propósito de satisfacer las necesidades del Instituto Chileno Antártico, las bases chilenas del territorio chileno antártico, la Armada de Chile y otros operadores antárticos.

Esta embarcación operará principalmente en el extremo sur de Chile, con base en la ciudad de Punta Arenas, cubriendo el 100% del territorio antártico de Chile, en gran parte del año.

El buque será de última generación, amigable con el medio ambiente en todos sus ámbitos de operación, cumpliendo con todas la normativas y regulaciones internacionales vigentes.

El buque rompehielos, que es construido en la planta industrial de Asmar Talcahuano, tendrá una clasificación que le permitirá quebrar una capa de hielo de un metro de espesor, de un año de antigüedad, cubierto con hasta veinte centímetros de nieve, y a una velocidad de tres nudos. El buque se espera esté operativo a fines de 2024.

Los roles de operación estarán centrados en investigación científica, sostenimiento logístico, vigilancia y patrullaje de la zona marítima nacional, así como búsqueda y salvamento marítimo.

El proyecto “Antártica I” se encuentra en un 58% de avance, siendo un desafío para la industria nacional, marcando un importante precedente en nuestro país, generando una serie de capacidades que estarán a disposición para la nueva construcción de buques y naves en Asmar Talcahuano, en donde la blanca estela del AP-46 Almirante Oscar Viel ha inspirado desde sus cimientos a este proyecto, el cual es sin lugar a dudas inspirado por las hazañas que el mítico rompehielos realizó durante sus 24 años de servicio en la Armada de Chile.