Necrológicas

– Francisco Manuel Passeron Callahan

– Pedro Leonidas Ditzel Guerrero

– Hermógenes Curguán

Chimichurri

Por Diego Benavente Viernes 17 de Junio del 2022

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Que la cosa se está poniendo entretenida no hay duda, el resultado el 4 de septiembre para muchos será estrecho, habrá que verlo ese día. Lo que sí es cierto es que los distintos actores ya se preparan como si el resultado fuera el de su preferencia y se acomodan en sus poltronas políticas para variar, pareciéndose más de lo que se diferencian, todo con el fin de atraer al esquivo centro político tan decisivo en este país. Así hay algunos que postulan el apruebo para reformar y otros son del rechazo para reformar, pareciera que son casi lo mismo.

En el país en estos días, según las encuestas de opinión y el parecer de gente más informada, la mayoría se estaría inclinando por escoger o votar por una nueva Constitución. Dado que casi un 80% masivamente se manifestó a favor de una nueva Constitución en el plebiscito de entrada. Sin embargo, después de su elaboración por parte de la Convención Constitucional y las especiales características de sus componentes y su comportamiento a veces extravagante, hacen que hoy en día el resultado parezca estrecho de augurar en cuanto a la diferencia entre el apruebo y el rechazo a esta nueva Constitución. Es decir, como siempre en Chile nos es más fácil estar de acuerdo en el diagnóstico de la problemática, pero tener muchas diferencias en cómo enfrentamos la solucionática, que es clave para poder concretar lo que nos proponemos como país por intermedio de una Constitución, es decir un documento central base que oriente hacia dónde debiera caminar el país en lo colectivo.

Muchos opinantes y opinólogos estiman que el país está dividido o se polarizará incluso más respecto a este tema, sin embargo hay que ser cautos en la interpretación de estos números, que pueden reflejar lo que expresan las encuestas. Por otro lado, la división se expresa más en la elite que en la ciudadanía, donde las diferencias además reflejan las visiones sobre quienes tendrán a cargo la materialización de las leyes, la Constitución y sus reglamentos. Esto, sumado a la escasa confianza actual que tiene la gente en este tipo de instituciones, como lo son los partidos políticos, el gobierno y los políticos en general. Si no hay confianza en unos o en otros para que estén a cargo de la gestión política de llevar adelante los cambios, la cosa se pone muy cuesta arriba. En ese sentido, las diferencias que pueda sentir la ciudadanía en la medida que, exista gente responsable y con visión clara de futuro hacia donde se puede llevar al país por la vía de estos cambios, la mayoría se inclinará respetuosa, formal y masivamente por quienes vean con mayores habilidades y actitudes para llevar adelante este proceso.

Cuanta razón tiene Juan Pablo Luna, cuando expresa en un vespertino capitalino recientemente, “lo que no se entiende del todo es la profundidad de los procesos sociales que explican porque estamos como estamos. Por eso se esperan soluciones fáciles y se polariza el debate con eslóganes superficiales.” Y más adelante remata diciendo, “pensar que el 4 de septiembre el país se salva o se jode, es la mejor forma de seguir sublimando los problemas de fondo que nos tienen entrampados.“

Ya viene siendo hora de que los de aquí con los de allá, transversalmente y a todo nivel se pongan a hacer la pega y se sienten a concordar en como salimos de este chimichurri constitucional, de modo de darle a Chile un horizonte claro que le permita al país salir adelante en esta encrucijada tan importante.

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