Guardianes de la naturaleza
Ricardo Rozzi, académico de las universidades de Magallanes y North Texas, director del Centro Internacional Cabo de Hornos para los estudios del Cambio Global y Conservación Biocultural.
Cada año los días 5 de junio celebramos el Día Mundial del Medio Ambiente. Este año se celebró con el lema “Una sola Tierra”. Ese fue el concepto unificador, acuñado hace 50 años en la conferencia de Estocolmo, Suecia, donde se acordó la creación del Programa Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Para asumir el lema de “Una sola Tierra” quiero resaltar el papel que juegan los guardianes de la vida del planeta, y rendir un homenaje a una guardiana ejemplar: Beta Cáceres. Por su dedicación a la defensa del río Gualcarque, en el sudeste de Honduras, y por su valiente defensa de los ríos, del medioambiente y de la cultura de su pueblo, Berta recibió el Premio Ambiental Goldman el año 2015. En su discurso de agradecimiento señaló:
En nuestras cosmovisiones somos seres surgidos de la tierra, el agua y el maíz. De los ríos somos custodios ancestrales, el pueblo Lenca, resguardados además por los espíritus de las niñas que nos enseñan que dar la vida de múltiples formas por la defensa de los ríos es dar la vida para el bien de la humanidad y de este planeta… Caminando con otros pueblos por su emancipación, ratificamos el compromiso de seguir defendiendo el agua, los ríos y nuestros bienes comunes y de la naturaleza, así como nuestros derechos como pueblos.
¡Despertemos! ¡Despertemos Humanidad! Ya no hay tiempo. Nuestras conciencias serán sacudidas por el hecho de estar sólo contemplando la autodestrucción basada en la depredación capitalista, racista y patriarcal. El río Gualcarque nos ha llamado, así como los demás que están seriamente amenazados en todo el mundo. Debemos acudir.
La Madre Tierra militarizada, cercada, envenenada, donde se violan sistemáticamente derechos elementales, nos exige actuar. Construyamos entonces sociedades capaces de coexistir de manera justa, digna y por la vida. Juntémonos y sigamos con esperanza defendiendo y cuidando la sangre de la tierra y los espíritus. Dedico este premio a todas las rebeldías, a mi madre, al Pueblo Lenca, a Río Blanco y a las y los mártires por la defensa de los bienes de la naturaleza.
Estas palabras de Berta Cáceres resuenan con la ética biocultural que he propuesto en otras columnas de opinión e inspiran una visión de ciencia del futuro. Esta ciencia debe aprender de Berta para quien la defensa de los ríos no se trata sólo de la materialidad que permite la sobrevivencia, sino de relaciones de cohabitación tanto biofísica como cultural.
Berta Cáceres fue una auténtica guardiana de los ríos. Fue capaz de escucharlos. Sin embargo, el 2 de marzo de 2016 fue asesinada. Ella representaba la vida en la comunidad de cohabitantes de los ríos. Su muerte y la de muchas otras lideresas y líderes corresponde a un patrón que afecta a América Latina y otras regiones del mundo: esto es, la eliminación selectiva de quienes alzan la voz en defensa de la Tierra y su gente. El asesinato y la intimidación de los defensores ambientales forma parte de acciones que degradan el ambiente y generan procesos de homogenización biocultural. Este patrón debe ser revertido por una ciencia del futuro que proteja a los guardianes del medioambiente y sus visiones.
Afirmamos que “Berta no murió, se multiplicó” en la conciencia y la lucha de los movimientos que en todo el mundo claman justicia socioambiental. Los guardianes de la naturaleza existen y son muchos. Por ello he propuesto cambiar el lema del Foro Social Mundial que afirma que “Otro Mundo es Posible” y aseverar, en cambio, que “Este Mundo es Bioculturalmente Diverso y Posible de Poner en Práctica”.
El mundo actual, en el que existimos hoy, abarca una plétora de cosmovisiones ecológicas y prácticas sostenibles que tienen derecho a existir. Su existencia favorecerá la continuidad en forma sostenible de cohabitar en tramas de ecosistemas singulares y bioculturas diversas.
El Día Mundial de Medio Ambiente nos ofrece una celebración global para inspirar cambios positivos. Esta celebración impulsa a las personas a reflexionar sobre formas más armónicas de cohabitar, a los gobiernos a poner un esfuerzo en el cuidado del medioambiente, a los educadores a inspirar a los estudiantes hacia una biocultural y a los jóvenes a construir un futuro que sea más justo y sostenible. Con esta visión la ciencia del futuro puede y debe aprender de Berta Cáceres y de todas las guardianas y los guardianes de la naturaleza para forjar una ciencia democrática entre los diversos seres humanos considerando más ampliamente a las comunidades de vida que cohabitamos en este planeta.