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Navega con 53 años de historia

Buques inmortales: la barcaza Elicura, para la cual “no existen imposibles”

Sábado 9 de Julio del 2022

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Por Francisco Sánchez Urra
Historiador

 

La historia de la navegación por los mares australes, ha estado marcada en el último medio siglo por un buque que se ha ganado su espacio en la historia de Magallanes y la Antártica Chilena, venciendo temporales y llegando a los rincones más distantes de las aguas jurisdiccionales de la Tercera Zona Naval.

La LSM 90 Elicura ha ganado su espacio, estando presente en momentos claves de la historia de Magallanes, siendo de una u otra forma parte de la bahía de Punta Arenas y siendo identificada por su particular silueta.

El inicio de una historia inmortal

El 10 de diciembre de 1968, la barcaza Elicura fue entregada oficialmente a la Armada de Chile por Asmar Talcahuano, izando por primera vez el pabellón nacional en su asta de popa en una jornada esperada por muchos tras el largo proceso de construcción. Un par de meses más tarde, el 13 de febrero de 1969, zarpó con rumbo a Punta Arenas, siendo su único puerto base en toda su trayectoria, arribando el 27 de ese mes, cumpliendo 53 años de operaciones en la Región de Magallanes y Antártica Chilena durante el presente año.

Fue la primera nave construida íntegramente en la planta industrial de Asmar Talcahuano y actualmente la unidad en servicio más antigua construida en nuestro país, usándose mayoritariamente materiales chilenos y siendo un logro de la ingeniería naval en la década de los 60, basándose como modelo en la barcaza LSM 94 Orompello, construida en los Astilleros de Miami Dade, Florida, Estados Unidos.

Es por este motivo que porta un distintivo asignado por Asmar, el cual en reluciente bronce recuerda a su dotación y visitantes que están a bordo de una unidad particular, que es parte de la historia viva por más de cinco décadas.

Aporte a la región

En el transcurrir de su historia esta Unidad ha brindado servicios trascendentales para el desarrollo de la región, estando presente en los principales hitos de los últimos 50 años de los australes territorios, entre ellos las actividades de sondaje y prospección petrolífera del estrecho de Magallanes en el año 1975, que permitieron la materialización del proyecto de perforación Costa Afuera de la Empresa Nacional de Petróleo.

Además, ha sido un apoyo fundamental en el desarrollo nacional y presencia del Estado, aportando en forma decisiva al sostenimiento de las localidades de Caleta Tortel, Puerto Edén, Puerto Williams, entre otros; así como también apoyando la labor del Cuerpo Militar de Trabajo en caleta Adriana y río Bravo en el área del Baker, en la construcción de la Carretera Austral durante las décadas del 70 y 80.

Cumpliendo su rol de Unidad de Apoyo de Combate y capacidades eminentemente anfibias, operó en diferentes tareas de despliegue de la Brigada de Infantería de Marina, conformada en el marco de la crisis del canal Beagle de 1978, siendo parte del sostenimiento logístico en los momentos críticos de la coyuntura, superando inclemencias meteorológicas durante aquellos tensos meses, efectuando el relevo y sostenimiento logístico de los diversos puestos de vigías y señales, zonas de apresto de las unidades y apoyo al traslado de efectivos del Ejército de Chile en las diversas áreas del Teatro de Operaciones Australes.

“Terremoto Blanco”

En 1995, en el marco del denominado “Terremoto Blanco”, fue parte del esfuerzo de sostenimiento logístico desplegado por la Armada de Chile, con el objetivo de trasladar forraje para ganado, maquinarias y especialistas para abrir caminos ante los inmensos cúmulos de nieve, los cuales mantenían aisladas a diversas localidades durante aquella catástrofe que afectó fuertemente a la ganadería ovina de la zona, venciendo condiciones meteorológicas adversas y superando lo que otros denominaron “imposible”.

Durante el contexto de emergencia sanitaria, producto de la pandemia de Covid-19, la Elicura mantuvo un importante rol de sostenimiento logístico a zonas aisladas, siendo parte del trabajo Institucional que mantuvo desplegado a diversas reparticiones y unidades, operando en diversas acciones en apoyo a la comunidad. La pandemia sorprendió a la Elicura en el despliegue del denominado track norte, estando relativamente incomunicados de los rápidos sucesos que acontecieron en la primera etapa de la emergencia sanitaria entre marzo y abril de 2020.

Es en este sentido que la Unidad contribuye al mantenimiento de la señalización marítima ubicada entre el faro San Pedro y el cabo de Hornos, realizando importantes labores en beneficio de la segura navegación por las complejas rutas australes, aportando en forma decisiva a la seguridad e intereses territoriales marítimos de nuestro país, trasladando a servidores navales especialistas en faro, siendo el soporte fundamental para la tarea.

La Elicura ha realizado diversas tareas muchas veces silenciosas, como la que cumplió al ser parte de las comisiones de trabajo de construcción de la “Cruz de Puerto de las Sardinas”, estructura construida en la Bahía de Fortescue en el marco de los 500 años del estrecho de Magallanes, así como durante la jornada del 20 de octubre de 2020, el mismo día de las conmemoraciones de los cinco siglos del Estrecho, instalando señalización marítima en la bahía de Punta Arenas, tarea que pasó inadvertida entre las conmemoraciones realizadas durante aquella jornada, entre cuarentena restringida y otras restricciones, navegando en las cercanías de los buques Escuela Esmeralda y Juan Sebastián Elcano, en aquella jornada única de nuestra historia.

Comandantes

Diversos han sido los comandantes, que han asumido el desafío de dirigir las maniobras y navegaciones por los canales australes, llevando consigo el peso de la historia de una unidad única que ha superado y marcado a las dotaciones de marinos que le han dado vida.

El jefe del Estado Mayor de la Tercera Zona Naval, capitán de navío Jaime Montecinos, asumió el mando durante 2012. “Hoy han pasado sus años, también dotaciones, pero el espíritu que impregnan esos fierros son parte de una historia escrita entre mar y soledad, en donde muchos forjamos lo que es ser marinos”.

De igual manera el actual jefe de Operaciones de la Tercera Zona Naval, capitán de fragata Bernard Arensent, recuerda que “ser comandante de una unidad como la barcaza Elicura representa un gran desafío, en donde las capacidades de la dotación y el buque en sí son puestas a pruebas en las difíciles aguas australes, realizando faenas bajo las crudas inclemencias meteorológicas, demostrando con ello que nada es imposible”.

Añadió que “es un buque que tiene el peso de la historia, tanto por el nombre que lleva como por su trayectoria al servicio de la Armada y en particular a la Tercera Zona Naval, desplegado en condiciones adversas y uniendo a Chile desde más al norte del límite jurisdiccional de la Región de Magallanes, recorriendo zonas prístinas y únicas del área austral”.

Enfatizó que “han pasado muchos años, también dotaciones por sus cubiertas, pero el espíritu que impregnan esos fierros son parte de una historia escrita entre mar y soledad, en donde muchos forjamos lo que es ser marinos”.

En tanto para el comandante del Grupo Aeronaval Sur Punta Arenas, capitán de fragata Sebastián Palacios, afirma que “ser comandante de la barcaza Elicura, significó para mí comandar una unidad con 52 años de historia, debiendo esforzarme para estar a la altura, debido principalmente a que todos mis antecesores dejaron una huella que marcó una mística especial a cada una de las dotaciones que han servido en sus cubiertas”.

Palacios resaltó que “el lema del buque es ‘No existen imposibles’, le otorga un significado especial a cada una de las tareas que se deben emprender; ni las inclemencias del tiempo, ni las circunstancias, ni la dificultad, podrían claudicar la intención de cumplir a cabalidad con lo dispuesto. Sin duda haber tenido la oportunidad de comandandar esta antigua pero noble unidad anfibia de apoyo de combate es uno de los hitos más importantes de mi vida personal y profesional”.

Destaca que “el año 2020 fue un año que estuvo marcado por una catástrofe sanitaria, lo que aumentó el desafío de mantener el espíritu del buque, situación que no impidió que cumpliéramos con el apoyo logístico a las comunidades aisladas transportando más de 117 contenedores y navegando casi 12 mil millas naúticas”.

Por otro lado, el jefe del Departamento de Personal de la Tercera Zona Naval, capitán de fragata Jorge Ibarra, planteó que “haber sido comandante de la Elicura durante el año 2021 para mí fue especial, si bien no era mi primer mando de buque, la experiencia define total ente diferente considerando que las condiciones de la geografía y meteorología en los canales magallanicos son desafiantes y forman a los mejores marinos”.

Puntualizó que “además, la historia del buque es muy grande, en sus 53 años de historia. Uno puede darse cuenta al revisar como comandante los libros de experiencias e historiales, las actividades que realiza son sumamente desafiante y de una real ayuda a la comunidad magallanica y a los navegantes de la zona. Efectuar cambios de boyas, mantenimiento de señalización, apoyo y reaprovisionalmente de personas aisladas que hacen patria son algunas de las tareas que uno como comandante le muestran lo importante del buque y lo irremplazable por su versatilidad y si bien no es un buque que alcance velocidades altas, como submarinista no fue un problema, tiene un re cimiento y capacidad de carga que ninguna unidad de la zona pueda comparársele”.

De este modo la barcaza Elicura da muestra del esfuerzo y entrega de quienes en sus cubiertas han escrito una parte de la historia de Magallanes, de estas tierras de sacrificio y voluntad de vencer, en donde “no existen imposibles” ha demostrado ser una consigna para quienes han hecho del servicio en el mar una forma de vida.

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