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Gabriel Yissi y Jonathan Guerrero

Dos cracks magallánicos superan las adversidades y comienzan a destacar en el fútbol

Jueves 21 de Julio del 2022

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Uno es arquero y se acaba de titular campeón del torneo Sub 15 defendiendo la portería de Deportes Temuco. En tanto, el mediocampista de ataque ya es figura con 13 años en el reconocido club argentino Independiente de Avellaneda.

Cada vez hay más jugadores infantiles de Magallanes buscando suerte en el fútbol profesional, pero no todos tienen éxito tan pronto. Por eso es tan meritorio el camino que están transitando dos promisorios jugadores, cada uno con su historia de esfuerzo para poder convertirse en cracks, lo que demuestra que talentos hay, pero que se deben trabajar y, sobre todo, buscar en todo el país.

Gabriel Yissi Huenul es arquero y hace unos días se tituló campeón del torneo Sub 15, superando en la final por 2-0, a la Universidad Católica. Nacido el 31 de enero de 2007, estudió en el Instituto Don Bosco y hace tres años se trasladó a La Araucanía, donde además de entrenar y jugar, estudia en el Liceo Luis González Vásquez de Nueva Imperial, donde cursa segundo medio. Sus padres son Angelo Yissi y Karina Huenul y tiene dos hermanos, Angelo de 27 y Sayén, de sólo 4.

Aún contento tras ganar esta final “a un equipo como la Cato”, sigue con los pies en la tierra. “Yo confiaba en mis compañeros para la final, ya que anteriormente ya les habíamos ganado”, enfatizó.

Yissi superó además, el encierro de la pandemia, que le cortó el desarrollo, pese a lo cual siguió entrenando. “Este fue mi primer torneo, me sentí súper feliz por volver ya a los partidos y es algo totalmente diferente, porque uno juega contra chicos que son superiores a uno y eso motiva a que uno siga entrenando y ser el mejor”.

El arquero, de 1,65 metro de estatura vive en Nueva Imperial junto a un abuelo y dos tías, que lo han ayudado en la adaptación, sobre todo porque “me tengo que levantar para ir al colegio y de ahí, directamente a entrenar, a las 15,30 horas y tengo que estar saliendo a la 1 y media, para tomar micro y llegar a las 2 de la tarde al complejo”, expuso sobre su rutina. Además, cuenta con muchos amigos dentro del plantel que dirige Javier Lefemiere y que es presidido por el “Matador”, Marcelo Salas. “La verdad, ni siquiera lo he visto. Obviamente sé quien es, pero creo que en la semifinal estuvo viendo el partido”, cuenta.

Gabriel siempre fue arquero y en Punta Arenas se calzó los guantes en el club Prat y en futsal, en Los Cachorros, además del Instituto Don Bosco. Nada diferente a cualquier jugador, hasta que llegó la oportunidad. “Hicieron pruebas y como tenía familiares aquí, me dijeron que podía ir a probarme. Entrené y quedé, me gustó el método que usaban y les dije a mis papás que me quería quedar”, recuerda.

A la hora de mencionar a sus referentes, no tiene dudas: Claudio Bravo, y a nivel internacional, otro veterano que sigue vigente en la memoria de los guardametas, el italiano Gianluigi Buffon.

En cuanto a sus proyecciones, prefiere mentalizarse en los partidos que vienen y volver a ser campeón y poder, con el tiempo, llegar al primer equipo. “Obviamente me encantaría ser llamado a una selección, pero si no se da, seguiría trabajando para que me sigan viendo y llegue mi oportunidad”. Para eso, sigue esforzándose, donde lo que más le exigen es que se comunique con su defensa, los ordene e incluso, les grite. “También creo que me falta mejorar el juego de pies, aunque mis compañeros me dicen que juego súper bien, y lo que más me gusta y me sale bien es cortar los centros, que mejoré mucho con el profe, porque al principio no salía del arco, pero con trabajo estoy súper bien, aunque no soy tan alto para un arquero”, reconoce.

El diablo de Avellaneda

Con una pegada privilegiada, Jonathan Guerrero Cárdenas se abre paso en el siempre exigente medio argentino, cantera inagotable de talentos. Por lo mismo, para un chileno imponerse, es una tarea titánica. Pero el jugador, de apenas 13 años, no se amilana y muestra mucha seguridad en sus acciones. Su padre, Jonathan Guerrero Torres recuerda que este año se fue a jugar el 3 de febrero, “pero cuando tenía 10 años se fue a probar, Alejandro Santana lo llevó. Primero fue a jugar un mundialito y lo vio Independiente. Quedó y además, se probó en Argentinos Juniors y Huracán, pero partió la pandemia y tuvo que volverse, así que quedó con la espina clavada”, indicó que jugó por Pingüino, Español, Reinerio García.

Pero este año volvió a Independiente y quedó nuevamente, tras haber sido probado junto a seis niños más, siendo el único seleccionado. “Siempre lo vi con condiciones igual que mi hijo Alexander, que tiene 15 años, pero que está pasando el proceso que Jonathan se saltó, como la selección, los juegos de la Araucanía y tendrá que dar la vuelta larga”, evalúa su padre.

El futuro crack, ex alumno de la Escuela La Milagrosa, valoró las posibilidades de mostrar su talento, hasta quedar en Independiente. “El proceso me costó al principio, pero vivo con mi tutor en Buenos Aires. En 2019 fui a hacer pruebas y quedé, hasta que llegó la pandemia y tuve que volver, pero nunca dejé de entrenar en mi casa”.

Su rutina consiste en estudiar de 9 a 12 horas y de ahí, entrenamiento de 15 a 17 horas, de lunes a viernes, y los fines de semana, con partidos. “Llegué jugando de enganche y este último tiempo, como volante por izquierda, donde ya me acomodé”. Lo que más le “costó”, así entre comillas, fue aguantar las bromas de los compañeros. “Típico que me leseaban por ser chileno y no ir al Mundial”.

La exigencia, obviamente, es mayor. “En las pretemporadas, se trabaja mucho lo físico y pesas, pero ahora es más con balón”, apunta. Una preparación acorde para afrontar las 23 fechas de este torneo, donde los Rojos de Avellaneda marchan en la quinta posición, campaña en la que Guerrero ha aportado con cinco goles. Y pese a su corta edad, tiene claro el club en el que está, donde pudo conocer a uno de sus últimos referentes, Daniel “Rolfi” Montenegro. “Fuimos a jugar un partido con el equipo femenino y ahí pudimos conocerlo. En Avellaneda está el Museo de Independiente, donde vamos a entrenar y está toda su historia, que es muy bonita”.

Lo que sí confiesa es cómo se vive la realidad con Racing, cuyo estadio el “Cilindro” se encuentra al lado del “Libertadores de América”, de su club. “Es una rivalidad tremenda, y por ejemplo, en el club nos piden que cuando juega Racing de local, no vayamos a entrenar o jugar con la ropa de Independiente, para que no haya problemas”, reconoce Jonathan Guerrero, que quedó muy impresionado tras ver un partido entre Independiente y Vélez Sarsfield.

El desafío para el magallánico es llegar el próximo año a la Juvenil y poder debutar en el primer equipo, eso a mediano plazo. Mientras tanto, sigue mirando el ejemplo de sus modelos, Alexis Sánchez y Rodrigo de Paul, mediocampista argentino del Atlético de Madrid.