Necrológicas

– Clemente Andrade Aros
– Mario Oyarzún Mancilla
– Edith Serón Contreras
– María Elisia Alvarado Soto

La boca loca y el lenguajear

Por Emilio Boccazzi Campos Lunes 8 de Agosto del 2022

Compartir esta noticia
181
Visitas

El habla y los decires, son esencialmente la forma de comunicación más común (mas no el único, pues la comunicación humana es tan amplia en sus diversas formas y expresiones) pues en gran parte, existimos a través del lenguaje. Se dice también, que “el lenguaje crea realidades”.

El biólogo-filósofo Humberto Maturana, ha sido uno de los más claros y lúcidos pensadores que han hincado el diente, en los aspectos básicos y fundamentales que nos definen como seres humanos y nuestra interacción con otros, para luego formar vínculos con otros (ojalá virtuosos) y comunidad (común-unidad) con un grupo más amplio de seres humanos.

Maturana indica que “somos humanos en el lenguajear, no usamos el lenguaje para ser humanos, sino que podemos decir, que lo usamos porque operamos en el lenguaje” y luego remacha diciendo “es un modo relacional de vivir…., mediante el entrelazamiento del emocionar y el lenguajear” que es en definitiva lo que denomina el conversar.

Este marco teórico reflexivo del gran biólogo chileno, lo traigo a colación como contexto, ante las constantes y casi sistemáticas intervenciones que nos han proporcionado los altos ministros de Estado durante estos meses, con especial bombardeo en estas últimas semanas, donde parece que se concursa por ver quien logra el mayor alejamiento con la opinión pública y con los aliados que apoyan al gobierno, para que éste, -el gobierno- salga adelante y, con esto, saque adelante a un pueblo golpeado por las incertidumbres y la injusticia, la pandemia y para finalizar, con una inflación como no se conocía en décadas en Chile. Agreguemos una delincuencia desatada, con un Estado garantista a pleno y desbordados por una inmigración provocada por los graves problemas del barrio Latinoamericano.

Lo más irritante para el ciudadano medio, en particular para el asalariado (para que decir para el cesante o desocupado) y para los millares de emprendedores y Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes), son las delicadezas y piezas para el bronce que se ha espetado el ministro de Economía Nicolás Grau, hombre con formación de pre y post grado en las Ciencias Económicas, que ha señalado: “El precio del dólar no es tan influyente porque acá usamos el peso. Por ejemplo yo siempre le pongo a mi auto 20 mil pesos de bencina. ¿Ve?“.

Tamaña reflexión del ministro, desafortunadísima por cierto, fue un primer golpe que lanzó Grau, a comienzos del mes de julio y que causó un primer escozor y dolor, por tan alejada visión del simple acontecer.

No entender o empatizar que la subida del dólar, trae aparejado un inmediato incremento y dificultad para acceder a materias primas, al alza del combustible y en general a casi todas las partes del proceso productivo chileno, con mayor énfasis, en un país que importa incluso gran parte de su dieta alimenticia, es manifestar una desconexión enorme con la vida diaria de los simples chilenos que sólo buscan sostener a sus familias y pagar hasta las ganas en un sistema abusivo y altamente concentrado

Pero Grau no descansa y la última semana se despacha una sui generis interpretación (por cierto sólo de él), donde indica que “a las Pymes, a diferencia de las personas, la inflación les trae costos y beneficios”. Por cierto, la Asociación de Emprendedores de Chile (Asech), está rebosante y feliz con las declaraciones de su interlocutor y promotor de la Economía en Chile, el ya citado ministro.

Por último, durante la última semana, y quizás para superar al ministro de Economía y otr@s Ministr@s, el secretario general de la Presidencia, Giorgio Jackson, indicó una mayor estatura moral y ética señalando que “nuestra escala de valores y principios en torno a la política no sólo dista del gobierno anterior, sino que frente a una generación que nos antecedió”. Esta actitud soberbia, tiende a cortar puentes, vínculos, y a mostrar a través del lenguaje, lo que piensan y sienten gran parte de esta nueva generación, que tiene el mérito histórico de haber liderado los descontentos históricos que afectan a los chilenos, pero que hoy debe liderar un proceso y un tiempo complejo para todos los chilenos. Hoy la consigna, debe dar paso a la acción y la política pública eficiente y eficaz para mejorar el vivir del país. En boca cerrada no entran moscas decía mi abuelita, y yo agregaría, no genera estropicios.