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Historias entre mar y soledad: los fareros del fin del mundo

Viernes 12 de Agosto del 2022

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La Región de Magallanes y Antártica Chilena es un desafío constante para quienes navegan sus aguas, no tan sólo por los diferentes accidentes geográficos, sino además por sus condiciones meteorológicas complejas, cambiantes y extremas que demandan constantemente guía para los diferentes navegantes que surcan su mar.

Un rol fundamental cumplen “los fareros del fin del mundo”, servidores navales de la especialidad de Faro que desempeñan servicios en los lugares más aislados y recónditos de nuestra región, entre parajes maravillosos, pero al mismo tiempo inhóspitos, manteniendo, instalando balizas, boyas, sistemas satelitales y operando los fanales que guían a los navegantes. 

Origen de los fareros

El 9 de noviembre de 1837 se inauguró el Faro Valparaíso, que hoy lleva el nombre de Punta Angeles, encendiendo así una historia destellante y fundamental para la segura navegación en nuestro país.

Dando inicio la larga historia de los fareros en nuestro país, especialidad ligada muchas veces a la soledad y aislamiento, pero también a las vidas consagradas al sacrificio y al honor, siendo fundamentales para guiar a los hombre de mar en zonas críticas de navegación.

Los servidores navales que componen los equipos de esta especialidad tienen en sus hombros cientos de historias, las cuales van guiando el quehacer diario de quienes entre mar y soledad desarrollan sus labores, tareas que a pesar de la tecnología aún siguen estando ligadas a la comprensión y dominio de cientos de oficios, así como de la ciencia y técnica más avanzada, siendo una combinación de habilidades que se manifiesta entre el manejo doméstico, como es la elaboración del pan diario, a la mantención de complejo equipo de comunicación satelital, permitiendo el sostén de una red de señalización marítima muchas veces imperceptible para quienes no conocen lo que es navegar.

“Los fareros del 

fin del mundo” en Magallanes

En la Región de Magallanes y Antártica Chilena la red de faros y señalización marítima es fundamental para la navegación segura, siendo un factor clave para el sostenimiento de las rutas de comercio y abastecimiento de nuestro país, teniendo un impacto insospechado a nivel mundial, actividad que aporta al desarrollo nacional y a la acción del Estado, como también a la seguridad e intereses territoriales.

Es importante comprender que a nivel nacional contamos con 1.801 señales, de las cuales 734 se encuentran en aguas jurisdiccionales de la Tercera Zona Naval y son gestionadas por el Centro Zonal de Señalización Marítima, lo que corresponde a un 50,3% de total existente en nuestra Patria. Estas se encuentran compuestas por sistemas de balizas, boyas, ayudas electrónicas y faros que permiten al navegante conocer su posición, ubicar peligros y trazar su ruta.

La odisea de los fareros fue forjada con sacrificio y superando obstáculos para muchos inimaginables, que hombres como Henry Siemsen y George Slight fueron superando y marcando la ruta, a pesar de las inclemencias que presentaba nuestra geografía.

De esta forma, los faros Punta Dungeness y Cabo Espíritu Santo por la boca oriental del estrecho de Magallanes y el faro Islotes Evangelistas en la boca occidental, desde direcciones opuestas, iluminan la ruta en el estrecho de Magallanes, en donde una red de faros y señalización marítima van guiando a quienes siguen tras cinco siglos la blanca estela que Magallanes y Elcano surcaron en tan importante expedición hace más de 500 años, hazaña que se repite cada día con el transitar de diferentes naves, pero que es posible gracias a quienes en el pasado construyeron y heredaron al presente una noble función que día a día guía al navegante.

El Centro Zonal de Señalización Marítima de Punta Arenas está compuesto por 41 servidores navales, los cuales desarrollan diferentes funciones, tales  como:

– Aislamiento en faros, en zonas recónditas del territorio austral americano.

– Control administrativo de señales, lo cual involucra flujo de tareas, control de procesos y funcionamiento y operatividad de las señales.

– Mantenimiento tercer nivel, lo cual involucra trabajos en zonas aisladas y difíciles condiciones meteorológicas.

– Capacitación en nuevas tecnologías, como lo son los sistemas satelitales y de energías renovables.

– Aprovisionamiento a faros aislados, lo cual se hace en coordinación con unidades navales, en lugares de difícil acceso.

Contando en la jurisdicción con 7 faros aislados, los cuales son:

– Radio estación marítima Isla San Pedro.

– Faro Evangelistas.

– Faro Fairway.

– Radio estación marítima Bahía Félix.

– Faro Punta Dungeness

– Faro Cabo Espíritu Santo.

– Faro Islas Diego Ramírez.

El jefe del Centro Zonal de Señalización Marítima de Punta Arenas, teniente primero litoral, Iván Yoma, comenta que “es importante recordar que Chile es un país marítimo por excelencia, que depende del comercio marítimo, por lo que la red de ayudas a la navegación aporta a nuestro intercambio internacional, pues su existencia permite tener una navegación segura y expedita de las naves nacionales e internacionales, guiando a los navegantes que surcan los canales australes, contribuyendo directamente a la seguridad de la vida humana en el mar y al cuidado del medio ambiente, evitando accidentes que puedan provocar la pérdida de vidas humanas y contaminaciones irreparables por hidrocarburos derramados o cargas peligrosas al océano, entre otros”.

Es de esta manera que se mantienen rutas marítimas seguras, trabajando en la implementación de ayudas a la navegación en apartados rincones de la Región de Magallanes y el Territorio Chileno Antártico, labor que se desarrolla por los “fareros del fin del mundo” con patriotismo, entrega, sacrificio y profesionalismo.

 

Faro Diego Ramírez: el faro del fin del mundo

Camino al Territorio Chileno Antártico se encuentra el faro Islas Diego Ramírez, pasado el fin del continente americano en una de las zonas más tormentosas del mundo, proyectando a Chile hacia la Antártica.

Es de esta manera que, en un sencillo pero tremendamente significativo letrero se  señala “El faro más austral del mundo”, siendo realizado por la dotación de fareros que cumplen periodos aislados de seis meses en aquellos recónditos territorios.

El trabajo de los fareros es realizado en aislamiento y manteniendo comunicación vía satélite y radio, manteniendo tareas de control de tráfico marítimo y realizando una importante labor de soberanía efectiva en nuestro territorio nacional.

Soportando temperaturas extremas, rachas de viento de 200 kilómetros por hora y un constante temporal, son parte de las condiciones habituales, en que estos hombres deben realizar sus tareas entre mar y soledad.

Los servidores navales que cumplen estas tareas tienen que ser autosuficientes, altamente preparados en tecnología de punta al mismo tiempo que deben aprender a dominar la cocina, mantenimiento y templanza, soportando el duro aislamiento en aquel recóndito territorio.

El soporte logístico de la mencionada repartición se organiza desde el Centro Zonal de Señalización Marítima de Punta Arenas, en donde se preparan los elementos y servidores navales que son destinados a la tarea, coordinando con medios de superficie y aeronavales de la Tercera Zona Naval para el desarrollo del reabastecimiento y relevos de personal.

Es de esta forma que cientos de historias se han escrito por quienes cumplen esta silenciosa y valiosa tarea, en donde los esfuerzos y compañerismos son fundamentales para servir a Chile en “el faro del fin del mundo”.

Fareros en la Antártica

Con la primera Expedición Antártica en 1947 los fareros también cumplieron un rol fundamental, instalando el primer faro en el Territorio Chileno Antártico, el cual destallaba cada 10 segundos usando como combustible acetileno, “una luz chilena en Territorio Antártico” escribió el connotado intelectual chileno, testigo de aquel acontecimiento, Eugenio Orrego Vicuña en su diario de viaje.

En la actualidad 78 ayudas a la navegación de diferente tipo se encuentran en el Territorio Chileno Antártico, siendo los especialistas en faro parte de la Campaña Antártica desarrollando por largos meses tareas de mantenimiento a estos importantes elementos.

Historias escritas
entre mar y soledad

Compartir con los fareros, jóvenes y veteranos experimentados, es escuchar historias y relatos que sorprenden por su compromiso y orgullo, una labor silenciosa y desconocida, que dan cuenta de hombres que manejan desde la carpintería, cocina, pintura, sistemas eléctricos, electrónicos y satelitales, cargando y arrastrando en cada faena en zonas aisladas su equipamiento y elementos fundamentales para mantenerse en forma autónoma, en donde la lectura y observación del mar van dando cuenta de servidores curtidos por el aire marino y las duras inclemencias meteorológicas, denotando que “el corazón de un farero no late, destella” al igual que el fanal que en medio del temporal guía a los navegantes en los recónditos apartados de nuestra Patria.