Necrológicas

– Patricio Ernesto Calderón Oyarzún

Con el nuevo pastor, caminando juntos

Domingo 11 de Septiembre del 2022

Compartir esta noticia
311
Visitas

Ayer, sábado 10 de septiembre, la comunidad católica de Magallanes recibió a su nuevo pastor, el obispo Oscar Blanco Martínez, en el inicio de su ministerio episcopal en nuestra Iglesia en Magallanes. Es un momento importante en la vida de nuestra comunidad católica que, desde hace algunos años, ha vivido dolorosamente los escándalos de abusos sexuales, así como también ha vivido animada por profundos anhelos de renovación y procesos de cambios.

Quizás, para calibrar bien lo que significa el inicio del ministerio del obispo Oscar Blanco en medio nuestro, podemos mirar -brevemente- lo que es la Iglesia, y lo que significa el obispo en ella, porque en nuestra sociedad puede haber algunas percepciones parciales o erradas acerca de la Iglesia y su misión.

En nuestra sociedad, hay personas que ven la Iglesia como una institución que se ocupa de actos de culto religioso, los cuales les parecen extraños y de los que entienden poco o nada. Hay quienes ven a la Iglesia como una organización empresarial en el rubro de la gestión de establecimientos educacionales. Otros la ven como una organización de beneficencia que debe ocuparse de las necesidades materiales de quienes padecen diversos tipos de carencias. Hay quienes piensan que la Iglesia debe ser una instancia ética que debe preocuparse del bienestar moral de las personas y de la sociedad. Otros, a la luz de los dramas de los abusos sexuales, ven a la Iglesia como un antro de corrupción moral. Y otros consideran la Iglesia como una inútil institución de tiempos pasados que habría que eliminar de la sociedad.

Esas diversas miradas -y otras por el estilo- pueden ser, en algunos casos, fruto de la falta de contacto con la Iglesia y desconocimiento de su vida y misión; en otros casos pueden a causa de las inconsecuencias y pecado de los mismos cristianos, o por la incapacidad de mostrar adecuadamente lo que somos y vivimos. Lo que tienen en común todas esas miradas es que son desde fuera, y no dan cuenta de lo fundamental de la vida cristiana.

Ese núcleo fundamental de la Iglesia y de la vida cristiana es la experiencia espiritual del encuentro con una persona, el Señor Jesús, como manifestación del amor de Dios que nos comunica su mismo Espíritu. Esto es algo que no se compra ni con todo el oro del mundo, ni con ninguna ciencia o poder humano, sino que es un don, una gracia (= gratis), y cada cristiano vive de la acogida de este encuentro y la respuesta de fe: “creo en ti, Señor; creo en tu Evangelio (= buena noticia)”. 

La Iglesia es, entonces, la comunidad de los creyentes que se reúne para crecer en esta Presencia y seguir cultivando el regalo transformador de ella; una comunidad que se congrega para conocer más al Señor Jesús y su Evangelio, para celebrar juntos al Señor resucitado que vive en medio nuestro, para vivir juntos y abiertos a todos en el amor del Señor Jesús, para seguirlo a El como nuestro único Señor y nuestro único Maestro, para realizar las obras del amor en una solidaridad activa con todos, particularmente con los excluidos y sufrientes, con los cuales se identifica el Señor Jesús; y así, para dar a conocer a todos -con nuestras palabras y acciones- esta buena noticia que nos ha cambiado la vida y nos ha abierto un horizonte de eternidad.

Esta es la experiencia espiritual que vive la Iglesia y que nos pone a los cristianos caminando juntos en el seguimiento del Señor Jesús. En este caminar, también sufrimos por nuestras inconsecuencias que nos impiden vivirla más y mejor, y con las que opacamos el anuncio que tenemos para todos. Somos una comunidad de discípulos que caminamos juntos aprendiendo a seguir al Señor Jesús. Para nosotros, creer en Dios es creer en la mirada compasiva y plena de perdón con que el Señor Jesús viene al encuentro de cada persona; esa es la síntesis del Evangelio. 

El obispo Oscar Blanco, que ha iniciado su ministerio (= servicio) episcopal, es el pastor que acompaña y anima este caminar de la comunidad de los discípulos del Señor Jesús, guiándola con su oración, con su palabra, con el testimonio de su vida y con la animación de los diversos servicios de la comunidad, para ser servidores de todos.

Con gratitud y esperanza damos la bienvenida a nuestro nuevo pastor, el obispo Oscar Blanco, y nos congregamos para caminar junto con él siguiendo al Señor Jesús.