Descubrimientos en aguas marinas profundas presentó Fundación Oceana en la Umag
Hace casi 5 años, los investigadores del laboratorio de macroalgas de la Universidad de Magallanes, Sebastián Rosenfeld, Fabio Méndez y Juan Pablo Rodríguez, se sumaron a un viaje organizado por la Corporación Nacional Forestal y la Fundación Oceana, a la reserva natural Katalalixar (en lengua kawésqar, “entre islas o canales”), área de 674.500 hectáreas administrada por Conaf, en las proximidades de Caleta Tortel, al sur de Aysén. En dicha oportunidad, el jefe de la expedición y director de Oceana, doctor Matthias Gorny, afirmó que el objetivo era levantar una línea base sobre sujetos de conservación, en esta zona prístina libre de salmoneras, para confeccionar primero un plan de administración de la reserva, y postularla, luego, a la categoría de Area Marina Protegida.
Oceana es la mayor organización internacional dedicada a la reducción de la pesca incidental, la prevención del colapso irreversible de los stocks pesqueros, y la disminución de la contaminación marina. De esa expedición de 2017 quedó pendiente una conferencia acerca de la “Contribución de los vehículos de operación remota a la ciencia y conservación marina chilena”.
Ese compromiso se saldó la semana pasada en el campus central de la Umag, que contó con la presencia de estudiantes de la Facultad de Ciencias.
En esta charla se abordó la importancia que han tenido para las investigaciones los vehículos de operación remota (Rov por su sigla en inglés) herramientas que permiten acceder al océano profundo. Según el investigador marino de la Umag, doctor Américo Montiel, Oceana ha contribuido enormemente al conocimiento de la fauna marina chilena, así como también a la preservación de especies, pues sus filmaciones submarinas han sustentado científicamente, solicitudes de creación de áreas marinas protegidas en Chile.
La investigación marina, según Gorny, ha avanzado mucho durante los últimos años, principalmente, gracias a la apertura de carreras de educación superior afines en regiones como Tarapacá, Antofagasta y Magallanes. También se ha incrementado el conocimiento sobre la composición de la fauna, principalmente, de la Patagonia, la Antártica y las islas oceánicas, aunque reconoce que falta bastante, sobre todo, en el norte del país y en las profundidades del océano. “Sabemos de aguas someras, pero no de profundidades y, por otros ejemplos a nivel mundial, sabemos que las fosas marinas son muy importantes, porque representan grandes zonas que atrapan CO2, y porque acogen también especies que han ido cambiando su distribución”, afirmó, lo que justifica aún más lo indispensable que es el uso de estas tecnologías para acortar estas brechas.
Gorny afirmó que Oceana espera seguir desarrollando su política de trabajo con los científicos y con la comunidad locales, “porque, en el fondo, es la gente de la zona quienes tienen que decidir qué hacer; si quieren conservar, proteger o explotar recursos de una manera sustentable, y para eso hace falta información”.