A tres años del “estallido social”: desde el Metro en Santiago a la Plaza de Armas de Punta Arenas
Hoy se cumplen tres años de las masivas manifestaciones que se tomaron Chile en lo que se conoce como “estallido social”, movimiento que en cuestión de horas se propagó a todos los rincones del país y que se mantuvo al menos hasta marzo de 2020.
La chispa que encendió la mecha en octubre de 2019 fue el alza en la tarifa del sistema de transporte público en Santiago, los $30 anunciados el 6 de ese mes y que llevaron a que los estudiantes de educación media se tomaran al día siguiente el Metro Universidad de Chile ejecutando una evasión masiva.
Las acciones continuarían en los días posteriores, agravándose todo el viernes 18 cuando una multitud se enfrentó a Carabineros y el gobierno amenazó con interponer querellas por delitos contemplados en la Ley de Seguridad del Estado. El día 19 el Presidente Piñera decretó Estado de Emergencia en las comunas del Gran Santiago y toque de queda. Cuatro días después la medida se aplicó en todo el país.
La realidad
magallánica
En Magallanes esa semana comenzaba con una violenta colisión en la Costanera, que terminaba con una mujer lesionada, un vehículo contra un poste y otros sobre la barrera de contención. En tanto, la música se tomaba las calles del barrio 18 de Septiembre, que celebraba sus 63 años con “La Fiesta de los Tambores”.
A nivel internacional, las principales capitales de Europa eran escenario de grandes manifestaciones por el cambio climático, mientras en Ecuador y en Cataluña se desarrollaban violentas protestas por el descontento social.
En cuanto al día 18, La Prensa Austral titulaba con el caso Harex y la entrevista al perito forense Carlos Gutiérrez, quien estimaba posible llegar a la verdad aún luego de 18 años de la desaparición del joven estudiante.
En la misma portada, con fondo rojo y letras blancas se señalaba: “Presidente Piñera decreta Estado de Emergencia en Santiago por protestas”.
Pasaron 24 horas para que en Magallanes, más precisamente en Punta Arenas, se desataran las primeras manifestaciones. De aquello daba cuenta El Magallanes en su edición del domingo 20 de octubre: “Unas tres mil personas se dieron cita en el centro de la ciudad para solidarizar con los santiaguinos que se manifestaron en contra del alza de la tarifa del Metro. Movimiento que, inicialmente, fue pacífico, degeneró en un enfrentamiento contra las fuerzas policiales, barricadas y apedreos de locales. Carabineros respondió con uso de fuerzas especiales, bombas lacrimógenas y carros lanzaaguas”.
El detalle de
la publicación
A las 16 horas en punto, una gran multitud que portaba letreros y banderas se congregó en la céntrica intersección de Avenida Colón con calle Bories, sitio que un día antes había sido acordado a través de las redes sociales como punto de reunión para realizar un popular “cacerolazo”, en apoyo a la situación que se vive en Santiago a raíz del descontento social en contra de ciertas políticas y decisiones que ha adoptado el gobierno.
Con ollas y cacerolas, los puntarenenses ocasionaron un bullicio acompañado por las bocinas, silbatos y consignas, hasta que el gentío, que ya contabilizaba a un millar de asistentes, comenzó a caminar hacia el norte, doblando después por calle Ignacio Carrera Pinto, y luego hacia el centro, llegando a ser alrededor de tres mil manifestantes que marcharon hasta la Plaza de Armas Benjamín Muñoz Gamero, donde comenzaron los primeros enfrentamientos verbales con efectivos de Carabineros que estaban apostados en la esquina de Waldo Seguel con Bories.
Tras no ceder ante las provocaciones, los reclamantes comenzaron un nuevo recorrido, llegando hasta calle Sarmiento en el frontis del Santuario María Auxiliadora. Tres horas después de iniciada la convocatoria retornaron al Asta Monumental de la Plaza de Armas, donde los insultos y gritos en contra de la fuerza policial eran de más alto tenor.
Por una hora se registraron apedreos aislados y la quema de barreras de tránsito, además de rayados con espray en algunas patrullas. Fue minutos antes de las 20 horas que el prefecto de la época, Ricardo Rubat, dio la orden a los funcionarios de Fuerzas Especiales de dar por terminada la protesta y emplear el carro lanzaaguas con el fin de disuadir a las decenas de jóvenes que no cesaban con su violento actuar, sintiendo ellos que el uso de la fuerza por parte de Carabineros fue la chispa que encendió la mecha para que el salvajismo se alzara sin control.
Innumerables fueron las bombas lacrimógenas que se dispararon en todas direcciones donde se replegaban los exaltados, quienes respondían arrojando sendas rocas contra los escudos policiales, ocasionándose una verdadera guerra campal y minutos de tensión e incertidumbre cuando la penumbra ya comenzaba a reinar.
Post protesta
Más de cincuenta carabineros fueron los que brindaron apoyo y contención para resguardar el orden público en el centro de la ciudad. Por otro lado, las barricadas y quemas de escombros se replicaron en las calles Pedro Montt, Fagnano, José Menéndez, en un principio, para más tarde registrar diversos actos vandálicos en varios tramos de Avenida España y en las poblaciones Aves Australes, 18 de Septiembre y Alfredo Lorca. Precisamente en esta última se produjo a eso de las 23,30 horas un incendio vehicular, debiendo acudir voluntarios de la Tercera Compañía de Bomberos, quienes no pudieron contener la emergencia ante la peliaguda situación con los manifestantes.
Concluidos los actos violentos en la Plaza de Armas, se pudo evidenciar que los ventanales de dos sucursales bancarias y del Hostal Patagonia, situadas por calle Magallanes, entre las calles Plaza y José Menéndez, resultaron con cuantiosos daños estructurales, al igual que un puente peatonal que cruza el río de las Minas, a la altura de calle Arauco, que fue incendiado por desconocidos.