Puerta de entrada a la Antártica
Prof. Alfredo Soto Ortega
Un gran acierto el de la Ilustre Municipalidad de Punta Arenas en la persona de su alcalde de convocar a un seminario antártico, en el que fundamentalmente lanzaría de manera oficial la pertenencia institucional al declarar y llamar ciudad antártica a nuestra Punta Arenas y, con ello, empujar el espíritu antártico en cada rincón de nuestra región, haciendo honor y testimonio del nombre de nuestra Región de Magallanes y Antártica Chilena.
Tanto los panelistas como el público asistente, muchos de ellos vinculados a actividades científicas, a dotaciones antárticas, profesores y estudiantes, coincidieron en reafirmar lo que quizás ya se viene trabajando desde hace mucho tiempo, pero por sobre todo permitiendo que aquellas instituciones que tienen mayor protagonismo en el tema convocado, se enfilen en permitirse compartir visiones desde afuera y mancomunar intereses propios acerca de los grandes desafíos a considerar para que realmente la ciudad sea considerada en todo su valor como una ciudad antártica y no sólo por la gran cantidad de movimiento de otros países por tomar a Punta Arenas como inicio de sus aventuras científicas, turísticas y de misiones propias que convoca la política antártica chilena.
Cada una de las expresiones otorgadas por los panelistas coincidían en cuanto a asumir grandes desafíos y muy variados todos desde sus sectores, sean estos académicos, científicos, de logística, sociales y culturales.
La Antártica se conjuga con los demás escenarios que nos conforman como región, así está la Tierra del Fuego y la Patagonia, en general, con sus territorios altamente asociados a la Antártica, lo que la hace muy potente y con un espacio que entusiasma al mundo, pero para ello debemos estar a la altura de las exigencias.
Las actividades polares, en general, son muy complejas y requieren de una atención especial desde la perspectiva de la logística y de la seguridad, no sólo de las personas que de alguna u otra forma se sienten llamadas a realizar sus labores en el continente blanco, sino también en cuanto a la rigurosidad del cuidado de su medio ambiente que se presenta rudo y agreste con sus vientos huracanados, corrientes y mares furiosos, bajas y extremas temperaturas que recorren sus grandes planicies de mesetas y glaciares, pero no debemos olvidar que paralelo a esta supuesta agresividad nos muestra su gran fragilidad a los tiempos actuales del cambio en el clima en que se ve desfavorecido y cada vez perdiendo su consistencia. Es prácticamente la vuelta de mano cíclica, desde un frágil copo de nieve que moldea todo a su alrededor y que con el tiempo se entrega frágilmente con el aumento de las temperaturas. Es sitio de estudio, es sitio de reflexión, es sitio de entendimiento contundente de pormenores que llevan al cambio y que este repercutirá indudablemente en otros lugares del orbe a través de sus potentes corrientes marinas que nacen justamente en la Antártica como así también sus brazos extensos en la alta atmósfera.
Una consideración importante sin dejar de lado la de cumplir con las tareas encomendadas por la política antártica nacional, es no perder de vista las iniciativas y oportunidades que hay que otorgar a nivel local no sólo desde la perspectiva económica de lo que dejan todos los servicios de quienes requieren a la ciudad para tomarse de sus capacidades, sino también hacer los esfuerzos para dar cabida en iniciativas locales desde la educación y la cultura, no sería tan descabellado permitir que de alguna manera, metódica y segura que nuestros jóvenes tengan las oportunidades de acceder al continente antártico y no pensando sólo en una formación científica, sino también como ciudadano de este lugar de Chile que es considerado la puerta de entrada a la Antártica.
Sonaría ilógico pensar que nuestra gente sólo viva en esta ciudad antártica, para abrir la puerta que la conduce y desear éxito y buen viaje al resto de quienes quizás van por una única vez y queda en una experiencia personal, alojada lejos de la posibilidad que esa experiencia quede en nuestra región como un aporte significativo a la identidad de una CIUDAD ANTÁRTICA.