Buenos Aires colapsó con la caravana del campeón mundial
- Lionel Messi y compañía recorrieron la capital argentina exhibiendo la Copa del Mundo en medio del delirio de 4 millones de fanáticos. El bus de la “Albiceleste” no pudo llegar a la Casa Rosada ni al Obelisco y los jugadores terminaron “rescatados” en tres helicópteros.
Más de 4 millones de personas se volcaron ayer a las calles de Buenos Aires para vitorear a Lionel Messi y compañía luego del título mundial logrado por Argentina el pasado domingo en Qatar, tras vencer por 4-2 en definición a penales a Francia, después de igualar 2-2 el tiempo reglamentario y 3-3 el alargue.
El plantel arribó al aeropuerto bonaerense de Ezeiza, previa escala en Roma, a las 3 de la madrugada y se trasladó de inmediato al predio de la “Albiceleste”, ubicado en el mismo sector, para descansar, todo esto en medio de una “marea humana” que esperó de amanecida a los campeones.
El gobierno decretó feriado nacional en la jornada de ayer y, en medio de este ambiente de fiesta, el bus de la Selección argentina salió de Ezeiza a eso del mediodía para exhibir la Copa del Mundo a su gente.
Con un recorrido y ruta definido, el combinado trasandino saludó en las calles a millones de hinchas desde la autopista de 25 de Mayo y 9 de Julio, en medio de muestras de delirio y pasión por la “Albiceleste”.
DESVIO Y TRES HELICOPTEROS
Sin embargo, no fue posible llegar a la Casa Rosada ni al Obelisco como estaba previsto, ya que el bus no pudo seguir avanzando entre los fanáticos y hubo que modificar el trayecto.
Esto hizo que miles de aficionados se trasladen en medio del tumulto por calles repletas de fanáticos, con mucha algarabía, cánticos y lágrimas de felicidad.
A la postre, el bus de los campeones del mundo tardó más de tres horas en cubrir 12 kilómetros (parte del recorrido) y la seguridad decidió terminar la caravana porque las calles estaban literalmente desbordadas de hinchas.
Fue entonces cuando se implementó un operativo especial y los jugadores subieron a tres helicópteros para sobrevolar Buenos Aires y luego retornar a Ezeiza, mientras la celebración parecía no tener fin, al punto que la prensa argentina calificó los festejos como la mayor movilización en la historia del país.