¿Cómo trabajar para una mejor vejez?
El peso que van teniendo los mayores, no sólo porque son más que antes, sino también por disminución de otros grupos etáreos, especialmente de niños y jóvenes; incrementan el porcentaje que representan en nuestra comunidad, por lo que requieren más atención y preocupación de la misma sociedad y sus familias.
La mayor longevidad asociada a factores biomédicos hace que todos conozcamos o tengamos en nuestros entornos familiares a personas más longevas y los grupos de ciertas edades en transición a ese envejecimiento, también son más que antes. Es decir, el escenario que hoy vemos se profundizará y acentuará en los años venideros. Por tanto, como familias, sociedad y Estado se debe llamar a la reflexión y a la acción de todos por ellos.
No solamente hay que pensar en financiarles una adecuada pensión para los requerimientos económicos que demanda su vejez. Ese es uno de los tantos aspectos que deben proveerse. También requieren servicios asociados, como por ejemplo, capacitar a los médicos y profesionales de la salud que deberán atenderlos y a su vez, se requieren diversos servicios sociales de apoyo en su cuidado y atención. Esa integración es esencial. Está más que probado que trabajos conjuntos tienen mayor impacto en la población mayor. Pero hasta hoy se sigue trabajando parceladamente, donde cada uno interviene y actúa, perdiendo no sólo recursos sino también oportunidades para esos mismos mayores que se atienden o son el centro de la acción.
En estos años se habla de gerontizar la acción del Estado en sus diversas áreas o tareas. No sólo significa adaptar las políticas públicas para trabajar con los mayores, no basta con ello; lo que debe hacerse es que todos los que interactúan con mayores, en términos prácticos somos casi todos, no sólo deben tener conocimientos sobre el envejecimiento de nuestra población: cómo afecta o influyen en las personas mayores, cómo determina necesidades distintas y especiales, cómo deben identificarse, cómo debe actuarse, cómo pongo al servicio de la población mayor lo que mi ámbito de acción laboral, profesional o técnica se ocupa, o cómo soy capaz de diferenciar y actuar en mi día a día cuando interactuó con un mayor. Ya sea como un usuario o más si es sujeto de la acción de mi trabajo. No basta con ponerse en el lugar del otro o adaptarse adecuadamente a las necesidades de ese mayor. Sino, cómo todo el ámbito de mi acción es capaz de interactuar con la población mayor.
Esa es la tarea que debe prepararse en cada familia, en cada política pública o en la acción del Estado y de sus agentes para con ellos. Es una tarea que como población menor que ellos asumimos, trabajar con y para ellos. Cómo cada uno de los que actuamos en esta sociedad nos ponemos a su servicio a partir de nuestro trabajo: cómo se edita un periódico para ser fácilmente leíble o entendible para los mayores. Cómo el comunicado de un órgano estatal o público comunica y piensa que usuarios mayores deberán leerlo y comprenderlo de la forma que debe entenderse. Cómo un funcionario público atiende a usuarios mayores que buscan atención o consultan como usuarios de un sistema estatal. Cómo un profesor hace una reunión con apoderados en los que haya mayores participando. Ejemplos cotidianos que nos interpelan en nuestras acciones diarias.
Por ello, es importante que todos los que tienen que interactuar piensen y se replanteen su trabajo con mayores. Y es una tarea que es para todos, no sólo porque hay y habrá más mayores en nuestra sociedad, sino porque es importante trabajar en asociación con otros estamentos o servicios. Encadenando los esfuerzos de cada uno en un proceso que suma para ellos. El trabajo interdisciplinar es esencial y central. Pero no en una relación de jerarquía o supremacía sobre ese mayor, es y debe hacerse con respeto y valoración del otro que es ese mayor. Estamos para servirlos.
Lo central es lo que se hace por ellos más que quien lo hace. Nunca ver a un mayor como un enfermo por ejemplo en nuestro rol profesional. Ser viejo o vivir la vejez no es una enfermedad y eso es básico para trabajar y relacionarse con los mayores. Pero también debemos adaptar nuestra práctica profesional o laboral para atender y cuidar mayores. Y eso se debe trabajar y aprender en cada uno de los que interactuamos o interactuaremos con mayores. Son destrezas y habilidades a desarrollar en el ámbito personal y relacional. Porque no son sólo tareas que deben desarrollarse, también deben aprenderse a trabajar en conjunto.
Esto lo vemos también en el ámbito familiar. No basta con que uno de ellos se ocupe de sus mayores. Tienen que ser todos los que deben interactuar. Sumar aportes mayores o menores en la tarea de cubrir sus necesidades o requerimientos.
Nuestros mayores nos interpelan en el hacer y lo que debe y deberá hacerse. Una tarea desde el aprendizaje, de revisar cómo nos comportamos como una sociedad que no sólo envejece con más mayores, sino como una sociedad que se ocupa de ponerlos en el centro de la acción.
Hoy es tiempo de actuar y trabajar en políticas familiares y públicas por ellos. Por lo pronto aprender y comprender sobre el envejecimiento es esencial, es nuestra oportunidad. Aún hay tiempo para trabajar planificadamente, para actuar. Es urgente y necesario hacerlo ya. Hacerlo bien y casi al primer intento. Son muchos ya los que lo necesitan. Ya no hay casi tiempo para ello.