“Todos los navegantes del océano son hermanos ante el peligro”
De vez en cuando, la vida nos recuerda que el mundo sería un mejor lugar para vivir si se actuara con humanidad. Mientras a miles de kilómetros se sigue lidiando la guerra entre Rusia y Ucrania, en el Océano Pacífico se vivió hace unos días, un episodio en que las nacionalidades quedaron de lado y solamente importó salvar tres vidas de una segura muerte.
El 16 de marzo, el velero del tipo trimarán de la expedición Russian Ocean Way activó el pedido de auxilio mientras se encontraba en aguas del Océano Pacífico, a cerca de mil kilómetros de Isla de Pascua. La embarcación desarrollaba la misión de dar la vuelta al mundo, cuando se produjo la emergencia. El barco “Sounion”, de bandera panameña, pero cuyo capitán es de origen ucraniano fue el encargado del operativo que culminó con el exitoso rescate de tres tripulantes rusos, que el sábado llegaron a Punta Arenas y ayer iniciaron su camino para retomar su misión.
Mientras Georgy Carlossovith viajaba por tierra rumbo a Brasil, junto al pequeño perro “Maní”, sus compañeros Evgeny Kovalevskiy y Stanislav Berezkin se dirigían al Aeropuerto Carlos Ibáñez del Campo para abordar el vuelo que los llevó hasta Santiago. Amablemente, Kovalevskiy salió de la sala de embarque para relatar a La Prensa Austral el proceso de rescate que les tocó vivir, el sentido de esta expedición y un esperanzador mensaje cargado de humanidad.
Kovalevskiy cuenta con una amplia experiencia de más de cincuenta años de travesías en el mar, mientras que su compañero, un poco menos, apenas cuarenta. Por eso, no tuvieron temores a la hora de asumir este desafío, conscientes sí de los peligros que se pueden encontrar, como bien pudieron comprobarlo. “Cuando visitamos Talcahuano, el siguiente destino era Isla de Pascua. No fue posible ir, por las grandes olas y viento, muy terrible. Tenemos un teléfono satelital y nuestra jefa de expedición en tierra, Yulia Kalyuzhnaya, estaba en Pascua, llamamos en ‘Sea mayday’, emergencia. Ella visitó a la Armada de Chile, que buscó barcos cerca de nuestra trimarán. El barco ‘Sounion’, de bandera de Panamá nos salvó, mientras el catamarán nuestro murió”, relató el navegante ruso.
El hecho que el barco rescatista haya sido capitaneado por un ucraniano no fue un problema para los navegantes rusos. “Marineros en el océano son personas, todos amigos. Todos los navegantes del océano son hermanos ante el peligro”, subrayó. “Fue muy bueno que hayan estado cerca de nosotros, sino, hubiéramos muerto. Así que muy agradecidos por el barco ‘Sounion’”.
Misión extrema con
múltiples motivaciones
Ya superado este extremo episodio y con la tranquilidad que da estar a salvo, Evgeny Kovalevskiy explicó cómo fue que llegaron a realizar esta travesía.
“En velero, tengo experiencia de veinte años, usamos catamaranes y trimaranes inflables, no muchas personas lo utilizan. Y por primera vez en el mundo, decidimos dar la vuelta al globo usándolos. La principal idea era repetir el camino de los rusos navegantes del siglo XIX”, explicó Evgeny Kovalevskiy respecto de las motivaciones que tuvieron para este viaje.
Pero además de replicar las hazañas de sus antecesores, “otra principal misión es la fraternidad de la gente. Porque todas las personas del mundo son hermanos y hermanas. Nosotros queremos que en el mundo seamos todos amigos, por lo que también tenemos un programa educativo, porque soy profesor de Geografía. Hacemos clases para escolares rusos cada tres meses, mediante videoconferencia. Mil, dos mil escolares se conectan con nosotros para hablar de la geográfica del mundo, de Chile, Argentina, Sudamérica, y el océano, que lo consideramos muy importante. También tenemos un programa científico, de la ecología del océano y tres Guiness récords deportivos, porque no hubo una persona en el mundo que diera la vuelta al mundo usando inflable”, recalcó.
Una vez en Santiago, Evgeny Kovalevskiy y Stanislav Berezkin tomaron contacto con Yulia Kalyuzhnaya, para de ahí dirigirse a Isla de Pascua, “porque nuestra amiga tiene un catamarán inflable, les dijimos que queríamos continuar viaje y era necesario hacerlo en inflable. Después de Pascua iremos a Nuku Hiva (Polinesia francesa), Tahíti, Islas Cook, Fiji, Samoa, Nueva Caledonia, Australia, Indonesia, Océano Indico, Mauricio, Madagascar, Africa, y vuelta por el Atlántico. Son tres años. Terrible. En Sudamérica el mar no es difícil, es terrible, canal Beagle, Cabo de Hornos, Magallanes, Talcahuano, Pascua, todos son muy terribles para el catamarán”, concluyó el expedicionario.