La muestra pictórica: “La conquista de las rutas aéreas australes”
Víctor Hernández
Sociedad de
Escritores
de Magallanes
El 1 de julio de 1965 el coronel (r) de la Fuerza Aérea de Chile, (Fach) Enrique Flores Alvarez inauguraba en la antigua oficina de Lan Chile en el edificio del Hotel Cabo de Hornos, la exposición pictórica de veinte cuadros que resumía los principales hitos de la aviación en Magallanes.
La muestra venía precedida de elogiosos comentarios. En Santiago, estuvo en exhibición durante una semana en la galería Peñalba, donde fue visitada por miles de personas, que comprendían y dimensionaban las dificultades que enfrentaron los primeros pilotos que emprendieron una de las mayores epopeyas de la historia aeronáutica: unir a la provincia de Magallanes con Chile y el resto del mundo por vía aérea.
En los días previos a la llegada de la exposición a Punta Arenas, la escritora chilena Matilde Ladrón de Guevara había publicado un emotivo artículo en el diario La Nación de la capital. En uno de sus párrafos señalaba lo siguiente:
“Esta exposición rememora una gesta heroica de la Fuerza Aérea, de la Línea Aérea Nacional y de equipos civiles al emprender los vuelos iniciales efectuados en la ruta más inhóspita del mundo: Santiago-Magallanes. No podemos olvidar que en aquella época el material de vuelo era técnicamente inapropiado para realizar raids en que los elementos de la naturaleza hacían de ellos una verdadera hazaña”.
El creador de la muestra Enrique Flores Alvarez, era un antiguo oficial que había vivido la etapa pionera, romántica de la aviación. Hombre cercano a Arturo Merino Benítez, se le contaba como parte del contingente que formó la Escuela de Aeronáutica Militar, el 5 de marzo de 1930, antecedente directo del primer curso que unificó los servicios aéreos de la Armada y del Ejército, que como sabemos, dieron vida a la Fuerza Aérea Nacional hoy Fach, el 21 de marzo de ese mismo año.
Militar, artista y escritor
Flores Alvarez fue un hombre multifacético. A su brillante carrera como aviador militar, jalonada de éxitos y condecoraciones, agregaba su vocación como escritor de obras históricas relacionadas con la aviación y sus sobresalientes cualidades artísticas, donde era ampliamente reconocido como pintor y fotógrafo aficionado. Nacido en Santiago el 1 de octubre de 1909, fueron sus padres, la dama Mercedes Alvarez del Pino y el doctor en lingüística, Maximiano Flores Fernández. Ingresó como cadete a la Escuela Militar en 1928. De carácter reservado, estudioso, obsesivo en la planificación de los detalles, pronto reveló una faceta que lo acompañó toda su vida. A diferencia de muchos de sus compañeros de vuelo conocidos por su arrojo e intrepidez, Enrique Flores destacaba, además de su pericia, por su prudencia para pilotar aviones. Rara vez se vio envuelto en algún accidente que lamentar, de los muchos que hubo en los primeros años de la aviación militar chilena.
Desde los primeros días de la Fach como institución independiente, Flores emprendió la titánica misión de reunir y recabar toda la documentación que existía en ese momento en diarios y periódicos sobre la incipiente aviación en nuestro país. El resultado de su investigación fue plasmado en los dos volúmenes titulados “Historia de la Aviación en Chile”, editados en la imprenta Rapid ubicada en calle Nueva York 07 en pleno centro de Santiago. Mientras el primero de ellos, aparecido en 1933, recupera y reordena los principales acontecimientos aéreos registrados entre 1913 a 1920, el segundo tomo que vio la luz en 1934, analiza el rápido crecimiento de la aviación como arma aérea en el período 1920-25.
En los círculos castrenses, la obra del joven Flores Alvarez fue interpretada como el intento de justificar históricamente, la existencia del medio aéreo y su necesidad de operar con personal y material de vuelo propios. El mismo Presidente de la República, Arturo Alessandri Palma no escatimó elogios para el autor, en momentos en que la Fach requería con urgencia de aviones y de la realización de cursos de perfeccionamiento para sus pilotos.
En aquél entonces, el jefe de Estado suscribió un acuerdo con los regímenes totalitarios de Alemania e Italia para la compra de aeronaves. Sin embargo, el material proveniente de esta última nación presentó innumerables problemas, como se desprende de la orden de baja emitida el 20 de marzo de 1944, de 16 aviones y 18 motores modelos Nardi y Breda, en circunstancias que no alcanzaron a completar cinco años de vida útil.
El informe final en que, el ahora capitán de bandada Flores Alvarez ofició como integrante de la comisión investigadora, concluyó que los aviones italianos no cumplían con los requisitos necesarios para operar en Chile, entre otros motivos, por su elevado costo de mantenimiento, unido a la falta de aeródromos que permitieran el trabajo seguro de este material, pero, fundamentalmente “porque las características de empleo múltiple que se han pretendido asignar, además de su principal de ataque, no favorecen la idea de servicios generales por cuanto, además de no destacarse en ninguna de las modalidades anotadas, algunas deben ser eliminadas”.
Esta decisión fue adoptada en momentos en que se vivían los días más feroces de la II Guerra Mundial y el país experimentaba una fuerte contracción económica. Un poco antes, en 1940, Enrique Flores había convencido al alto mando de la Fach de revivir el histórico primer cruce en aeroplano de la cordillera de los Andes efectuado por Dagoberto Godoy en 1918 y que a la postre, significó instituir como “Día de la Fuerza Aérea” al 12 de diciembre, fecha en que el citado aviador consumó dicha hazaña.
Para recordar ese acontecimiento, Flores adecuó un viejo avión Spad de 1916, con motor Hispano Suiza de 220 H.P. propiedad del conocido aviador civil Clodomiro Figueroa, quien mantenía al vetusto aeroplano casi desarmado, “especialmente las mangueras de los sistemas de combustible y lubricación, estaban rotas o quemadas”. Al respecto, en la página 910 del tomo II de la Historia de la Fuerza Aérea de Chile, nos encontramos con la siguiente descripción:
“El capitán Flores, que se desempeñaba como secretario e instructor del Club Aéreo de Chile en Los Cerrillos, adquirió en la ferretería Montero los elementos necesarios y con la ayuda del teniente José María Mellado, con paciencia y sacrificio, lograron dejarlo en aceptables condiciones de vuelo. El día citado, a las 16,10 horas emprendió vuelo hacia Mendoza, donde aterrizó en “Los Tamarindos” una hora y cuarenta y cinco minutos después, mientras a esa misma hora en Santiago se desarrollaba una manifestación en honor de Dagoberto Godoy”.
Otra demostración realizada por Flores ocurrió el 20 de agosto de 1941, con ocasión de la colecta nacional “Alas para Chile” organizada por el Primer Mandatario de la nación, Pedro Aguirre Cerda, con el propósito de obtener recursos para dotar de aviones a los diferentes clubes aéreos que nacían en el país. El día de la exhibición, Flores, al mando de un avión Piper J-4 coupé de color rojo, llevando de copiloto al secretario privado del Presidente Aguirre Cerda, el también aviador civil Sergio Valdovinos Fernández, efectuó un singular aterrizaje en el paseo Bulnes en el Barrio Cívico, a metros de La Moneda, ante la admiración de miles de personas congregadas en pleno centro de Santiago.
Tal vez la mayor contribución de Enrique Flores Alvarez al Patrimonio Aéreo Nacional, lo constituye sin dudas, su proyecto de cautelar en un solo espacio físico todo vestigio material e inmaterial que tuviera algún vínculo con la aeronavegación. Para tal efecto, el ministro de la Defensa, Oscar Escudero y el comandante en jefe de la Fach, Manuel Tovarías Arroyo, gestionaron ante el gobierno del Presidente Juan Antonio Ríos la creación del Museo de la Aviación, oficializado por el Decreto Supremo Nº486 del 13 de julio de 1944. Recordemos que, en sus inicios, funcionó en una vieja casona en calle Catedral Nº2092 y después de permanecer un tiempo en la Dirección de Aeronáutica y en el Museo Histórico Nacional, se reubicó en 1968 en el pabellón París, de Quinta Normal, donde permaneció por casi un cuarto de siglo. En 1992 el gobierno de Patricio Aylwin Azócar dispuso su traslado, hacia el aeródromo de la comuna de Cerrillos, donde se ubica actualmente. En tanto, el 26 de octubre de 1995, el Presidente Eduardo Frei Ruiz Tagle le reconoció a través del Decreto Nº800 su carácter nacional, pasando a llamarse de allí en adelante Museo Nacional Aeronáutico y del Espacio.
Nombrado subdirector de la Escuela de Aviación en 1946, en los años siguientes, se dedicó a compilar nueva documentación aérea que le llevó a escribir la monumental obra “Historia Aeronáutica de Chile”, publicada en los talleres de la Fach en 1950. Finalmente, el 12 de abril de 1956 se retiró del servicio activo con el grado de comandante de grupo, que equivale en los días de hoy, a coronel de aviación.
La exposición en
Punta Arenas
Hacía una década que Enrique Flores estaba alejado del ámbito militar cuando llegó al austro a presentar su obra pictórica. Con la excepción de las clases que impartía ocasionalmente en la Escuela de Aviación, su tiempo libre lo dedicaba a su otra pasión: la pintura. En esta condición, Lan Chile le ofreció el hall de su local para que expusiera su obra denominada “La conquista de las rutas aéreas australes”.
Se trataba de un recorrido iconográfico que incluía el primer vuelo sobre Punta Arenas, realizado el 23 de agosto de 1914 por Luis Omar Page. Se podía apreciar también, el primer cruce aéreo del estrecho de Magallanes efectuado por David Fuentes Sosa, el 1 de noviembre de 1916 uniendo a Punta Arenas con Porvenir, y, el primer viaje internacional que unió a nuestra ciudad con la localidad de Río Gallegos, en Argentina, logro conseguido por Mario Pozatti el 29 de mayo de 1921. Es bueno recordar, que el Club Hípico sirvió como improvisado hangar y de pista de elevación y aterrizaje para estas primeras proezas de nuestra aviación.
La llegada de la aviación a la Patagonia fue representada por tres obras. Primero, a través del inmenso desafío que significó para el servicio aéreo del Ejército la internación en los intrincados fiordos de Aysén; luego, con los distintos vuelos de exploración realizados en Tierra del Fuego, donde incluso llegó a efectuar el primer correo aéreo entre Punta Arenas y Ushuaia, del aviador naval alemán, Gunther Plüschow y el famoso e histórico raid de Arturo Merino Benítez a Magallanes, consumado el 27 de enero de 1930.
Se incorporaban otros motivos como el establecimiento del grupo de anfibios Nº2 en Cabo Negro, los primeros vuelos de reconocimiento en torno al estrecho de Magallanes y la constitución con instructores de la Fach del Club Aéreo de Magallanes, el 23 de mayo de 1931. Después, el coronel Flores recuperaba otro eslabón perdido de nuestra historia aérea al ofrecer una tela con el vuelo del capitán Arturo Meneses que volvió a unir Santiago con Punta Arenas, en septiembre de 1934.
La epopeya de los aviadores civiles magallánicos quedó registrada en una particular interpretación del célebre vuelo de Franco Bianco en su mítico avión Saturno, quien, en una travesía que duró exactamente un mes, unió las localidades de Punta Arenas, Puerto Montt, Santiago, Mendoza, Buenos Aires, Comodoro Rivadavia, Río Gallegos, Punta Arenas, entre el 7 de junio y el 7 de julio de 1936. Como sabemos, la epopeya de Bianco tuvo connotación mundial.
Otro recuerdo imborrable es la creación de la efímera línea experimental Puerto Montt con Punta Arenas, con sus hidroaviones “Magallanes” y “Chiloé”, truncada dramáticamente por los sucesivos accidentes de estos botes voladores. El sueño frustrado de tener un servicio aéreo, regular y permanente en las provincias australes fue recompensado con las exitosas prospecciones de aeronavegación en peligrosas zonas cordilleranas.
Se agregaban otros cuadros tremendamente significativos a la colección, como la inauguración de la estación de Lan Chile en Punta Arenas en 1945y el comienzo de un itinerario de vuelos semanales con Santiago; la puesta en marcha, luego de un sinfín de dificultades, de la ruta aérea austral regional en el período 1946-51, que implicaba la cobertura de las postas Punta Arenas, Manantiales, Porvenir, Cerro Sombrero, San Sebastián, Bahía Felipe, Puerto Natales, Río Gallegos (Argentina), Punta Arenas.
Como corolario final se exhibía un cuadro del mítico vuelo sin escalas, Punta Arenas-Arica, una hazaña realizada el 20 de enero de 1954 que fue reporteada por los principales medios periodísticos de aquel entonces. La muestra culminaba con dos hitos que representaban el esfuerzo y el poderío en expansión de la aviación. Por un lado, el primer viaje a la Antártica en 1955 cuyo mensaje no admitía doble lectura: el territorio chileno se extendía hasta el continente blanco y, por último, la llegada de la era del jet a Magallanes en 1964.
El éxito de público para la exposición motivó al alcalde Carlos González Yaksic a proponer, que la colección quedara en manos del municipio de Punta Arenas para que adornara la sala de pintura de la futura Casa de la Cultura, que como hemos explicado en otras reseñas, funcionó en el Palacio Montes.
Entonces surgió la voz autorizada del escritor y político Enrique Campos Menéndez, que publicó varias cartas en La Prensa Austral y El Magallanes, haciendo ver a la comunidad que la muestra pictórica del coronel Flores debía en primer término, quedar para siempre en Magallanes y que, obviamente, el lugar idóneo era el Aeropuerto de Chabunco, hoy llamado Presidente Carlos Ibáñez del Campo.
“Así cada vez que un turista llegue a admirar nuestros paisajes o un magallánico regrese a sus tierras, sepa que ese viaje, cómodo y raudo que acaba de realizar, que ese milagro, que con tanta naturalidad acaba de cumplir, al estrechar en apenas horas nuestra larga geografía, la debe a los hombres que, con celo profesional, pasión deportiva o espíritu intrépido renovador, cabalgaron en esas débiles carabelas del aire”.
Finalmente, los designios de Campos Menéndez se cumplieron. El coronel Flores entregó los veinte óleos que conformaban “La conquista de las rutas aéreas australes” al escritor magallánico, para que fueran donadas a Punta Arenas. El 16 de diciembre de 1965, fecha que señalaba el 35º aniversario de la instalación del grupo de anfibios Nº2 en Magallanes, en una solemne ceremonia los cuadros fueron depositados en el aeropuerto de nuestra ciudad. Un inspirado Campos Menéndez comenzó haciendo recuerdo que fue su hermano Alfonso el autor del proyecto que se transformó en la ley Nº10.006 la cual, otorgó recursos para la construcción del aeropuerto. Enseguida expresó del coronel Flores y de su obra:
“Salido del servicio activo, quiso seguir volando con la imaginación, poniendo en el lienzo el heroísmo de los precursores de la aviación en estas regiones, para conocimiento de los viajeros que llegan a estas latitudes. Así sabrán quienes iniciaron los vuelos, que hoy nos permiten unirnos en tres horas con el corazón de la República”.
Para finalizar, agregaremos que Enrique Flores Alvarez en 1983 fundó y fue el primer presidente del Instituto de Investigaciones Aeronáuticas de Chile. Tuvo dos hermanos, Maximiano, otro destacado aviador y Rodrigo, once veces campeón de Chile de ajedrez, ingeniero civil de fama internacional, diseñador de proyectos como la Torre Entel, y de los edificios para Endesa y Codelco.
Enrique Flores falleció en Viña del Mar el 1 de mayo de 1997.