Directora de la Casa Azul del Arte: “¿Dónde está el respeto hacia todo lo que hemos hecho?”
Las deplorables condiciones en que se encuentra el recinto educativo obligaron a los funcionarios
a suspender los talleres formativos como medida de seguridad para evitar accidentes.28
años de historia cumple el establecimiento surgido a partir de un programa de desarrollo comunitario
Marisol Retamal G.
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Las docentes Janette Contreras y Griselda Bontes arribaron a la Casa Azul del Arte cuando ésta inició sus actividades formativas en 1995. Veintiocho años después, ambas educadoras siguen desempeñándose en ese recinto que en estos días es noticia por una lamentable realidad: sus instalaciones se encuentran en tales condiciones que hacen insegura la realización de actividades, arriesgando la integridad física tanto de funcionarios como de alumnos.
Un informe de la Contraloría General de la República, que data de 2010, avala lo señalado por Janette Contreras, directora de la Casa Azul del Arte. Pero pareciera que el “crítico” estado de las dependencias ubicadas en Avenida Colón 1027 no generan interés de las autoridades correspondientes ya que han transcurrido 13 años de un estudio que da cuenta del estado de pisos y muros, de grietas y de la constante rotura de los radiadores de una construcción que “se cae a pedazos”.
Janette Contreras insiste en que el problema de abandono en que se encuentra la Casa Azul del Arte no es exclusivo de la actual administración edilicia, ya que anteriores alcaldes tampoco hicieron mucho por el recinto. Varias han sido las veces que han solicitado audiencias con los correspondientes secretarios generales de la Corporación Municipal de Punta Arenas y no han recibido respuesta positiva. En abril del año pasado lograron conversar con el alcalde Claudio Radonich con la intención de abordar el futuro del establecimiento, pero no hubo respuestas claras.
La Casa Azul debutó como un programa de desarrollo comunitario en 1993, en juntas de vecinos. En 1995 partió como tal en sus dependencias de Avenida Colón. Las actividades se intensificaron y se convirtieron en un espacio cultural con un plan de gestión propio. Cientos de alumnos han pasado por sus aulas y sólo en 2022 tuvieron a más de 1.500 estudiantes, entre niños, jóvenes y adultos.
Pero el actual panorama es poco optimista. “Va a llegar diciembre y ¿nos van a finiquitar? ¿Dónde está el respeto hacia todo lo que hemos hecho?. Acá no hay una valoración hacia todo lo que se ha entregado hacia la comunidad. Sentimos que abandonar es también una forma de desligarse de una responsabilidad”, señala Janette sobre la forma en que considera que la Cormupa y el municipio de Punta Arenas se han desentendido de la Casa Azul del Arte.
Aunque sus actividades se han concentrado en sus deterioradas instalaciones también han trabajado en colaboración con otros espacios culturales como Imago Mundi, La Idea, Zur Vértice, Clap y Agaci, y en liceos como Sara Braun, Luis Alberto Barrera y el ex Ceia.
Para este 2023 la Casa Azul pretende ejecutar 39 proyectos, pero no saben cuándo podrán realizarlos dadas las condiciones físicas de sus oficinas. Por eso solicitan que la Cormupa gestione un arriendo para poder trabajar, pero hasta ahora nada de eso ha ocurrido.
Arte para todas las edades
Griselda Bontes, profesora de Artes Visuales, ha encabezado talleres de pintura, grabado, cerámica, mosaico y marionetas en sus casi 30 años como profesora de la Casa Azul.
Muchos de quienes han sido sus alumnos hoy son profesionales que se desempeñan en el ámbito de las artes, la creación, la arquitectura y la educación.
Ha visto cómo llegaron sus primeros alumnos, que después crecieron y llevaron a sus hijos, por lo que se va transmitiendo de generación a generación esta tradición de ser alumno de la Casa Azul.
En los últimos años se han incorporado estudiantes con necesidades educativas especiales y muchos adultos mayores que han querido plasmar su creatividad a través de las artes.
Para la docente es triste no iniciar los talleres formativos. “Estamos a la espera de lo que va a pasar con nosotros. Efectivamente esto ha sido muy complicado”, agrega.
Arquitecta ex alumna
Pamela Domínguez es arquitectura y magíster en Historia del Arte de la Universidad de Chile. Cursando su enseñanza media se incorporó a la Casa Azul como alumna de talleres de fotografía y grabado. Hoy esta profesional califica como injusto el trato recibido por los funcionarios de la Casa Azul, que siempre acogieron a sus estudiantes, les enseñaron las artes, y los acercaron a un trabajo colaborativo en el que pudieron desarrollar su creatividad.
Recuerda con cariño el incentivo que siempre recibió de sus maestras por seguir el camino artístico. “Es grave que hoy no se le tome el peso a la necesidad de contar con espacios culturales en los que se desarrolla la educación artística como tal. En una escuela se desarrolla la creatividad y la colaboración y en Casa Azul se trabaja por democratizar la cultura y la educación artística y llevarla a todos los sectores”, afirma.
A su juicio “la Casa Azul sigue siendo un diamante en bruto en Punta Arenas, tiene muchas potencialidades y entrega un gran aporte a la educación artística con lo poquito que tienen para hacerlo. Por eso hay que darle un espacio con dignidad a quienes trabajan ahí porque se lo merecen”.